«La grandeza nace de pequeños comienzos»

Bienvenido a La Hermandad, la newsletter de Fitness Real.

Una newsletter dedicada exclusivamente a ayudarte a alcanzar la persona que sabes que puedes llegar a ser.

Espero que la disfrutes, que aprendas y que luego lo pongas en práctica.
Y gracias de corazón por estar ahí una semana más.

¡Empezamos!

Déjame que te cuente algo que me ocurrió hace unas semanas y de lo que estoy muy orgulloso. Te puede parecer una chorrada, pero para mí estas cosas demuestran un progreso claro en mi camino para alcanzar mi mejor versión.

Y si yo puedo acercarme a eso, tú también.

Pero para que entiendas la situación primero debo ponerte en antecedentes.

Cada sábado mi familia y yo bajamos a Barcelona para que mis hijas estén con sus abuelos y para que mi mujer y yo podamos tener un rato de calidad los dos juntos.

Desayunar tranquilamente, pasear y tener una conversación sin decenas de miles de interrupciones (los que son padres me entenderán…)

Normalmente cuando llegamos a Barcelona dejo a mi mujer y a las niñas en casa de mis padres y luego voy a buscar un sitio para aparcar lo más cerca posible (la historia de por qué tengo que dar vueltas para aparcar cada sábado y ya no puedo/quiero aparcar en el parking del edificio de mis padres ya te la contaré otro día).

Resulta que justo delante de su casa hay una zona de carga y descarga en la que caben dos coches y que los fines de semana se puede usar para aparcar el coche de forma gratuita. A veces tengo la suerte de que hay un espacio libre, por lo que puedo dejar el coche justo en la puerta.

Pues hace unas semanas, al llegar a casa de mis padres, la zona de carga y descarga estaba ocupada por una furgoneta que estaba justo en medio de las dos plazas, y había un señor fuera de la furgoneta esperando.

Supuse que estaba simplemente esperando a alguien y que se iba a ir en breve, por lo que paré el coche, salí, me acerqué al señor y hubo la siguiente conversación:

– Buenos días. ¿Vas a estar mucho más rato aparcado?
– Tenemos que cargar una lavadora.
– De acuerdo. ¿Si aún vas a estar un rato aquí te importa mover un poco la furgoneta para que pueda aparcar el coche? (recuerda que la furgoneta estaba en medio de las dos plazas)
– No cabe.
– No te preocupes que sí que cabe, aparco aquí a menudo y cabemos los dos de sobra.

El señor me mira bastante mal, se sube a la furgoneta, la mueve 5 centímetros y se vuelve a bajar.

– Perdona, pero tienes que moverla un poco más. Si no no voy a poder aparcar.
– No la muevo más.
-¿Cómo?
– Que te vayas a aparcar a otro sitio.

Me quedo a cuadros con la respuesta del señor. No entiendo qué está pasando. Por un momento pienso que debe haber una cámara oculta o algo, pero el tipo parece tener el perfil de youtuber o tiktoker tocapelotas.

– A ver, que solo te estoy pidiendo que te muevas un poco más…
– Que no me voy a mover, joder. Vete por ahí.

Ahí ya me empiezo a calentar. La mañana no ha sido demasiado fácil, ha costado mucho vestir a las niñas y salir de casa, por lo que ya voy con algo de tensión acumulada y solo necesito una excusa.

Y el señor me la está dando en bandeja.

Noto un hormigueo en las manos y como se me tensa el estómago.
Como la respiración se vuelve superficial.
Como las pulsaciones se elevan.
Como los ojos se fijan en el señor.

A todo esto llega un hombre que parece conocerlo. Resulta que es su hijo. Me pregunta qué está pasando, y le explico la situación. Va hacia su padre y le dice de muy buenas maneras «Papá, mueve un poco el coche, va. No montes el número, por favor».

El padre, ya muy mosqueado y casi gritando contesta «Hostia, que no voy a mover la puta furgoneta. Y punto. Ya puede llamar a la puta policía que yo de aquí no me muevo».

