LA HERMANDAD – 27 de junio de 2024

Bienvenido a La Hermandad, la newsletter de Fitness Real.

Una newsletter dedicada exclusivamente a ayudarte a alcanzar la persona que sabes que puedes llegar a ser.

Espero que la disfrutes, que aprendas y que luego lo pongas en práctica.
Y gracias de corazón por estar ahí una semana más.

¡Empezamos!

AVISO IMPORTANTE

Queda nada.

La semana que viene lanzo mi próximo proyecto.

Un proyecto en el que llevo trabajando varios meses y que es lo más tocho que he hecho hasta la fecha.

Llevo años compartiendo contigo contenido a través de esta newsletter, de mis redes sociales y de mi página web, y si esto te ha gustado y te ha ayudado…prepárate para lo que tengo preparado, porque te volará la cabeza.

Tanto por el valor que aportaré ahí como por la oferta que tengo preparada para el lanzamiento.

Quiero ofrecerte algo que te ayude de verdad.
Sin tonterías.
En mi línea.
Que te sirva para alcanzar tu mejor versión.
Para convertirte en el héroe de tu propia historia.

He creado el sitio al que me habría gustado pertenecer cuando empecé a centrarme en el desarrollo personal. Al que me habría unido de cabeza. Así de claro te lo digo.

La semana que viene abriré las puertas.

La semana que viene recibirás un correo con el título «HA LLEGADO EL DÍA».

Y cuando lo veas, sabrás que mi mayor proyecto hasta la fecha ya es una realidad.

Nos vemos la semana que viene 😉

Si estás leyendo esta newsletter doy por sentado que estás intentando construir una mejor versión de ti mismo.

¿Me equivoco?
Espero que no.

Todos estamos inmersos en esa búsqueda.
En esa misión.

Algo nos impulsa a intentar mejorar día a día para luego ofrecer al mundo los resultados de esa mejora.

Pero mucha gente se queda francamente corta en el camino. De hecho, se queda a medio camino, ya que se cree que con no hacer cosas malas o negativas es suficiente.

Tengo una dosis de realidad para ti: la ausencia del mal no es un indicativo automático de la presencia del bien. Vuelve a leerlo, porque es importante.

Centrarte solo en dejar de hacer cosas negativas no es suficiente. Es un buen primer paso, por supuesto, pero no es suficiente. La persona que quiere ser buena y obrar desde la virtud debe focalizarse, también, en realizar acciones positivas.

No es suficiente con no ser un maleducado.
Hay que ser educado.

No es suficiente con no ser agresivo y violento.
Hay que ser compasivo y generoso.

No es suficiente con no malgastar el dinero y el tiempo en chorradas.
Hay que hacer algo positivo con esos recursos.

Es exactamente igual que los números. Hay números positivos y números negativos; si lo único que haces es quitar lo negativo, no tendrás algo positivo: tendrás algo neutro, tendrás un cero.

Aquel que solo se centre en no hacer cosas negativas será un perfecto y redondo cero.

Mejor eso que estar a la izquierda y ser una fuente de negatividad y problemas, por supuesto, pero te repito que no es suficiente. En especial si lo que queremos es afectar positivamente a nuestro alrededor y estar a la altura de la persona que podemos llegar a ser.

Para lograr eso hay que ser proactivo.
Hay que hacer.
Hay que sumar.

No me malinterpretes, no estoy diciendo que hay que llevar a cabo acciones revolucionarias que cambien el mundo tal como lo conocemos de la noche a la mañana o, de lo contrario, mejor no hacer nada. Esta es la mentalidad absolutista que tanto daño hace al mundo y a las personas.

Nunca olvides que las pequeñas acciones importan.

Y lo hacen porque son tan pequeñas y parecen tan insignificantes que nadie las hace. Por eso es necesario que tú seas el que decida no pasarlas por alto. Aunque no lo parezca a simple vista, marcan la diferencia.

Es preocuparte por los demás en cierta medida. Decir «buenos días», «¿cómo estás?», «¿necesitas ayuda?» o «muchas gracias».

Ver una injusticia y no mirar hacia el otro lado. Ayudar a una persona a la que se le ha caído algo, recogerlo y devolverlo. Dejar pasar a una persona mayor delante, porque tú no tienes tanta prisa. Aguantar la puerta para que la persona que está detrás de ti también pase.

