«La grandeza nace de pequeños comienzos»

Bienvenido a La Hermandad, la newsletter de Fitness Real.

Una newsletter dedicada exclusivamente a ayudarte a alcanzar la persona que sabes que puedes llegar a ser.

Espero que la disfrutes, que aprendas y que luego lo pongas en práctica.
Y gracias de corazón por estar ahí una semana más.

¡Empezamos!

Antes de empezar la newsletter de hoy quiero comentaros dos cosas importantes:

1) Quiero dar las gracias de corazón a todos los que durante esta última semana me habéis mandado mensajes de apoyo y cariño a raíz de la muerte de Haru. He recibido decenas de mensajes que me han ayudado mucho en estos momentos complicados. Os lo agradezco.

2) Por otro lado, quiero avisaros que en un par de semanas lanzaré mi próximo proyecto. Lo he mencionado con cuentagotas pero llevo varias semanas trabajando como un loco en él y está quedando increíble.

En breve os podré explicar mucho más.

Solo deciros que los de La Hermandad seréis los primeros en saber de qué se trata, tendréis acceso preferente, con unas ventajas exclusivas y a un precio al que nadie más tendrá acceso.

Si queréis tomaros el desarrollo personal en serio y queréis un sitio que os ayude a convertiros en el héroe de vuestra propia historia…aquí encontraréis vuestro espacio. Os lo prometo.

Un par de semanas más…

El otro día en el Preguntas y Respuestas me hicieron la siguiente pregunta: «¿Está bien no querer ser «alguien»? No quiero ser emprendedor, viajero, gurú, jefe…»

Esta pregunta me dio que pensar, ya que es algo en lo que llevo reflexionando mucho tiempo, porque son cosas que también me he planteado para mí mismo.

Y al hacerlo he llegado a algunas conclusiones que creo que te pueden servir si estás en una situación parecida a la persona que me hizo esta pregunta.

Vamos a ello.

Vivimos en una época extraña.

Una época de hiperconectividad, de exhibicionismo digital, de extravagancia social, de mostrarte al mundo siendo una persona que no eres, de tratar de secuestrar la atención de la gente a cualquier precio y, sobre todo, de querer generar problemas o necesidades inexistentes para luego intentar vender soluciones innecesarias.

Y yo creo que todo este caldo de cultivo hace que la pregunta de hoy cobre especial relevancia.

Porque cuando te das un paseo por redes sociales es frecuente que tu vida, en comparación con lo que ves, te parezca una mierda.

La gente tiene un estilo de vida que tu no tienes, hace viajes que no te puedes permitir, tiene un cuerpo que solo en tus sueños puedes alcanzar, dinero para enterrarte, cochazos, mansiones, seguidores, libertad financiera, son dueños de su tiempo…

Y cuando comparas tu realidad con ese escaparate es normal que te sientas un poco como un mindundi.
Y tu cabeza se empieza a hacer preguntas:

¿Qué estoy haciendo con mi vida?
¿Acaso estoy desperdiciándola siendo un don nadie?
¿Debería emprender?
¿Debería viajar?
¿Debería ganar mucho más dinero?
¿Debería vivir en una mejor casa?
¿Tener mejor ropa?
¿Un mejor coche?
¿Un reloj de miles de euros?

¿Debería empezar a ser «alguien»?

Y ahí empezamos a entrar en terreno peliagudo.
¿Qué significa «ser alguien»?

Porque sí, estoy de acuerdo en que «ser alguien» es uno de los anhelos más fundamentales del ser humano. Y con eso me refiero a construirse a sí mismo. Ser su propia persona, determinarse por uno mismo y ser fiel y auténtico en vez de sucumbir a la presión del mundo que lo rodea.

Yo al menos entiendo así la vida y hago todo lo posible para lograrlo.

