«La grandeza nace de pequeños comienzos»

Bienvenido a La Hermandad, la newsletter de Fitness Real.

Una newsletter dedicada exclusivamente a ayudarte a alcanzar la persona que sabes que puedes llegar a ser.

Espero que la disfrutes, que aprendas y que luego lo pongas en práctica.
Y gracias de corazón por estar ahí una semana más.

¡Empezamos!

El otro día escuché un podcast en el que dijeron una cosa que me pareció increíble y quería compartirla contigo, porque me hizo reflexionar un buen rato.

¿Cuánto es 2+2?
Obviamente 4.

Con mi hija mayor estamos empezando a aprender las sumas y las restas, y si le haces esa pregunta te dirá que 4. Si le dices 4-2 te dirá 2.

¿Pero qué ocurre si le dices 2-4?
Te dirá que no se puede.

¿Pero realmente no se puede?

Claro que se puede, lo que pasa es que mi hija de momento solo sabe de la existencia de los números naturales, por lo que sus respuestas están delimitadas por el conocimiento del que dispone.

Más adelante aprenderá lo que son los números enteros (que incluyen los números negativos y el cero) y entenderá que 2-4 es posible. Con el tiempo aprenderá los números imaginarios, los racionales, los irracionales…y su entendimiento del mundo aumentará.

Las fronteras de lo que creía posible se ampliarán de forma permanente.
Como decía Albert Einstein, una mente que se abre a una nueva idea jamás volverá al tamaño original.

Siempre crees que no se puede cuando no sabes qué hacer ni como hacerlo.
Y saber da miedo, porque te pone cara a cara con tu propia ignorancia.
Pero la única manera de crecer es aceptar que no sabes y hacer todo lo posible para reducir al máximo la parcela de ignorancia que hay en tu interior.

Sin embargo, este tipo de personas tienen un pase porque se pueden amparar en su propia ignorancia, pero existe un grupo mucho más insidioso y peligroso.

Los que son perfectamente conscientes de que están equivocados, pero deciden mantenerse en sus trece simplemente porque no quieren reconocer que están equivocados. Porque están demasiado vinculados emocionalmente a sus opiniones, y si estas están equivocadas en su mente representa que ellos también son un error.

Por puto ego.
Por pura arrogancia.
Por miedo, al fin y al cabo.

Tus opiniones solo pueden expandirse hasta el límite de tus conocimientos, y solo pueden ser navegadas bajo el timón de tu humildad.

Hace tiempo estuve reflexionando sobre la cantidad de veces que me he había equivocado divulgando a lo largo de los años.

Empecé haciendo una lista de todas aquellas cosas en las que creía con fervor en su momento pero que, con el tiempo y con más sabiduría por mi parte, ya no opinaba igual o había tenido que matizar y contextualizar muchísimo, y me di cuenta que todos los puntos de la lista acababan siendo ejemplos de un mismo fenómeno: el extremismo.

Sí, hace años yo era un extremista y creía ser poseedor de la verdad universal. Y, por supuesto, la gente que no pensaba como yo no tenía ni puta idea y debían informarse más. Un clásico.

Yo era el que estaba verdaderamente informado y todo el que no pensara como yo era una suerte de borrego adoctrinado.

Por suerte con el tiempo he ido aprendiendo y ampliando mi conocimiento, haciendo una cura importante de humildad y eso me ha permitido poder ser más crítico con lo que pensaba, más objetivo, mejorar mis argumentos y poder desechar lo que, simplemente, era erróneo.

Porque no pasa nada por aceptar que estabas equivocado.
No te hace peor persona.
Al contrario.

Eso no significa que lo que creo ahora sea siempre cierto.
Seguiré equivocándome, por descontado.
Y aprendiendo en el proceso.

