«La grandeza nace de pequeños comienzos»

Bienvenido a La Hermandad, la newsletter de Fitness Real.

Una newsletter dedicada exclusivamente a ayudarte a alcanzar la persona que sabes que puedes llegar a ser.

Espero que la disfrutes, que aprendas y que luego lo pongas en práctica.
Y gracias de corazón por estar ahí una semana más.

¡Empezamos!

Primero de todo, quiero disculparme por la ausencia de algunas newsletters durante estas últimas semanas.

La verdad es que el verano está siendo muy largo, y encontrar tiempo para poder trabajar desde casa con tranquilidad teniendo dos niñas que la lían constantemente está siendo muy complicado. Más de lo que me imaginaba.

Pensaba que volviendo de vacaciones podría organizarme mejor pero no ha sido así. Entre mentorías, la creación del curso de autoestima y la gestión del círculo interior…no me queda tiempo para mucho más.

Pero bueno, hago lo que puedo con lo que tengo. Queda poco para que empiece el colegio y todo volverá a la normalidad, por lo que gracias por la paciencia y por estar ahí siempre ^^

Una vez comentado esto, esta semana te traigo una reflexión muy importante que sinceramente creo que puede volarte la cabeza.

Empezaré con una vivencia personal que parece completamente intrascendente (como suelo hacer) pero luego te explicaré lo que subyace detrás de todo eso y entenderás las ramificaciones que tiene. Desarrollo personal a través de lo cotidiano, como muchos dicen.

Con toda probabilidad, te sentirás identificado con ello.
Espero que te guste y que te ayude a reflexionar.

Vamos a ello.

El domingo pasado fue mi cumpleaños, y para celebrarlo hicimos un asado en casa de unos buenos amigos.

Nos íbamos a juntar 3 familias con las que nos llevamos muy bien, pero si recuerdas, en una newsletter anterior te expliqué que mi mejor amigo (junto a su mujer y su hijo) hace poco se había venido a vivir a mi pueblo, por lo que nos pareció una oportunidad fantástica para que se unieran a la cena y empezaran a conocer a más familias del pueblo.

Cuando llegamos a casa de los anfitriones me fijé que estaba limpia como una patena. Se lo comenté a ella y me dijo que con nosotros ya había confianza, pero que como iban a venir mis amigos por primera vez, prefería limpiar la casa a fondo. Para dar una buena impresión.

¿Quién no ha hecho eso en alguna ocasión?
Todos.

Realmente con esta familia ya no lo hacemos. Si la casa no está demasiado decente simplemente avisamos de la situación y punto, ya que todos sabemos que con 2 críos tener la casa ordenada y limpia las 24 horas del día es una utopía que solo existe en Instagram.

Pero con desconocidos o familiares todos tendemos a hacer eso.
Ordenar y limpiar.
De hecho mañana viene un amigo con su familia por primera vez a mi casa y la adecentaremos un poco.

Pero fíjate que lo hacemos de una forma muy concreta, ya que solemos centrarnos en las zonas que las demás personas podrán ver. Normalmente limpiamos la cocina, el comedor y el baño, pero el resto de las habitaciones tendemos a dejarlas como están.

Porque muchas veces no limpiamos para nosotros.
Limpiamos para los demás.

Esto, que parece muy inocente y que todos hacemos, muchos lo llevan un paso más allá.
Lo aplican a ellos mismos.
Y no se limpian, si no que se «maquillan».

¿A qué me refiero?

A que muchas personas, por miedo a mostrarse tal y como son, a no gustar o acabar solos, deciden crear una versión suya de cara a la galería.
Una identidad que creen que les generará aceptación, conexiones y un sentimiento de pertenencia.
Una falsa persona que solo existe para tratar de encajar.

¿En quién me tengo que convertir para gustar a los demás?
¿Quién tengo que ser para no acabar solo?
¿Qué tengo que hacer para sentir que formo parte de un grupo?

Y puede parecer una buena idea e incluso darte buenos resultados a corto plazo, pero a largo plazo todo son problemas. Todo.

Podrás tener mucha gente a tu alrededor, pero créeme que te sentirás extraordinariamente solo. Y pocas cosas sientan peor que sentirte solo estando rodeado de gente.

¿Por qué te sentirás solo? Porque en realidad no estás creando ninguna conexión genuina. Las personas de tu alrededor estarán relacionándose con la persona que te has inventado para intentar gustarles. Para intentar encajar. Para evitar conflictos.

Y en el fondo sabrás que todo lo que estás creando es ficticio, por lo que te sentirás vacío.