Pero para muchos «ser alguien» no representa eso.
Para muchos supone centrarse en «ser alguien» a ojos de los demás.
Anhelar cosas que otras personas han insertado en tu mente.
Cubrir necesidades que no eran tuyas en primera instancia.
Alcanzar un estatus elevado entre gente que te importa tres pepinos.
Convertirte en una persona de éxito, solo que cubriendo una definición de éxito que no es la tuya.

¿Me estás siguiendo?

Déjame que te diga dos cosas que genuinamente pienso que son verdad:

1) La mayoría de tus anhelos no son verdaderamente tuyos. Son de otras personas, y tú has decidido convertirlos en tuyos.
2) La mayoría de necesidades surgen de tus inseguridades más profundas.

Te lo digo porque a mí me ha pasado.
Qué puñetas….me pasa constantemente.

Te pongo un ejemplo:

Veo un reel de alguien mostrando una casa impresionante y una parte de mí se altera y piensa «yo quiero esto». Mi casa no es suficiente. Tengo que vivir en una casa más grande. Más cara. Más espaciosa y lujosa. La mía es una mierda.

Y luego, cuando me sincero conmigo mismo, entiendo que esa necesidad no es mía. Yo vivo tranquilo en mi casa. No necesito más. Tengo suficiente.

Tengo.
Suficiente.

Una casa enorme representa un precio que no estoy dispuesto a pagar. Más horas de trabajo y, por lo tanto, menos horas con mi familia. Menos tranquilidad. Más estrés. Menos tiempo para mí. Menos serenidad.

Y una casa puede ser muy grande y cara, pero lo que yo quiero no es una mansión.
Es un hogar.
Y eso ya lo tengo.
Porque mi hogar lo forman las personas que viven conmigo.

¿Por qué entonces quiero la mansión cuando la veo?
Por mi inseguridad. Por mi miedo a no ser suficiente si no tengo pertenencias que socialmente se asocian a éxito y a triunfo.

Un reloj caro da la hora exactamente igual que mi MiBand de 16€
Un cochazo me lleva a los mismos sitios que mi Citroën. Y en el mío caben las dos niñas y tiene un maletero que te cagas.
Una camiseta de 100€ hace la misma función que una de 10€

Déjame pues, que te plantee dos preguntas CRUCIALES.

¿Si nadie pudiera ver que tienes aquello que deseas…lo seguirías queriendo?
Si te preguntas por qué quieres lo que dices que quieres…¿Obtienes buenas respuestas de vuelta?

Porque si lo que quieres solo lo valoras porque otras personas pueden verte con ello y, además, si no tienes buenas respuestas para explicarte a ti mismo por qué lo quieres…tenemos un problema. ¿Estamos de acuerdo?

Y ojo, hemos estado hablando de cosas materiales, pero el mismo principio se aplica a otras menos tangibles.

¿Por qué quieres emprender?
¿Por qué quieres viajar?
¿Por qué quieres ser un jefe?
¿Por qué quieres ser un gurú?

Si no tienes buenas respuestas de vuelta o si entiendes que quieres eso solo por el supuesto estatus que te otorga a ojos de los demás y no te interesa jugar a ese juego…yo diría que es de las mejores cosas que te podrían haber pasado.

Yo soy emprendedor, y sé perfectamente por qué lo quiero ser. Estoy siendo fiel a mí mismo.
Yo quise ser jefe porque se suponía que era lo que debía hacer. Y me arrepentí de ello.

Muchas personas no llegan a un nivel de introspección tan profundo, y se pasan la vida intentando cubrir un hueco existencial y espiritual con banalidades como la validación externa, estatus superficial, dinero que no necesitaban y posesiones que les vuelven esclavos de un estilo de vida que les mata lentamente…

Si no quieres todo eso y estás siendo fiel a ti mismo…adelante.
No tiene nada de malo no querer ser «exitoso» (o lo que la gente entiende por exitoso).
No tiene nada de malo no querer ser «alguien».