Hay mil ejemplos que seguro que se te ocurren, que no cuesta nada hacer, pero que, en conjunto, marcan una diferencia abismal.

Una pequeña acción que para ti es insignificante puede suponer una gran diferencia en la vida de otra persona y hacer que su día mejore de forma drástica. Y esa energía positiva la trasladará, con toda seguridad, a su entorno cercano. Y tal vez ellos empiecen a transmitir más positividad.

Y todo por una pequeña acción tuya. Una acción tan pequeña que nadie la realiza, porque todo el mundo asume que no sirve para nada.

Menos tú.
Y con ello, has marcado la diferencia.

Cuesta tan poco hacer todo eso que la pregunta que deberías plantearte es: ¿Por qué no lo estoy haciendo? ¿Por qué me estoy quedando corto? ¿Qué me está frenando?

Si te haces esas preguntas seguramente llegarás a la conclusión de que no hay una buena respuesta para justificar esa ausencia de virtud por tu parte. Y también te darás cuenta que está 100% bajo tu control empezar a hacerlo.

El filósofo y escritor Edmund Burke dijo una vez que «lo único necesario para que el mal triunfe es que los hombres buenos no hagan nada». Como es obvio, no es lo único necesario, pero uno de los principales catalizadores de las desgracias del mundo es la ausencia de personas buenas dispuestas a hacer lo correcto.

Todo el mundo es culpable del bien que no ha hecho.
Del bien que se ha guardado dentro.

El mundo necesita de manera desesperada gente que no pierda las oportunidades que se le presenten de ayudar, por pequeñas que sean. Que vea cada situación e interacción como una oportunidad para ser amable, que sea ejemplo en su entorno y su comunidad.

Atrévete a ser tú una de esas personas.

Las pregunta de esta semana son las siguientes:

¿Qué pequeñas acciones que sé que son positivas no estoy haciendo?
¿Por qué no las estoy haciendo?
¿Cuál de ellas me comprometo a implementar esta semana?

Repito, esto no va de cambiar el mundo de la noche a la mañana.
Esto va de pequeñas acciones día tras día que se acumulan y transforman tu vida.

No pases las pases por alto.

Y ya sabes que si quieres compartir tus reflexiones con el resto de «La Hermandad», puedes mandármelas respondiendo a este correo.

Las leo todas.
Como siempre.

————————————————————-

La semana pasada os hice las siguientes preguntas:

¿Qué cosas malas han llegado a tu vida porque te las has ganado a pulso?
¿Y qué cosas buenas han llegado a tu vida también porque te las has ganado a pulso?

La respuesta de Patricia es para enmarcar:

«Durante una época, fruto de mi estrés e insatisfacción por el trabajo, mi energía era muy negativa, con lo que muchas veces mi pequeña de apenas 2 años mostraba rechazo hacia mí y no entendía por qué. Eso me causaba más estrés e insatisfacción, y culpa, mucha culpa.

En un momento dado me di cuenta que esa reacción de ella la estaba provocando yo, pues es normal no querer estar cerca de alguien con esa energía. Entonces decidí hacer un cambio.

Aunque mi situación no había cambiado, empecé a trabajar en el origen del problema, y en intentar respirar y cambiar esa energía por una más positiva, en medir mis palabras, mis gestos, en abordar las situaciones desde un lado más divertido… Al principio fue un fake It until you make it, y funcionó.

De repente la situación se dio la vuelta y la conexión con ella volvió a ser estupenda, hasta que en un momento esa forma de relacionarme salía sola, sin forzar. Esto me enseñó de una forma muy directa cómo nuestra forma de relacionarnos afecta directamente a cómo los demás se relacionan con nosotros, y eso, sobre todo con los que más quieres, no tiene precio».

La respuesta de David tampoco se queda corta.

«Me he ganado a pulso la llegada de una enfermedad que me condiciona mucho. Debido a mi excesiva autoexigencia desarrollé una enfermedad autoinmune que hace que tenga que medicarme a diario, tener una dieta muy específica, tener que adaptar el deporte a mi situación…

Pero al mismo tiempo, esta situación ha supuesto que desarrolle una actitud de aceptación (que no resignación) y optimismo para jugar mis cartas lo mejor posible. Me ha hecho abrir los ojos y pensar más en los demás y no tanto conmigo mismo, lo que me ha llevado a crear vínculos muy bonitos con gente maravillosa».