También pensarás constantemente que tú eres el problema de todo. Cuando aparezca algún conflicto con alguien de tu alrededor (porque aparecerán de forma inevitable) lo primero que harás es plantearte qué deberías haber hecho para evitarlo. Que parte de ti tienes que arrancar o pegar artificialmente para que ese conflicto no vuelva a repetirse.

Y eso es agotador.

Además, siempre te sentirás inseguro en tu propia piel, porque el que intenta agradar a todo el mundo a cualquier precio (incluso renunciando a sí mismo) no acaba gustando a nadie. Y el que intenta no fallar a nadie acaba fallándose a sí mismo. Siempre.

¿Te parece una buena opción?
Espero que estemos de acuerdo en que no es el camino adecuado a seguir.

¿Entonces qué hay que hacer?

Pues dejar de aparentar. Obviamente.
Dejar de intentar encajar con todo el mundo.
Dejar de pretender ser alguien que no eres.

Y entiendo que es aterrador hacerlo, porque entonces tendrás que conocerte a ti mismo y empezar a respetar tu autenticidad, pero es el único camino hacia una vida plena llena de conexiones verdaderas.

Y mucho ojo, porque esta decisión tiene que nacer de tu propia necesidad de construir la persona de la que tú estés orgulloso y que te aporte paz, y tú debes ser el único en determinar qué significa eso.

Vuelvo al ejemplo de la limpieza:

Una limpieza superficial de la casa cuando viene gente nace de la necesidad de evitar juicios de los demás o de la necesidad de crear una buena impresión, pero una limpieza profunda de la casa (de esa que apartas hasta la cama para limpiar por detrás del cabecero) nace de la necesidad individual de vivir en un hogar limpio y ordenado ¿no?

Pues tomar la decisión de crear tu mejor versión debe salir del deseo de encontrar la paz y la plenitud en tu propia piel, no de la necesidad de gustar a los demás.

Recuerda que si desarrollas tu propia autenticidad y dejas de aparentar vas a tener que pagar un precio, porque todo tiene un precio.

Y ese precio suele ser no gustar a todo el mundo, que algunas personas se alejen o tener que enfrentarte a tu propia verdad y abrazarla.

Pero es un precio que personalmente estoy dispuesto a pagar, porque la alternativa (y el precio que deberás pagar si no lo haces) es desgastarte fingiendo ser alguien que no eres, huir de tus propios deseos y necesidades y tener al lado a personas que solo están contigo por ser alguien que no eres en realidad. Por ser una persona que se está fallando constantemente.

¿Qué precio estás dispuesto a pagar?
Yo lo tengo claro…

En la última edición de La Hermandad os hice la siguiente pregunta: ¿Qué te sobra en la vida y que, si te desprendes de ello, tu vida mejoraría drásticamente?

Andrés se ha animado:

«Nunca me atrevo a contestar porque me asaltan mil pensamientos y me pongo a divagar, pero esta semana me ha salido mi respuesta en cero coma: me sobran expectativas. Expectativas propias y expectativas de otros, pero sobre todo propias. La mayor parte de mi infelicidad se debe a que la realidad no se ajusta a esas expectativas o, aún peor, me estreso por expectativas de cómo tiene que ser el futuro, que a lo mejor no puedo cumplir»

Manuel explica:

«A mí lo que me sobran son los pensamientos intrusivos que tengo, la cantidad de preocupaciones «tontas» que inundan mi mente cada día.

He llegado a hablar con personas de lo nervioso que estoy ante cosas que aún no han pasado y un día flipé cuando un chico me preguntó «Manu, ¿a ti hay algo que no te preocupe?». Me hizo reflexionar mucho y darme cuenta de que efectivamente tengo que reducir eso«.

Daniel comparte:

«Sin lugar a dudas: tiempo en RRSS. Durante este mes de agosto ya he comenzado a reducir el tiempo en Instagram. Antes era mínimo 1h y ahora estoy por debajo de la media. Y lo extenderé al móvil en general.

Me comparo menos. Pierdo menos tiempo. Tengo más tiempo para lo que me importa más. Menos adicción. Más vida real y menos virtual. Menos dopamina «mala» y más vida tranquila y/o dopamina «buena». Y creo que podría seguir mucho más»

Gracias a todos por vuestras respuestas y por participar, como siempre.
Es una gozada leer las reflexiones que me mandáis.

Por cierto, a todos los que sabéis lo que os sobra en la vida…si lo habéis detectado pero no hacéis nada el respecto entonces tengo que informaros de que estáis peor que antes. La clave ahora es pasar a la acción. Cueste lo que cueste.

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Esta semana la pregunta que os planteo, y que está muy relacionada con la reflexión de hoy.

¿Qué partes de tu personalidad intentas reprimir o forzar intentando encontrar la validación de otras personas? ¿Te sientes bien cuando finges ser alguien que no eres?

