«La grandeza nace de pequeños comienzos»

Bienvenido a La Hermandad, la newsletter de Fitness Real.

Una newsletter dedicada exclusivamente a ayudarte a alcanzar la persona que sabes que puedes llegar a ser.

Espero que la disfrutes, que aprendas y que luego lo pongas en práctica.
Y gracias de corazón por estar ahí una semana más.

¡Empezamos!

¿Te apasiona la nutrición?
¿Quieres dedicarte a ello de forma profesional?
¿Y, sobre todo, de forma legal?

Lee esto, porque aquí tienes la solución.

Hace una década me saqué el Técnico Superior en Dietética y lamentablemente no fue una experiencia demasiado positiva, porque el temario que me daban estaba completamente desactualizado, había muy poco temario específico del área de la nutrición que a mi me gustaba (la nutrición deportiva) y los profesores no trabajaban en el sector.

Fit Generation ha decidido cambiar las cosas y crear un grado que realmente te ayude a aprender y a ser el mejor profesional posible.

– Un grado superior oficial que acredita para ejercer de forma legal.
– Formación 100% online, con clases en directo pero que las puedes ver en diferido si así lo prefieres.
– Profesores que se dedican al sector de la nutrición y que son referentes en redes sociales.
– Temario actualizado y centrado en la nutrición deportiva.
– Te enseñarán a trabajar tu marca personal para crear tu propio proyecto de nutrición si así lo deseas.

¿Te interesa ser dietista de forma legal?
Pues infórmate sin compromiso aquí.

Sinceramente, si quieres dedicarte a la nutrición deportiva no se me ocurre una opción mejor. Ojalá algo así hubiera existido cuando yo me saqué el título.

Tener críos es una fuente de aprendizaje continua.

Tanto para ellos como para nosotros.

Les intentamos enseñar para que sean personas fuertes, enteras, funcionales, justas, buenas…y más veces de las que nos gustaría reconocer acabamos dándonos cuenta que muchas de las lecciones que tratamos de inculcarles a veces ni siquiera nos las aplicamos a nosotros mismos.

En la reflexión de hoy te voy a hablar de una de estas lecciones en particular que me ha hecho pensar largo y tendido durante estas dos últimas semanas. Espero de corazón que te ayude y que apliques lo que te voy a explicar.

Porque si lo haces, tu vida mejorará.
Vamos a ello.

Mi hija mayor tiene casi 6 años, y ya desde hace bastante tiempo mi mujer y yo le estamos enseñando (en la medida de sus capacidades) el sentido de la responsabilidad.

Y lo intentamos hacer de diversas formas.

Por ejemplo, ella sabe que debe ser responsable de sus cosas. Es decir, saber dónde están sus juguetes y cuidarlos, ordenar su habitación, hacer su cama….

También la hacemos partícipe del día a día, por lo que nos ayuda a poner la mesa y luego a dejar los platos y cubiertos sucios en el lavaplatos, a tirar las basuras y ordenar el comedor antes de irnos a dormir.

Intentamos potenciar su independencia poco a poco, por lo que se prepara la ropa ella misma, se prepara el cepillo de dientes y se los lava sola…

Cositas que creemos que la harán una personita lo más independiente y responsable posible.

Pero claro, es una niña de casi 6 años, por lo que no es raro que, de vez en cuando, no esté por la labor de hacer todo eso. Hay cosas mucho más divertidas e interesantes que ponerse el pijama, lavarse los dientes u ordenar sus juguetes antes de dormir.

A veces se resiste y se enfada.
Otras, en vez de quejarse, decide hacerlo…pero a medio gas.

Recoge las cosas escondiéndolas debajo de los muebles, hace ver que se lava los dientes o tarda una eternidad en decidir qué ropa se pone (para luego quejarse de que no tiene tiempo para jugar).

Últimamente me he dado cuenta que le repito mucho lo siguiente: es mejor hacer las cosas bien una única vez, en vez de hacerlas mal varias veces.

Intento hacerle entender que cuesta muy poco más hacer las cosas mucho mejor.
Que puedes tardar un poquito más en hacer las cosas bien, pero que siempre tardarás el doble cuando debas repetirlo porque la primera vez lo has hecho mal.

Se tardan 2 minutos en cepillarse bien los dientes.
Se tardan 10 en hacerlo mal, enfadarse, quejarse y acabar haciéndolo bien.

Se tardan 5 minutos en recoger los juguetes.
Se tardan 10-15 en hacerlo mal, enfadarse, montar un show y acabar recogiendo los juguetes.