Pero recuerda:
No querer ser todo eso por decisión propia no te hace ser «nadie».
Te hace ser «tú mismo».

Y eso debería ser suficiente 😉

La pregunta que os planteo esta semana son las siguientes:
¿Has estado persiguiendo algo que en realidad no querías? ¿Simplemente porque desde fuera te habían hecho creer que era lo que debías querer? ¿Qué fue? ¿Qué hiciste cuando te diste cuenta?

Son preguntas difíciles.
Pero necesarias.
Atrévete a ser sincero y honesto contigo mismo.
Lo agradecerás en un futuro, te lo garantizo.

Con ganas de leer vuestras reflexiones.
Las podéis compartir con el resto de La Hermandad contestando a este correo.

Las leo todas 😉


PREGUNTA DE LA SEMANA PASADA

La semana pasada os pregunté «si estabais valorando a vuestros seres queridos como se merecían y si se lo estabais demostrando«.

Os quiero contar algo fantástico.

David me escribió diciendo lo siguiente:
«Mi padre para mí es el espejo donde mirarme. Admiro su grandeza como persona pero me cuesta decirle la admiración que le tengo. Quizás por la forma en la que nos hemos educado y creer que hablar de sentimientos «no es cosa de hombres». Atreverme a expresar con palabras lo que siento por él creo que es un reto que, a pesar de ser bastante incómodo para los dos, valdrá la pena hacerlo».

Yo le respondí lo siguiente:
«Díselo David. Seguro que valdrá la pena. Ya me cuentas».

Al cabo de unos días esta fue su respuesta:

«Mi padre y yo estábamos comentando una situación de trabajo que para mí está siendo un poco difícil de gestionar y, como de costumbre, me dio unos consejos de oro que me ayudaron a relativizar la situación y a confiar mucho en mis capacidades.

La cosa se habría quedado ahí, pero tras la charla le dije que valoraba muchísimo todo lo que me aporta y que le admiro un montón. Para mí fue muy raro decirle eso a mi padre, no somos personas muy sentimentales que digamos… Para él creo que fue todavía más raro escuchar lo que le había dicho. Se quedó paralizado.

Tras esto me lancé a darle un abrazo.
Para rematar la jugada, me atreví a decirle que le quería.

Fue una situación muy extraña, incómoda y surrealista. Pero no sabes cómo valoro ese momento que viví.

Gracias por animarme a salir de mi zona de confort y a expresar lo que siento a la gente que quiero. Sé que no hacía falta que le transmita con palabras la admiración que le tengo, pero gracias a hacerlo viví un momento único».

Irene Villa es un ejemplo de superación.

Por si no la conocéis, a las 12 años ETA le puso una bomba en su coche, la cual detonó poco antes de que su madre la dejara en el colegio. Ese día perdió las dos piernas y tres dedos de una mano. Su madre perdió una pierna y un brazo.

Lejos de quedarse en el victimismo, Irene salió adelante. Su trabajó le costó, pero lo logró.
Perdonó, aceptó y vivió. Al máximo.
Es periodista, psicóloga, escritora, madre de 3 niños y además es campeona de esquí adaptado.

Pocos ejemplos verás tan claros de «lo que se te encuentras en el camino se convierte en el camino».
Aquí tienes una charla de Irene en la que regala varias joyas para interiorizar en nuestras propias vidas y, sobre todo, poner perspectiva.

PREGUNTA:
Víctor ¿No crees que la astronomía demuestra la existencia de Dios?

RESPUESTA:
Esta respuesta va a ser larga.
Te aviso para que, si quieres leerla, te sientes y te tomes tu tiempo porque es densa, aunque para mi es un tema super interesante. Espero que lo sea para ti también.

Hace ya algunas semanas que el tema de la religión y de Dios sale de forma recurrente en el Preguntas y Respuestas, por mensajes privados y por correos que recibo de parte de miembros de La Hermandad.