Como siempre, un ejercicio increíblemente revelador.
Que requiere coraje para encararlo.

Pero ya sabes de sobra que la vida es para los valientes.

Puedes mandarme tu respuesta respondiendo a este correo.
Los leo todos. Siempre.

No sé si puedo expresar con palabras lo mucho que me gusta este vídeo. Música épica aparte, lo que explica el Coronel William H. McRaven en este vídeo es increíble.

Pequeñas píldoras de sabiduría y verdad que se pueden aplicar a cualquier ámbito de la vida. Sí, empieza hablando del entrenamiento militar de los SEALs, pero el mensaje va mucho más allá. No tienes que ser un soldado para entender lo que dice y aplicarlo a tu día a día.

Muy recomendado.
Son 6 minutos y tiene subtítulos.
No hay excusa para no verlo.

Víctor ¿Cómo atajas de raíz cuando los miedos y monstruos se apoderan de tus pensamientos?

RESPUESTA:
Todo el mundo tiene miedos. Todo el mundo tiene demonios.
Pero no todo el mundo les planta cara. Ahí radica la diferencia.

Primero de todo: No huyas. Acéptalo.

Si delante tuyo tienes a un monstruo, plántale cara porque si huyes no llegarás a ningún lado. En el fondo estarás huyendo de ti mismo. Ese monstruo es tu responsabilidad. Tú lo has creado y tú debes encargarte de él. Nadie más lo hará por ti.

Te aseguro que ese monstruo está amenazando tu bienestar. Huir es alimentar el problema. Puede que la idea de enfrentarte a él y las consecuencias que puedan derivar de ello te parezcan dolorosas, pero el dolor de ignorarlo y seguir alimentándolo es peor a largo plazo. Mucho peor.

En vez de negar su existencia o luchar contra esos sentimientos o pensamientos…intenta aceptar su presencia. Respira y mírale a la cara. ¿Qué te está diciendo? ¿Por qué está ahí ese pensamiento? ¿De donde ha salido ese monstruo? 

A veces no acabamos de resolver ese conflicto porque creamos demasiada resistencia en vez de intentar aprender de él. Pregúntate con sinceridad todo lo que puedas y seguramente obtendrás respuestas. Tal vez no te gusten, pero al menos tendrás respuestas. Ahí llegarás a la raíz que quieres atajar.

A veces incluso verás que todos estos pensamientos y sentimientos son intrusivos y que lo mejor que puedes hacer es ganar distancia con ellos. Con la práctica puedes decidir no verte afectado por ellos. Decidir que no merecen una reacción por tu parte. Decir no creerlos, porque no tenemos que prestar atención y creernos cada pensamiento y emoción que vivimos, apartarlos y seguir con nuestra vida.

A esto se le llama autoconciencia, y es una herramienta imprescindible para nuestro bienestar y para lograr una buena salud mental.

Otra herramienta imprescindible es la acción. Cuando te atrevas a hacerte preguntas incómodas y a obtener respuestas difíciles, establece un plan de acción para atajar el asunto.

Deja de estar en tu cabeza.
Empieza a actuar.
La acción es un gran antídoto para los más grandes males.

Hoy no te traigo solo una frase, si no uno de mis poemas favoritos. Se titula Invictus, del poeta William Ernest Henley. Espero de corazón que te guste.
 
En la noche que me envuelve,
negra, como un pozo insondable,
le doy gracias al dios que fuere,
Por mi alma inconquistable.

En las garras de las circunstancias,
no he gemido, ni he llorado.
Bajo los golpes del destino,
mi cabeza ensangrentada jamás se ha postrado.

Más allá de este lugar de ira y llantos,
acecha la oscuridad con su horror,
Y sin embargo la amenaza de los años me halla,
y me hallará sin temor.

Ya no importa cuan estrecho haya sido el camino,
ni cuantos castigos lleve mi espalda,
Soy el amo de mi destino,
Soy el capitán de mi alma.

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Publicado el 29 de agosto de 2024Categorías: La Hermandad0 Comentarios on LA HERMANDAD – 29 de agosto de 2024

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Sobre el autor: Víctor

Me llamo Víctor y soy el creador de fitnessreal.es Llevo más de 12 años en el gimnasio y si de algo me he dado cuenta es que en el mundo del gimnasio y la nutrición lo que más abunda es la desinformación y los mitos absurdos. Por eso creé Fitness Real, para ayudar a la mayor cantidad de gente posible a no cometer todos los errores que yo sí he cometido y hacer más sencillo y gratificante un camino de por sí plagado obstáculos y sacrificios, pero aún así increíble y lleno de satisfacciones.

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