«La grandeza nace de pequeños comienzos»
Bienvenido a La Hermandad, la newsletter de Fitness Real.
Una newsletter dedicada exclusivamente a ayudarte a alcanzar la persona que sabes que puedes llegar a ser.
Espero que la disfrutes, que aprendas y que luego lo pongas en práctica.
Y gracias de corazón por estar ahí una semana más.
¡Empezamos!
Normalmente no suelo enterarme de las cosas que ocurren en el mundo del fitness. Estoy muy desconectado de todos los cotilleos, las broncas y los chismes del sector. Tengo muy poco tiempo libre y prefiero dedicarlo a cosas que verdaderamente me aportan.
Pero, a pesar de eso, me he enterado de lo ocurrido.
Hace dos semanas falleció Alfredo Martín, más conocido en redes como Héroe Fitness y más tarde como Villano Fitness.
Primero de todo, quiero remarcar que la reflexión de hoy no es plato de buen gusto. Quiero hacerla con el mayor respeto posible, porque creo que hay que hablar de lo ocurrido. Es un tema que debe generar un debate más que necesario.
También adelanto que voy a dar mi opinión subjetiva y sesgada del asunto. Voy a participar en este debate aportando mi visión personal. No pretendo sentar ni una verdad universal, simplemente expresar lo que tengo dentro.
No conocí a Alfredo personalmente, pero sabía de su trayectoria.
También tengo constancia de que era alguien muy querido en el sector.
Fue uno de los primeros divulgadores españoles en hablar de entrenamiento, nutrición, y suplementación deportiva en Youtube, y más tarde fue el primero en hablar abiertamente del consumo de esteroides.
Esto lo hizo porque quería ser culturista de alto nivel y sabía que la única manera de lograrlo era hacer uso de esas sustancias, por lo que creó un segundo canal de Youtube (Villano Fitness) en el que hablaba de sus experiencias y, más tarde, de como usarlos «adecuadamente» o minimizando los riesgos, por decirlo de alguna manera.
Alfredo siempre dijo que los esteroides eran peligrosos.
Siempre dijo que no recomendaba su uso.
Pero él los usaba. De hecho, abusaba de ellos.
Y también ganaba dinero explicando a la gente cómo usarlos «con responsabilidad» (nótense las comillas)
Esto daría para un debate interesante:
¿Es bueno que se hable de este tema de forma más abierta?
¿Puede servir para que la gente que va a usar química sí o sí lo haga mejor y se evite muchos problemas que vienen asociados al consumo descerebrado y sin precauciones?
¿O acaso normalizarlo puede incitar al uso y que la gente (especialmente jóvenes) le pierda el miedo y el respeto?
Sinceramente no sé si su contenido tuvo un impacto netamente positivo o negativo. No es un tema blanco o negro. Alfredo estaba entre dos aguas, y cuando estás en esa situación siempre te acabarás mojando.
Lo que sí que sé con certeza es que su muerte no era necesaria. Y es una verdadera pena que haya ocurrido, especialmente teniendo en cuenta la banalidad del objetivo que buscaba. O del sueño que tenía.
Algunos estaréis pensando que a día de hoy todavía no se ha confirmado la causa de la muerte. Y es cierto. Pero me vais a permitir asumir que, probablemente, se debió a un efecto de la química de la que abusó.
Puede que me equivoque, pero lo dudo mucho.
El tiempo lo dirá. O no.
De todas maneras, aunque no fuera causa de la química (que repito, lo dudo mucho) Alfredo no es el único culturista que ha fallecido en los últimos años.
Bostin Lloyd fue un joven estadounidense que también habló abiertamente del abuso que hacía de sustancias (incluso te enseñaba a hacerlo «correctamente») y falleció a los 29 años.
Dallas McCarver murió con 26.
Isaac Ghavidel con 35.
Jo Lindner con 30.
Shawn Rhoden con 46.
Rich Piana también con 46.
John Meadows a los 49.
La lista es muy extensa.
Alfredo murió con 29 años. Era tan joven que me cuesta todavía creer que ya no esté. Apenas empezaba a arrancar en la vida, y se fue de ella persiguiendo un sueño que yo no logro comprender.
Puso su salud y su vida en riesgo para… Estar más grande.
No lo comprendo.
De hecho… Eso no es cierto.
Sí que lo comprendo.
Demasiado bien, incluso.
Entiendo perfectamente lo que es estar obsesionado y disfrazarlo con la palabra «dedicación», «objetivo», «ambición» y «sueño».
Porque mi vida hace años también giró alrededor del físico. Mi identidad estaba anclada a mi cuerpo. Y fue la época en la que, con perspectiva, me sentí más miserable e insatisfecho. Demasiadas cosas dependían de algo tan banal y absurdo como era mi cuerpo.
Y en ese momento todo el mundo que me intentaba hacer reaccionar lo tachaba de hater o de persona que me lastraba. Me negaba a aceptar la realidad.