Mi cabreo no se suaviza.
Al contrario.
Cada vez estoy más tenso y con ganas de marcha.

Y de repente algo hace «click» en mi cabeza y soy capaz de verlo todo con calma y objetividad. Noto todas estas sensaciones familiares dentro de mi avisándome que es el momento de evitar ser una persona que no quiero ser. Una persona de la que después me voy a avergonzar.

Veo al señor de delante, cabreado como una mona porque no le da la gana de hacer un pequeño favor a alguien que se lo ha pedido amablemente o hacer caso a su hijo. Pienso que debe ser una verdadera pena ser él. Que si está reaccionando de esta manera a la situación…su vida debe ser un auténtico pozo de miseria.

Empiezo a sentir empatía por él.
En el fondo debe estar sufriendo.
Nadie en paz reacciona de esta manera.

Veo a mi mujer y a mis hijas aún en el coche, mirando toda la situación. Sobre todo pienso en mi hija mayor, que es consciente de todo y me está observando fijamente. Sin perder detalle. Pienso si quiero que vea a su padre rebajarse a la altura de este señor. Si quiero darle este ejemplo.

Y decido que no, que no es el padre que quiero que mi hija tenga. Ya tengo suficiente experiencia viendo a mi padre cabreándose por situaciones parecidas. No quiero repetir la dinámica. Es mi responsabilidad.

Me acerco al señor y le pregunto de buenas:

-¿Oye, de verdad no vas a mover el coche?
– Que ya te he dicho que no, joder.

Le sonrío con cierta ternura, doy media vuelta, abro la puerta de mi coche y le digo a mi familia «venga, vamos a buscar otro sitio para aparcar». Curiosamente en la acera de delante se va un coche, por lo que puedo aparcar en seguida.

Mi familia baja del coche y mi hija mayor me pregunta «¿qué le pasaba a ese señor?». Le explico que a veces las personas se enfadan, pero que eso no quiere decir que nosotros debamos responder de la misma manera. Parece que lo entiende.

Cruzamos la calle, volvemos a pasar por delante de la furgoneta y el señor sigue con cara de cabreo. Yo estoy tranquilo, dándole la mano a mi mujer y con mi hija en brazos. Estoy muy tranquilo. He obrado bien.

Soy una persona que tiene tendencia al enfado.
Soy alguien que «era así y punto».
«Somos Reyes», como decía mi padre, implicando que eso era algo característico de mi familia y que debíamos apechugar con ello.

Y en realidad no era así, simplemente ya me estaba bien ser así. Porque era más fácil «ser así» que decidir ser como debía ser. Era más fácil seguir dejándome llevar por mi pronto agresivo que aprender a domarlo y mantener el control.

¿Tienes problemas con la ira y el enfado?
No estás solo.
Pero te prometo que puedes con ello.
Si quieres hacerlo, claro.
Es tu decisión.

TE LO PROMETO.

La semana pasada os pregunté lo siguiente: ¿Cúales eran los principales obstáculos que os impedían alcanzar una buena vida?

Muchísimos me habéis dado vuestro feedback, y lo que he podido ver es que hay algunas cosas que son comunes en muchos de vosotros y que identificáis como verdaderos obstáculos en vuestro camino.

Los más importantes que he visto son:

  1. El miedo (número 1 indiscutible)
  2. Uno mismo (número 2 también de calle)
  3. El entorno y las comparaciones con él.
  4. La autoexigencia
  5. No poder cortar con el pasado.
  6. La falta de gratitud y presencia
  7. La procrastinación
  8. El dinero
  9. Las expectativas

Alberto, un lector, me ha enviado un correo con una reflexión muy interesante. Dice que mucha gente no es capaz de definir correctamente «qué es una buena vida». Y eso puede ser un gran problema de base, porque si no sabes adónde vas ningún viento te será favorable.

GRACIAS de corazón por el feedback que me habéis enviado.

Como os comenté, quiero crear contenido que sepa que os va a ayudar a alcanzar vuestra mejor versión y a vivir una buena vida, por lo que tendré todo esto en cuenta para crear algo que pueda marcar un antes y un después.