No es una novedad que existe un aumento de la religiosidad dentro del mundillo influencer, y es normal que llame la atención que yo diga abiertamente que no creo en Dios.

Es importante determinar los conceptos, por lo que cuando hablo de Dios me estoy refiriendo principalmente a la acepción religiosa del mismo. Más concretamente al Dios cristiano, aunque cualquier religión monoteísta me sirve.

Dos anotaciones previas:

1) No pretendo sentar ninguna verdad universal. Estoy solo dando mi opinión y mi manera de ver las cosas. Si tus creencias son diferentes a las mías, fantástico. Respeto absoluto. Si creer en Dios te hace ser mejor persona, estar más en paz o tener una vida más plena, adelante. Esto solo es un intercambio de opiniones.

2) Obviamente el tema de Dios es muy extenso y complejo, por lo que hoy no pretendo hacer una gran tesis al respecto. Me dejaré muchas cosas en el tintero, ya que simplemente pretendo contestar a una duda muy específica que he recibido de un suscriptor.

Si os interesa este tema, podemos hablar de él largo y tendido en otras ediciones de «La Hermandad».
No tengo ningún problema 😉

Dicho esto, vamos a ello.

La semana pasada compartí con todos vosotros un vídeo de la galaxia de Andrómeda, y en él se podían ver la inmensa cantidad de estrellas que existían en una pequeña parte de esa galaxia. Un suscriptor me dijo que a él también le apasionaba la astronomía, y que su estudio le había llevado a la conclusión de que Dios debía existir.

Yo opino justo al contrario.
Y me explico.

El universo es INMENSO.

Se estima que hay 2 billones de galaxias (2 millones de millones) solo en el universo observable, y cada una de esas galaxias puede tener 200-400 mil millones de estrellas. Y cada una de esas estrellas puede contener varios planetas.

Eso es mucho.
Intentar encajar esa cantidad en nuestra mente es imposible.
El ser humano no es capaz de procesar y comprender este tipo de números.

Y esa incapacidad de comprender y procesar la inmensidad del universo hace que muchos crean que, por fuerza, debe haber sido creado por Dios. Algo tan vasto debe requerir de un creador, no puede existir solo por «azar».

Esto, para empezar, es un ejemplo de la falacia llamada «Dios de los huecos».

Esta falacia se basa en que, cuando algo no se puede explicar racionalmente o cuando no tenemos una respuesta adecuada, se utiliza a Dios como argumento o como justificante.

Por ejemplo, hace milenios eran los dioses los que hacían crecer los cultivos, que saliera el sol, que las mareas subieran o bajaran o que hubiera eclipses, entre otras muchas cosas.

Sin embargo, a medida que nuestro conocimiento del mundo aumenta, menos terreno queda para el Dios de los huecos. A día de hoy tenemos explicaciones para miles de factores que antaño se atribuían a Dios, y cada día que pasa nuestro conocimiento no hace más que expandirse.

Por lo tanto, y viendo la trayectoria de esta falacia, siento una reticencia muy grande a decir que «como que yo no entiendo esto, debe de haber sido Dios». Históricamente no ha sido el mejor de los argumentos.

Dicho esto, quiero plantear este asunto a nivel racional.

Obviamente yo no pretendo afirmar que tengo pruebas lapidarias de que Dios no existe, porque es prácticamente imposible demostrar la inexistencia de algo. La carga de la prueba normalmente debe recaer en el que afirma que algo existe.

Al final, ninguna de las dos posturas tiene pruebas claras.
Cada uno decide creer, viendo los dos puntos de vista, lo que le cuadra más.

Lo único que puedo decir al respecto es que las pruebas que hay a su favor a día de hoy no me parecen nada convincentes, y que racionalmente dudo muchísimo que sea una posibilidad viable y en la que pueda creer.