Se tardan 5 minutos en elegir la ropa y vestirse.
A veces hemos llegado a estar 20 minutos de broncas por su parte para, al final, elegir la ropa y vestirse.

Y ese tiempo que perdemos de forma absurda podríamos usarlo para jugar, leer un cuento más largo o para cualquier cosa más productiva y satisfactoria para todo el mundo.

¿Estamos de acuerdo en eso?
Espero que sí.

Y a pesar de saberlo, muchas personas no aplican esa lección a ellos mismos.
Todos somos culpables de fallar en eso.
Y, por ende, fallarnos a nosotros mismos en el proceso.

¿Sabes por qué? Porque como haces las cosas dice mucho de ti.

Tu nombre está ligado a cada una de tus acciones, por lo que si haces las cosas deprisa, corriendo y de forma chapucera…¿qué crees que dice eso de ti? ¿Qué impresión se llevan los demás de ti?

Y mucha gente cree (o se cuenta a sí misma) que las pequeñas cosas no importan. Que los detalles son irrelevantes. Que se aplicarán en serio cuando sea algo importante y valga la pena hacerlo bien.

Y en mi experiencia eso no es cierto. Nunca funciona así.
Si no eres capaz de hacer bien las pequeñas cosas jamás serás capaz de hacer bien las grandes cosas.

Por lo tanto, te animo a que reflexiones sobre este principio y veas si lo estás aplicando con diligencia a tu vida. Si te estás implicando en cada una de las cosas que haces. Si lo haces bien una vez o si funcionas por inercia y luego tienes que volverlo a hacer y además limpiar el estropicio que has ocasionado la primera vez.

Te lo repito: lo que haces y cómo lo haces dice mucho de ti.
Y te lo recuerdo: si vale la pena hacerlo, vale la pena hacerlo bien.

La semana pasada os di una lista de 10 acciones que no requerían de talento y que llevaban, indefectiblemente, a una mejor vida. Os pedí que reflexionarais sobre cuál de las 10 os costaba más llevar a cabo.

David comenta:
«Sin duda alguna, decir que no.

Muchas veces digo que sí a planes que, directamente, me la sudan o sacrifico planes míos por planes de otros que ni me llenan ni me interesan lo más mínimo. Lo hago para no provocar enfados, para no generar discusiones y para que las aguas estén calmas por fuera, aunque por dentro la tormenta puede ser brutal.

Mi error es decir NO cuando ya me he tragado muchos «noes».
Y precisamente es esa negativa agresiva la que acaba llevando a discusiones.

Lo ideal sería decir que no con mejores palabras y una actitud calmada, exponiendo el por qué. Esto seguramente ayudaría a que la respuesta de la otra persona fuese distinta, quizá, porque al final tampoco podemos controlar las respuestas ni las reacciones de los demás».

Patricia dice:
«Lo que más me cuesta es callar cuando toca, y es algo de lo que soy consciente.

Muchas veces hablo de más, no dejo hablar a los otros, interrumpo o no presto la atención suficiente a lo que me están diciendo sacando conclusiones antes de que hayan acabado de hablar.

Voy mejorando muy poco a poco, estoy en el trabajo de interiorizar el «sé impecable con tus palabras» y joder, ¡qué difícil es!. Pero muy poco a poco voy identificando momentos en los que lo consigo y de eso se trata al final, de mejorar un poquito cada vez en lugar de ponerse metas inalcanzables»

Laura explica:
«Creo que hay dos puntos que me cuestan especialmente.

Por un lado, la puntualidad. Creo que es un tema de no tener claras mis prioridades a la hora de intentar abarcar mucho en poco tiempo e intentar maximizar mi productividad.

Por otro lado, me cuesta decir que no, que creo que también parte de no saber priorizar. Muchas veces en mi vida he priorizado el ayudar y quedar bien con los demás, olvidándome a mi misma».

Mil gracias a todos una semana más por compartir vuestras reflexiones con toda La Hermandad.
Es una gozada leer vuestras respuestas.

Esta semana os propongo la siguiente pregunta:

¿Cuál ha sido la época de más felicidad de la última década?
¿Cómo puedes recrear algo de la magia de esa época pasada en el ahora y durante los próximos meses?

Con ganas de leer estos momentos de felicidad.

Podéis mandarme vuestras respuestas respondiendo a este correo.

Los leo todos, ya lo sabéis 😉

Muchas personas quieren cambiar su comportamiento.
O desean que personas de su alrededor lo modifiquen.
Pero por desgracia mucha gente fracasa estrepitosamente, tanto en lo primero como en lo segundo.