Me pongo manos a la obra 😉

La pregunta de esta semana creo que también es muy interesante y con vuestras respuestas podréis ayudar a muchas personas de la Hermandad.

La pregunta es la siguiente:

«¿Qué consejos le darías a tu «yo» de hace 10 años? 

Tomaos unos minutos de vuestro día para enviarme vuestros consejos respondiendo a este correo desde aquí.

Los leo todos.

Ya lo sabéis.

LA SEMANA LABORAL DE 4 HORAS
Tim Ferriss

7/10 – INTERESANTE

Tim Ferriss me gusta bastante.

Su podcast es una maravilla y su obra Tools of Titans es enorme (tanto en calidad como en tamaño, porque el libro es grotescamente grande). Pero con la Semana Laboral de 4 horas… Entramos en terreno algo pantanoso.

Es un libro muy interesante, con píldoras de conocimiento y estrategias que tienen la capacidad de cambiar por completo el marco conceptual bajo el que entiendes una empresa, como concibes el hecho de generar riqueza, qué significa ser rico o lograr vivir de algo que te gusta.

Eso me mola.

Pero a la vez es algo inconexo, un poco redundante y exagerado, tiene algunas partes que no me extrañaría que fueran inventadas y, sobre todo, tiene el potencial problema de venderte el «logra tus sueños con el mínimo esfuerzo».

Y eso no me gusta.

No, probablemente no vas a trabajar 4 horas a la semana, estar tumbado en una hamaca entre dos palmeras (como se ve en la portada del libro) y hacerte rico. Si esperas eso, apaga y vámonos. Si trabajas de lo que de verdad te apasiona tampoco deberías querer trabajar 4 horas a la semana, pero eso es otra historia.

En este libro encontrarás un cambio de mentalidad importante y muchas herramientas y técnicas para optimizar tu tiempo, ser más productivo y lograr más con menos. Pero vas a tener que dejarte la piel y trabajar por lo que quieres.

Este libro te permitirá evitar algunos problemas típicos de emprendedor que te hacen dar vueltas en el mismo sitio y no avanzar (y que yo he cometido y dejé de hacerlo gracias a este libro), pero el trabajo y esfuerzo deben estar ahí, y ni este ni ningún otro libro te librará de esa parte.

Por lo tanto, te recomiendo cambiar «mínimo esfuerzo» por «el esfuerzo necesario».

Si te parece una buena premisa, este libro tiene cosas interesantes que enseñarte.
Pero léase con cuidado.

La charla que os comparto esta semana es especial. El problema es que no sabía si compartirla por aquí porque no la he encontrado con subtítulos en castellano y eso puede ser una limitación importante.

Pero es que la charla lo vale. Mucho.

Stephen Duneier habla de cómo lograr las metas más ambiciosas desgranándolas en sus pasos más simples y haciendo pequeñas mejoras que, con el tiempo, producen cambios drásticos. Muy en la línea de lo que habla James Clear en su libro «Atomic Habits».

En esta charla se tratan muchos temas clave en el desarrollo personal: el efecto compuesto, la implementación de sistemas, centrarse en lo que podemos controlar y en el pequeño paso que tenemos delante…

No todo es talento o genética.
Lo que hacemos cada día (y cómo lo hacemos) también tiene relevancia.
Mucha más de lo que nos creemos.

PD: Esta es una oportunidad para decirte que si no sabes inglés te pongas a ello de inmediato. De lo contrario no podrás acceder a una cantidad ingente de contenido de valor que solo está en ese idioma.

PREGUNTA:
Víctor ¿Cómo puedo enfrentar pensamientos obsesivos intrusivos?

RESPUESTA:
Es una sensación angustiante cuando tienes este tipo de pensamientos.
Bien, lo primero que debes saber es que no te ocurre nada malo y que prácticamente todo el mundo los tiene. Con mayor o menor frecuencia, pero a casi todos se nos cuelan este tipo de pensamientos en la cabeza de vez en cuando.