Planteo la siguiente premisa:

– A día de hoy sabemos que la edad del Universo es de casi 14 mil millones de años.
– El ser humano como tal lleva en la Tierra unos 250 mil años.
– A lo largo de toda su historia, desde que ha desarrollado una capacidad de raciocinio y pensamiento, han existido aproximadamente 18.000 dioses a los que el ser humano ha adorado.
– El Dios cristiano lleva existiendo unos 2000 años, para poner números redondos.
– También sabemos que, debido al envejecimiento del Sol, tarde o temprano se convertirá en una gigante roja y acabará erradicando la vida en la Tierra. Se calcula que esto ocurrirá en unos 5000 millones de años, aunque en 1000 millones de años la temperatura del Sol será tan alta que se evaporarán todos los océanos y exterminará toda la vida del planeta.

Con esto en mente, yo me planteo las siguientes cuestiones:

– ¿Qué tan razonable es que un Dios haya creado un universo tan extraordinariamente vasto, solo para albergar en un pequeño y diminuto planeta una forma de vida que únicamente en los últimos 2000 años ha empezado a creer en él? (Y aún así, muchos a día de hoy todavía creen en otros dioses o no creen en ninguno)
– ¿Qué tan razonable es que haya hecho todo esto si, por el mismo diseño del universo que él ha creado, tarde o temprano este planeta (que es el único que alberga la forma de vida que cree en él) acabará desapareciendo?
– ¿Por qué crear un planeta para el ser humano cuando casi el 80% del mismo es inhabitable para el mismo?
– ¿De qué han servido todos estos miles de millones de años sin que el ser humano existiera siquiera? ¿No son muchos años completamente irrelevantes?
– ¿Qué ocurrirá cuando el ser humano desaparezca? El universo seguirá existiendo durante miles de millones de años tras nuestra extinción.
– ¿Qué sentido tendrá el universo si no existimos más en él si todo esto se ha creado para nosotros?
– ¿Realmente es el plan más óptimo?
– ¿Qué ocurre si introducimos en toda esa mezcla la más que probable existencia de, potencialmente, infinitos multiversos?
– ¿Tiene sentido todo esto?
– ¿Que todo esto exista únicamente para nosotros es la opción más viable y racional? ¿O es más probable que todo sea una invención del ser humano para poder lidiar, en su momento, con su falta de conocimiento y, aún ahora, con sus dudas existenciales?

Yo personalmente no le encuentro una respuesta satisfactoria a nada de eso.
Excepto para la última pregunta, que claramente para mí es la segunda opción.

Hay muchas preguntas sobre el universo y sobre la vida para las que no tengo respuestas. Pero me parece muy perezoso asumir que, como que no lo sé, debe haber un Dios que lo explique.

El Universo, a pesar de tener un diámetro de casi 100 mil millones de años luz, para mí no deja espacio a Dios. Y esta, repito, es una de las muchas razones que me llevan a pensar de esta manera.

Pero la pregunta era sobre el universo, y por lo que lo dejaremos aquí ^^
Espero haberme explicado.

¿Y tú crees en Dios?
¿Tienes alguna duda al respecto?
¿Quieres que hablemos más de este tema?

«Tus palabras dicen lo que pretendes ser.
Tus acciones lo que realmente eres».
Anónimo
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Publicado el 13 de junio de 2024Categorías: La Hermandad0 Comentarios on LA HERMANDAD – 13 de junio de 2024

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Sobre el autor: Víctor

Me llamo Víctor y soy el creador de fitnessreal.es Llevo más de 12 años en el gimnasio y si de algo me he dado cuenta es que en el mundo del gimnasio y la nutrición lo que más abunda es la desinformación y los mitos absurdos. Por eso creé Fitness Real, para ayudar a la mayor cantidad de gente posible a no cometer todos los errores que yo sí he cometido y hacer más sencillo y gratificante un camino de por sí plagado obstáculos y sacrificios, pero aún así increíble y lleno de satisfacciones.

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