En esta charla la neurocientífica Tali Sharot nos explica qué pasa en el cerebro para que tantas personas se resistan a aplicar un cambio que saben que es positivo para ellos y nos da varias herramientas muy interesantes para poder lograrlo.

Increíble charla.

PREGUNTA:
Víctor ¿Cómo puedo superar la vergüenza de ir al gym? He engordado y no me atrevo…

RESPUESTA:
Aunque esta pregunta parece que sea muy específica, en realidad es un mero ejemplo de un problema mucho más general y que afecta a muchas personas: el miedo al «qué dirán».

¿Por qué no te atreves al gimnasio? Pues porque tienes miedo de que las demás personas puedan juzgarte, criticarte o reírse de ti.

Si pudieras ir a un gimnasio en el que estuvieras totalmente sola…¿irías?
Lo más probable es que sí, por lo que el problema reside en las demás personas.

Ir al gimnasio, por descontado, no es lo único en lo que nos bloqueamos por miedo al qué dirán.

La manera en la que nos vestimos, la música que escuchamos, el peinado que llevamos, los proyectos que empezamos, la carrera que elegimos…todo eso es susceptible de estar encorsetado por el miedo que tenemos al «qué dirán».

Es decir, acabamos modificando nuestras acciones en base a las demás personas. ¿Te parece una buena manera de vivir la vida?

La solución, en tu caso, podría pasar por entrenar en casa y así evitar a las demás personas, pero eso en mi opinión es simplemente evitar el problema en vez de ganar la fortaleza para solucionarlo de raíz.

Por lo tanto, mi respuesta irá enfocada a que te atrevas a hacer lo que quieres hacer.

Déjame que te cuente el efecto foco.

El efecto foco es el sesgo cognitivo que nos hace creer que la gente nos presta más atención de la que en realidad nos presta. Creemos que el mundo piensa tanto en nosotros como nosotros pensamos en nosotros mismos. Y para nada.

¿Sabes en lo que están pensando los demás? En ellos.

No te estarán prestando atención ya que la mayoría de personas está demasiado absorta en sus propias movidas como para fijarse en si una chica del gym tiene algo de sobrepeso y no debería estar ahí.

Hay estudios que han puesto a prueba el efecto foco y han observado que menos de la mitad de las personas que crees que se están fijando en ti en realidad lo están haciendo. Por lo tanto, debes entender que esa vergüenza o miedo que tienes está, en gran medida, en tu mente.

¿Hay gente que tal vez te mirará?
¿Que te juzgará?
¿Que te criticará?
Pues tal vez.

No te voy a engañar y a decir que esta gente no existe, porque ahí están, dando por saco al mundo en general.

Pero cretinos hay en todos lados. Si no quieres ir al gimnasio para evitarlos también es mejor que te quedes en casa, porque por la calle también los hay. Y muchos más….

Entiendo que el gimnasio puede parecer un sitio muy intimidante si eres nueva, pero debes comprender que la gente no te está prestando atención. Y la mayoría de personas respetará el hecho de que estés ahí dejándote la piel queriendo mejorar.

Por lo tanto, creo que el trabajo que debes hacer es armarte de valor e ir.
Enfrentarte a esa incomodidad, zambullirte en ella y plantarte en el gimnasio.

Cuando ya hayas ido unas cuantas veces verás que todo lo que creías que pasaría estaba en tu mente.
Verás que no pasa nada.
Que puedes entrenar en paz y que has hecho lo correcto.
Te habrás demostrado que eres una persona valiente, que ha sido capaz de sobreponerse a sus miedos.
Y esa valentía la podrás extrapolar a otros ámbitos de tu vida.

Ah, y si tienes la mala suerte de toparte con un cretino o una cretina…será una lección muy importante para entender que estás ahí por ti. No por los demás. Y que lo que tú piensas de ti es más importante que lo que los demás piensen o digan de ti.

Mucho ánimo.
Y ve al gimnasio 😉

«Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento».
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Publicado el 30 de mayo de 2024Categorías: La Hermandad0 Comentarios on LA HERMANDAD – 30 de mayo de 2024

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Sobre el autor: Víctor

Me llamo Víctor y soy el creador de fitnessreal.es Llevo más de 12 años en el gimnasio y si de algo me he dado cuenta es que en el mundo del gimnasio y la nutrición lo que más abunda es la desinformación y los mitos absurdos. Por eso creé Fitness Real, para ayudar a la mayor cantidad de gente posible a no cometer todos los errores que yo sí he cometido y hacer más sencillo y gratificante un camino de por sí plagado obstáculos y sacrificios, pero aún así increíble y lleno de satisfacciones.

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