¿No te ha pasado alguna vez estar en algún sitio muy elevado y que se te cruce por la cabeza la idea de tirarte? Tienes claro que no lo vas a hacer y no hay una voluntad consciente de hacer ese acto, pero de repente el pensamiento te viene a la cabeza y no sabes de donde ha aparecido.

Eso es un pensamiento intrusivo, y la verdad es que son una jodienda.

Porque tu mente a veces es incapaz de diferenciar lo real de lo que ocurre en tu cabeza, y es muy normal sentir de forma muy vívida en tu cuerpo todas las emociones y sensaciones que te aportaría la experiencia real.

Sabiendo que es algo frecuente y que no tiene por qué ser algo «malo», veamos algunas estrategias para gestionarlos correctamente.

PAZ, HERMANO
Es decir, no intentes luchar contra esos pensamientos e intentar que desaparezcan. No lo veas como un enfrentamiento. Y esto tiene mucho que ver con la manera en la que se plantea la pregunta.

Cuanto más luches y más te resistas, peor será.
Más durarán, más intensos serán y mas frecuentes se volverán.
Por lo tanto, el primer consejo es que simplemente los aceptes.

DESVINCÚLATE
Una vez dejas de luchar y les das espacio, el siguiente consejo es que trates de desarrollar la habilidad de desvincularte de tus propios pensamientos. No tienes por qué reaccionar ni dejarte llevar por ellos.

Por incómodos que sean, simplemente son pensamientos.
No son la realidad.
Ya sé que te hacen sentir mal.
Ya sé que puedes llegar a notar sensaciones físicas desagradables.
Pero entiende que a pesar de todo eso…solo son pensamientos.

Una vez comprendes esa realidad y la interiorizas…verás que eres capaz de crear una distancia entre tus pensamientos y tú mismo.

HAZLES UN HUECO EN TU AGENDA
Algunos psicólogos recomiendan buscar un rato muy breve a lo largo de la jornada (5-10 minutos) y permitir pensar y entretener tus pensamientos intrusivos, pero una vez finaliza ese «break» temporal, los apartas y te olvidas de ellos.

Cuando estés en esta cita con tus pensamientos intrusivos puedes realizar un trabajo de reflexión y tratar de encontrar su origen y reflexionar sobre como te hacen sentir. Disecciónalos con detalle y cuestiónalos.

REVISA EL ENTORNO
La ansiedad, el estrés y la tristeza pueden desencadenar muchos más pensamientos intrusivos, por lo que una buena manera de gestionarlos es enfrentarte a los aspectos de tu vida que te estén generando estas emociones.

A veces estos pensamientos son una consecuencia de algo mucho más profundo e importante, por lo que tener el valor de observar tu vida y ver los apartados que requieren especial atención por tu parte será algo imprescindible.

PIDE AYUDA
Antes te he dicho que los pensamientos intrusivos no son malos. Y ahí hay una diferenciación importante entre los pensamientos paralizantes y los que te permiten seguir funcionando.

Los primeros pueden acabar volviéndose un engorro si no eres capaz de ponerle freno, por lo que si ves que si, a pesar de lo explicado anteriormente, tus pensamientos intrusivos se vuelven incontrolables y te impiden vivir una vida normal, busca ayuda profesional.

La terapia cognitivo-conductual será especialmente útil en estos casos.

Espero que te haya ayudado ^^

«Las dificultades son la presentación entre la persona que eres y la persona que podrías ser».
Esta es mía
Libro Conquista Tu Físico

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Publicado el 1 de febrero de 2024Categorías: La Hermandad0 Comentarios on LA HERMANDAD – 1 de Febrero de 2024

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Sobre el autor: Víctor

Me llamo Víctor y soy el creador de fitnessreal.es Llevo más de 12 años en el gimnasio y si de algo me he dado cuenta es que en el mundo del gimnasio y la nutrición lo que más abunda es la desinformación y los mitos absurdos. Por eso creé Fitness Real, para ayudar a la mayor cantidad de gente posible a no cometer todos los errores que yo sí he cometido y hacer más sencillo y gratificante un camino de por sí plagado obstáculos y sacrificios, pero aún así increíble y lleno de satisfacciones.

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