La diferencia es que ahora confío mucho más en mis opiniones y creencias, porque antes tomaba como una verdad absoluta lo que ya me estaba bien creer, lo que me era cómodo o lo que había decidido aceptar como cierto de antemano, mientras que ahora mis opiniones las he meditado mucho más, las he puesto en duda todo lo posible de forma honesta y siempre estoy dispuesto a cambiar de opinión cuando sea necesario.

Y, por supuesto, me reservo el derecho a no tener una opinión sobre algo que no entiendo o no sé suficiente. Y no pasa nada por ello.

Antes de acabar esta reflexión déjame expandir un poco un punto que he mencionado antes.

A día de hoy, con la cantidad de información que hay, siempre encontrarás a alguien que diga lo que quieres escuchar. Siempre. Y debes entender que eso no lo convierte en cierto, simplemente lo hace conveniente para ti.

Si estás muy involucrado a nivel personal con tus opiniones y creencias es muy fácil entrar en una cámara de eco en la que solo te relacionas, lees, escuchas y hablas con gente afín a ti.

Repito, eso no hace que lo que piensas sea cierto. Tampoco que sea falso.
Pero lo que sí que es es peligroso, y esa dinámica crea extremistas incapaces de cuestionar nada. Crea una especie de mente enjambre que se limita a regurgitar sus propios sesgos.

Por lo tanto, un trabajo indispensable para mejorar la humildad, la autoconciencia, el coraje y la sabiduría es aprender a desvincularse de tus opiniones y creencias. Ponerlas en tela de juicio. Intentar rebatirlas y acercarse lo máximo posible a la verdad.

La búsqueda de la verdad nunca es en vano.
Nunca te deja en un peor sitio del que estabas.
No a largo plazo, al menos.

Recuerda que una de las mejores medidas para valorar la fortaleza de tu carácter es mediante la cantidad de verdad que eres capaz de tolerar.

Si quieres ser fuerte, buscarás la verdad.
Si eres fuerte, la aceptarás.

Recuerda: si nunca cambias de opinión en la vida es que no has aprendido nada en absoluto. Y eso es una verdadera lástima.

En la última edición de La Hermandad os hice la siguiente pregunta:

¿Qué partes de tu personalidad intentas reprimir o forzar intentando encontrar la validación de otras personas? ¿Te sientes bien cuando finges ser alguien que no eres?

David responde:

«De forma inconsciente fuerzo una disciplina extrema en muchas de las cosas que hago. Me siento bien por ser consciente de mi capacidad de entrega pero, al mismo tiempo, me vuelvo esclavo de mis propias exigencias. Debo aprender a gestionar mejor mi autoexigencia y a valorarme más por lo que soy que por lo que hago.«

Ana explica:

«A veces peco de ser demasiado buena. Por no crear conflictos innecesarios a veces accedo a hacer cosas que no quiero hacer, y luego me siento mal por no ser más consecuente conmigo misma«.

De esto hablaré en una newsletter futura, porque hay varios matices que creo que son necesarios de valorar en estas situaciones.

Lucas comparte:

«Ya tengo una edad, pero me siento más joven y a veces fuerzo una seriedad que no forma parte de mi, simplemente porque es como «se supone que tengo que ser». Siento que reprimo mi parte más espontánea y genuina, y tal y como dices en la reflexión me siento que a veces vivo con una careta puesta. »

Gracias a todos por vuestras respuestas y por participar, como siempre.

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Esta semana la pregunta que os planteo, y que está muy relacionada con la reflexión de hoy.

¿Has cambiado de opinión en algo importante a lo largo de tu vida? ¿Qué fue? ¿Qué hizo que la cambiaras?

Con muchas ganas de leer tu respuesta, ya lo sabes.

Puedes mandármela simplemente respondiendo a este correo.
Los leo todos. Siempre.

Normalmente en esta sección comparto charlas motivacionales o interesantes de las que puedes sacar algún aprendizaje.

Hoy voy a hacer una excepción y voy a compartir algo personal que me encanta.

