«La grandeza nace de pequeños comienzos»

Bienvenido a La Hermandad, la newsletter de Fitness Real.

Una newsletter dedicada exclusivamente a ayudarte a alcanzar la persona que sabes que puedes llegar a ser.

Espero que la disfrutes, que aprendas y que luego lo pongas en práctica.
Y gracias de corazón por estar ahí una semana más.

¡Empezamos!

Seguimos hablando de cómo desarrollar un carácter fuerte. Hace un par de semanas vimos la relación que había entre asumir responsabilidades y la fortaleza de carácter.

Hoy hablaremos de algo extremadamente importante y, a la vez, difícil.

SALIR DE TU ZONA DE CONFORT

Hacerlo con frecuencia es tan crucial que creo que me va a costar reflejarlo en palabras, pero haré un esfuerzo.

A pesar de que a corto plazo la zona de confort parece que nos aporta tranquilidad y seguridad, a medio y largo plazo es una trampa sigilosa que, de no hacer nada al respecto, se irá cerrando sobre nosotros mismos sin apenas darnos cuenta.

El resultado de no querer salir de esa trampa es una vida anestesiada, mediocre, conformista y gris.

En mi experiencia, podemos hacer un trabajo increíble de autoconvencimiento para negar esa realidad, pero la verdad, por desgracia, siempre acaba manifestándose. Y cuanto más la niegues y más te escondas de ella, más negativo será su impacto cuando lo haga.

Salir de la zona de confort es la esencia del crecimiento.
Es la esencia del coraje.

Haciendo siempre lo mismo tendremos siempre los mismos resultados. Si queremos lograr algo nuevo, tendremos que salir de nuestra zona de seguridad y probar cosas nuevas. Eso da miedo, pero el coraje no es la ausencia del miedo. Es hacer lo que sabemos que debemos hacer, a pesar del miedo.

Por desgracia, muchos creen que salir de la zona de confort es saltar de un avión sin saber si el paracaídas funciona o está en buen estado. O tirarse a una piscina con los ojos tapados sin saber si hay agua en el fondo.

Como en tantas otras cosas, la dirección es más importante que la velocidad.

Si tu dirección es el crecimiento y la mejora, no hace falta que des un salto al vacío o que hagas un cambio radical en el que las únicas opciones sean sobrevivir o morir en el intento. Dando pequeños pasos graduales en la dirección correcta es más que suficientes para, con el tiempo, expandir de forma notable tu zona de confort, aumentar tu confianza y fortalecer tu carácter.

Si buscas «zona de confort» en Google verás un gráfico de círculos concéntricos repetido hasta la saciedad y que viene a representar las diversas fases del crecimiento personal.

El primer círculo es la zona de confort, el segundo es la zona de miedo, el tercero la zona de aprendizaje y el último la zona de crecimiento.

Discrepo bastante con esa descripción y trayectoria, ya que refuerza la idea de que, cuanto más te alejes de tu zona de confort, mejor te irá.

Creo que no es un buen enfoque para la mayoría, y he hecho mi propia variación del gráfico que creo que representa mejor la realidad.

Salir de tu zona de confort no te hace pasar por una zona inicial de miedo.
La zona de confort ES la zona de miedo.

Esa es la razón por la que en mi gráfico estén ambas en el mismo círculo y sean dos caras de la misma moneda.

Estás en una zona de seguridad y te quieres mantener en ella porque tienes miedo de lo que hay fuera. De lo desconocido. De lo que no entiendes y te puede hacer daño. Como un agorafóbico que no sale de casa.

No hace falta que lo haga para tener miedo.
Está encerrado debido al miedo.
Tal vez si lo hace se exteriorice, pero no deja de estar ahí latente en todo momento.

Como una persona que odia su trabajo y quiere cambiar, pero prefiere renunciar a su llamada interior y mantener su puesto. Miedo disfrazado de seguridad o familiaridad.