Por suerte pude salir de esa jaula, pero muchas otras personas siguen encerradas en sus propias cárceles y descienden a un verdadero infierno persiguiendo un supuesto objetivo/sueño. Y a veces no es ni siquiera su propio sueño, si no es una necesidad que les han implantado desde fuera.
A día de hoy tengo clarísimo que todo esto, para mí, es tan secundario que me cuesta imaginar una época en la que tuvo tanta relevancia. Eso era un indicador claro de que no tenía nada más importante en mi vida. Y volqué todo mi anhelo de propósito en…el físico.
Y no lo vale.
Vivir por y para tu físico es absurdo.
Y morir por él, es estúpido.
El cementerio cada vez está más lleno de ataúdes XXL
Y que sé perfectamente lo fácil que es caer en la trampa.
Obviamente no estoy diciendo que no hay que cuidarse, alimentarse correctamente, mejorar la composición corporal, desarrollar masa muscular, fuerza, resistencia, agilidad… Pero no debe ser el punto focal de toda nuestra existencia.
La vida es mucho más que la apariencia que tenemos.
Y quien no lo comprende… En mi opinión debe tener una existencia muy triste y vacía.
Creo que como sociedad tenemos que hacer examen de conciencia, porque esta situación en parte la hemos creado nosotros. Idolatrando las personas que tienen físicos extraordinarios, validando sus obsesiones, y alimentando sus conductas dañinas.
Cada like que damos a alguien que está poniendo su cuerpo y su salud al límite, a pesar de que para nosotros resulte puro entretenimiento, es un pequeño empujón más a que esta persona siga por ese camino. Que pise el acelerador un poco más.
Cada vez los estándares están más altos, y este tipo de sucesos son un mero efecto secundario de lo que como sociedad no solo valoramos, si no que exigimos. En la cultura del «más es mejor», el físico no es una excepción.
Queremos más porque nos bombardean con más.
Es un círculo vicioso.
Fíjate, por ejemplo, en el cambio que ha experimentado Hugh Jackman a lo largo de los años interpretando a Lobezno. Cuando se grabó la primera película de X-Men, hace 23 años, se consideraba que era una persona fuerte y en forma. Recuerdo ver la película en el cine y pensar «joder, está mazado este tío».
Y bajo los estándares de hoy…muchas personas dirían que no ha cogido una pesa en su vida.
Do you even lift, bro?
Si comparas la primera aparición de Lobezno con una de las últimas… La diferencia es abismal.
Esto no solo pasa en las películas. Las redes sociales nos bombardean con físicos extraordinarios, que pertenecen al 1% del 1% de la población. Con filtros, bombeo, iluminación óptima y a veces retoques que crean algo que no es real.
Que no existe.
Y nos comparamos con eso.
Porque al final, el mensaje que estamos recibiendo constantemente cala dentro nuestro y altera nuestra percepción y las expectativas que tenemos. Para los demás y para nosotros mismos.
Y cuando ocurre eso, infravaloramos nuestro progreso y nos sentimos como la mierda porque no tenemos los mismos resultados que la gente que vemos en películas y redes sociales.
Y eso es una receta muy peligrosa.
Lo he visto demasiadas veces.
Lo he experimentado en mis propias carnes.
Mucha gente ha salido en defensa de Alfredo diciendo que «al menos vivió como él quiso y murió persiguiendo su sueño». Suena muy romántico, pero en el fondo dudo mucho que la búsqueda de ese sueño fuera una elección que tomó libremente.
Estoy convencido que, en realidad, le fue imposible no hacerlo.
Lo más seguro es que no fuera capaz de dejar de perseguir esa quimera, porque creo que estaba encerrado en una jaula disfrazada de sueño y propósito. Una jaula que muchos miraban y aplaudían.
Alfredo dijo en varias entrevistas que estaba dispuesto a morir para cumplir su objetivo. Pero cuando eres tan joven estas palabras suenan vacías, porque es difícil que tengas la madurez, la perspectiva y el entendimiento suficientes para comprender la profundidad y la repercusión que tienen esas afirmaciones.
O las verdaderas consecuencias de tus propias acciones. Dejar a tu pareja sola, a tus padres sin su hijo, a tus amigos sin su apoyo…
Creo que debemos reflexionar seriamente sobre este tema.
Creo que hay que valorar lo que estamos aceptando como sociedad y como individuos, y valorar si es algo que nos suma o nos lastra.
Yo tengo clara la respuesta, y cada vez hay más ejemplos que confirman lo que llevo pensando desde hace tiempo.
Por mi parte…poco más.
Espero haberme explicado.
Descansa en paz Alfredo.
Hace un par de semanas os pregunté lo siguiente: «¿Qué acciones estás realizando para acercarte a tu mejor versión?»
Iván responde: «Desde hace varios años entreno 3-4 veces a la semana sin apenas fallar. No lo hago por obligación. Lo hago porque me siento fuerte y me encanta tener un cuerpo que es capaz de moverse bien».
Julen dice: «Priorizo tiempo de calidad con mi pareja, elijo alimentos saludables, hago ejercicio a diario y leo berserk». Esto último es muy necesario hermano jajaja. Me encanta.