Me flipa observar a gente experta en algo trabajar en su arte y desarrollarlo. Ya puede ser pintura, escultura, música, una ceremonia del té…me da igual. Ver a un verdadero maestro en algo me fascina y me llena de paz.

Me imagino la cantidad de tiempo, paciencia, esfuerzo y constancia que ha dedicado a su arte.

Muchos de nosotros no somos capaces de mantener la atención en algo más de una hora, y hay personas que viven una vida dedicada a un solo objetivo.

Ya sé que es un poco friki, pero a mi me deja boquiabierto.
Y en el vídeo de hoy os dejo a un maestro alfarero creando una tetera espectacular.

Si tienes ASMR como yo, lo disfrutarás el doble.

PREGUNTA:
Víctor ¿Cómo superar el arrepentimiento por haber tomado una mala decisión?

RESPUESTA:
Primero de todo, deja de mirarte el ombligo.

Sí, sé que puede sonar muy duro y directo y tal vez te has puesto a la defensiva, pero escúchame (o léeme) con atención y calma. No te lo digo a malas. Si tu primer instinto es hacer desaparecer el arrepentimiento y el malestar/dolor asociado al mismo…en mi opinión es un ejercicio de egocentrismo.

YO me siento mal y YO quiero estar bien AHORA.

Estas sensaciones y emociones están ahí por una razón: para que aprendas de ellas. Siempre que tengas el valor y la entereza de mirarlas a los ojos, no escurrir el bulto intentando buscar la manera de quitártelas de encima y olvidarlas sin hacer el trabajo necesario.

Sé valiente. Planta cara. No huyas del malestar en seguida. Acéptalo completamente.

Dicho esto, la mejor manera de superar ese arrepentimiento es:

1) Entender qué ha pasado para que sientas así.
2) No volver a repetirlo.

Por lo tanto, debes reflexionar profundamente y encontrar las razones que te han llevado a tomar esa decisión. Normalmente nos arrepentimos porque hemos tomado una decisión que no está alineada con nuestros valores y eso ha generado un conflicto interno.

Si determinas correctamente tus valores y tomas tus decisiones respetándolos todo lo que te sea posible…ganarás muchísima paz con los resultados que obtengas y tu arrepentimiento se reducirá.

Eso no significa que si tomas decisiones en base a tus valores todo en tu vida irá bien. Significa que, aunque no salga todo bien, estarás en paz contigo mismo porque sabes que, al menos, la decisión que tomaste era la correcta en base a quién eres y la información que tenías disponible en el momento.

El segundo punto importante, una vez entiendes qué ha pasado, es tomar el compromiso de no volver a repetirlo. El arrepentimiento y la culpa son muy útiles y necesarios siempre que los utilices para aprender y crecer, y no para quedarte atascado ahí y regodearte en tus errores.

Si la cagas y, aún sabiéndolo, repites ese error constantemente, te aseguro que el arrepentimiento y la culpa vendrán con intereses, porque ahí se sumará el sentimiento de culpa de «sabía perfectamente la razón por la que no debería haberlo hecho y aún así lo he hecho».

No quieres estar ahí, créeme.

«Cualquier persona puede amar una rosa, pero solo alguien con un corazón muy grande es capaz de incluir las espinas».
Anónimo
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Publicado el 5 de septiembre de 2024Categorías: La Hermandad0 Comentarios on LA HERMANDAD – 5 de septiembre de 2024

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Sobre el autor: Víctor

Me llamo Víctor y soy el creador de fitnessreal.es Llevo más de 12 años en el gimnasio y si de algo me he dado cuenta es que en el mundo del gimnasio y la nutrición lo que más abunda es la desinformación y los mitos absurdos. Por eso creé Fitness Real, para ayudar a la mayor cantidad de gente posible a no cometer todos los errores que yo sí he cometido y hacer más sencillo y gratificante un camino de por sí plagado obstáculos y sacrificios, pero aún así increíble y lleno de satisfacciones.

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