Gracias de corazón a todos por vuestras respuestas.
Por vuestra implicación.
Es fantástico leer todo lo que mandáis 😉

Hasta la semana que viene!

Alguna vez me has escuchado decir que el infierno es el sitio en el que la persona que eres se encuentra con la persona que podrías haber sido.

Pues este vídeo plasma esta idea a la perfección.
Un vídeo que me dejó flipado la primera vez que lo vi.
Y espero que a ti también te guste.
Y te haga reflexionar.

PREGUNTA:
Víctor ¿Cómo saber DE VERDAD las prioridades en tu vida y evitar divagar?

RESPUESTA:
Esta semana en el Preguntas y Respuestas dije que en esta sección iba a contestar a la pregunta de «cómo saber cuándo es hora de dejar una relación». El problema es que no me acordaba que esta pregunta ya la contesté hace un par de meses.

Por lo tanto, no me voy a repetir.
Si quieres saber mi opinión sobre cuando hay que dejar una relación, tienes mi respuesta en esta newsletter anterior.

Sobre la pregunta de hoy, tengo varios consejos para poder determinar tus prioridades de la mejor manera posible y perdiendo el mínimo tiempo posible en el proceso.

Gran parte de mi mensaje, divulgación y manera de ver la vida se asienta sobre la importancia de estructurar claramente tus prioridades y ser consecuente con tus acciones para respetarlas.

Si tienes claro eso… el resto de tu vida se vuelve mucho más sencilla.

Cuando las prioridades están claras, las decisiones se vuelen fáciles. Los «no tengo tiempo para…», «no tengo dinero para…» y «no tengo ganas de…» tienden a reducirse mucho. Y tus acciones cobran un significado mucho más profundo.

¿Cómo se logra eso?

El primer paso es la sinceridad y la honestidad por tu parte.

Determinar cuales son DE VERDAD tus prioridades debes decirte la verdad, no lo que quieres escuchar o lo que te gustaría que fueran tus prioridades. Recuerda que la honestidad empieza por tener el valor de decirte la verdad a ti mismo.

La propia verdad es la más difícil de decir, de escuchar y de aceptar.

No estás intentando quedar bien con nadie, y si no eres sincero lo que te pasará es que quedarás mal contigo mismo. Y lo que es peor es que lo sabrás.

Para ser honesto contigo mismo y saber lo que quieres necesitas una buena dosis de introspección, de buen diálogo interno y tener claros los valores bajo los que riges tu vida.

El segundo paso es la coherencia.

Cuando hayas hecho el trabajo de determinar tus prioridades, toca pasar del dicho al hecho. La acción siempre es lo más importante. Por lo tanto, lo que deberás hacer es respetar esas prioridades a toda costa.

Debes tomar la decisión de no fallarlas y, por ende, fallarte a ti mismo. Durante un tiempo debes asegurarte que todas las acciones que emprendas estén alineadas y sean coherentes con lo que has dicho que quieres priorizar en tu vida.

El tercer paso es la evaluación.

No puedes saber si lo que has determinado es correcto de verdad hasta que no lo implementas y evalúas los resultados. Toca hacer algunas preguntas tras este tiempo de coherencia y acción:

-¿Mi vida ha mejorado desde que estoy respetando las prioridades establecidas?
-¿Estoy más en paz conmigo mismo?
-¿Lo que he dejado de hacer es lo que verdaderamente no era importante?
-¿Lo que he priorizado…es importante de verdad?

Si hay alguna de las preguntas es un NO, vuelve al paso uno y, con la información recolectada, vuelve a establecer una lista de prioridades mejores.

El cuarto paso es la adaptabilidad.

Debes entender que esta lista no es para toda la vida. Hay épocas que tu entrenamiento será una de tus prioridades, otras tu trabajo, otras tu pareja y otras tú mismo. No pasa nada.

Ocurre y lo único que hay que hacer es adaptarse a los cambios y reestablecer las nuevas prioridades.

¿Cada cuánto tiempo? Depende, pero normalmente cuando notas que tu vida no va como quieres que vaya, estás intranquilo, ansioso, insatisfecho y alterado durante mucho tiempo sin razón aparente…suele ser indicativo de una crisis de prioridades.

Prueba lo que te he comentado y me dices si has mejorado.