Nicolás comenta: «Priorizo mi descanso, uso menos el móvil, leo un poco más todos los días e intento cabrearme menos».
Alex explica: «Mi mejor acción a día de hoy está siendo, día tras otro, ser crítico a la par que constructivo conmigo mismo. Me recuerdo que, si el problema tiene solución, no existe problema alguno y, si no la tiene, tampoco existe».
Gracias a todos por participar en este apartado. Es un placer leer vuestras respuestas y me alegro que os dejéis de tanta teoría y os pongáis a actuar, ya que solo a través de la acción llegan los resultados.
La pregunta de esta semana es la siguiente: «¿Cuál es tu mayor remordimiento? ¿Qué has aprendido de él?»
Si quieres, compárteme tus respuestas contestando a estas preguntas desde aquí.
Los leo todos.
Gracias a todos por participar una semana más y por hacer que «La Hermandad» sea una comunidad de la que valga la pena formar parte.
El otro día un amigo me recomendó esta canción y llevo varios días escuchándola casi en bucle. Me parece increíble.
Si te mola el rock… Te flipará.
Hasta a mis hijas les encanta.
El videoclip es bastante cutre, no nos vamos a engañar, pero lo importante es la canción, así que ponlo con el volumen a todo trapo y disfrútala.
Muchos sabéis que valoro mucho mi privacidad.
No comparto mi vida privada, ni mi familia, ni mis viajes. Porque creo que mi vida es mía, y no necesito que los demás la consuman ni me validen por ello.
Pero más importante que mi privacidad es la privacidad de mis hijas. De nuestros hijos. Porque ellos no tienen elección. Muchas personas exhiben sus hijos por redes sociales sin entender las repercusiones que puede tener, especialmente en una época en la que la tecnología está en un momento crítico y aún estamos procesando lo que significará a nivel social en los próximos años.
Este vídeo, es pesar de ser algo dramático, no deja de tener un base de verdad.
Subir información e imágenes de nuestros hijos en redes sociales no es gratis. Tiene consecuencias.
Creo sinceramente que nuestros hijos se merecen privacidad, no ser el atrezzo de las vidas que queremos mostrar a los demás en redes sociales.
PREGUNTA:
Víctor, ¿cómo puedo gestionar la decepción cuando alguien me defrauda?
RESPUESTA:
Esta pregunta la siento muy cercana porque yo también me he sentido así durante mucho tiempo. De hecho, gran parte de los problemas que he tenido con otras personas en los últimos años se han debido a esto.
Estas decepciones pueden darse por varios factores.
Y principal problema de raíz que suele haber en estos casos, sin lugar a dudas, son unas expectativas demasiado elevadas y poco razonables por tu parte. Es decir, si notas que todo el mundo te decepciona sin parar…lo más seguro es que el mundo no sea el que tiene el problema.
Las expectativas irreales tienen la capacidad de destrozar relaciones. Estar esperando que las demás personas actúen siempre de la manera que crees que deben actuar es una receta para el desastre. Y es una presión que le pones a los demás que no han pedido en ningún momento.
Es muy común que, de ser el caso, se sientan juzgadas por ti. Y eso hará que se aparten más y aumente tu sensación de decepción para con ellos todavía más.
El primer paso es mirar hacia adentro.
¿Son mis expectativas demasiado elevadas?
¿Puede ser que nadie pueda estar a la altura de lo que exijo?
Trata de mantener expectativas razonables para los demás y recuerda que las personas son imperfectas y cometen errores. Debes ser capaz de perdonar y dejar ir las pequeñas cosas irrelevantes si la mayoría de lo que te aporta la otra persona lo compensa.
De hecho, es muy probable que las personas te decepcionen haciendo cosas que tú has hecho en el pasado. O que sigues haciendo en el presente. Asegúrate, por lo tanto, de no estar exigiendo a los demás mucho más de lo que te exiges a ti mismo.
Esto es el apartado de introspección.
Pero suponiendo que tus expectativas son razonables y aún así te decepcionan, puedes comunicarlas de forma clara y constructiva. La comunicación es una gran herramienta para evitar problemas y solucionarlos antes de que se hagan una montaña.
Por lo tanto, sé proactivo a la hora de comunicar lo que esperas, y hazlo sin exigir nada. Nadie te debe nada, y si lo planteas de esta manera la otra persona se pondrá, con toda seguridad, a la defensiva. Simplemente explica tus necesidades.
Si aún así no funciona y el problema sigue, es hora de marcar unos límites claros con esa persona. No te lo tomes a lo personal, simplemente esa persona no debe permanecer en tu vida y hay que seguir adelante. Sin rencor y sin enfado. Esa es una forma clara de autorespeto y una de tus principales líneas de protección.
De forma resumida:
- Si todo el mundo te decepciona, tal vez el problema lo tengas tú.
- Céntrate en tener expectativas realistas.
- Asegúrate que exiges lo mismo que estás dispuesto a dar.
- Comunícate de forma constructiva.
- Establece límites claros.
Espero haberte ayudado.