Una vez fuera de esa primera zona no hace falta que te aventures muy lejos para ver recompensas significativas. Pequeños pasos te darán pequeñas mejoras, te darán experiencias y aprendizajes que no dejan de ser los ladrillos del crecimiento. No puedes separar ambos, de ahí que estén en el mismo círculo.

Sin embargo, salir demasiado de tu zona de aprendizaje y crecimiento conlleva entrar en una nueva zona de miedo y bloqueo. Podríamos llamarla la zona del pánico. Has ido demasiado lejos, como el que quiere ponerse en forma, va al gimnasio y se machaca tanto que se lesiona.

Salir de tu zona de confort amplía tu zona de confianza y control, potencia la creatividad, aumenta tu competencia y crecimiento personal de forma exponencial.

Cuando cambias tu marco mental y te vuelves una persona que, por defecto, decide tomar el camino difícil y le entran cosquillas en el estómago cada vez que piensa en el reto que tiene delante, pero aún así lo hace…la vida se expande. De una manera que cuesta entender a no ser que lo experimentes en primera persona.

Por lo tanto, sé valiente.
Suelta aquello conocido pero que sabes que actúa como una ancla en tu vida y empieza a dar tus primeros pasos.
Experimenta tu potencial por primera vez.
Falla, cáete, ráspate las rodillas y siéntete vivo por ello.
Levántate una vez más, sacúdete el polvo, lámete las heridas y alégrate de haber tenido el coraje de tomar las riendas de tu vida de una vez por todas.

La persona que sabes que puedes llegar a ser está fuera de tu zona de confort. Que no te quepa la menor duda.

Esta semana te propongo que salgas de tu zona de confort de un par de maneras distintas:

1) Haz algo cada día que te genere cierta resistencia. No me refiero a algo que te de pánico, si no a algo que quieras hacer, tu primer impulso es no hacerlo pero que sabes que si te armas de determinación lo puedes lograr. No es hacer lo imposible. Es hacer lo incómodo y acostumbrarte poco a poco a esa sensación.

Apunta en una libreta cada una de esas cosas una vez las termines.
Léelo al cabo de 7 días.
Escribe como te sientes y valora si haber hecho esas cosas te hace sentir mejor contigo mismo.

2) Restringe alguna comodidad diaria de forma voluntaria. Eso te permitirá ver que, en realidad, la mayor parte de las cosas que crees que necesitas…no las necesitas.

Es algo que me encanta del ayuno intermitente, por ejemplo. No porque sea mágico o te ayude a perder más grasa. Me parece muy interesante porque restringir tu alimentación de forma voluntaria esporádicamente te permite entender que no pasa nada si no comes cada 2 horas. O si no comes durante un día. Lo experimentas en tus propias carnes y eso hace que ganes libertad.

Y, sobre todo amplía tu zona de confort, de manera que si un día te vez forzado a no comer (por la razón que sea), no te pillará de nuevo y conocerás esa sensación. La has experimentado con anterioridad por decisión propia y en un marco de seguridad y control, por lo que serás capaz de sobrellevarla mucho mejor que si nunca hubieras estado ahí previamente.

Elige tu comodidad diaria y prescinde de ella.
Apunta sensaciones.
Saca conclusiones.

Coméntamelas respondiendo a este correo, tengo mucha curiosidad para leer tus aprendizajes.

Me gusta bastante Damon Zahariades. Sus libros son bastante sencillos, pero a veces no hace falta una obra revolucionaria para explicarte lo que necesitas escuchar y aplicar en tu vida. En este caso, Damon nos habla de cómo dejar ir todas aquellas cosas del pasado o del presente que nos hacen daño y no nos dejan avanzar en la vida.

El libro está estructurado en 3 partes:

  1. La parte positiva de soltar lastre en la vida.
  2. Las principales razones por las que no logramos dejar ir.
  3. 21 estrategias para lograrlo, con ejercicios prácticos.

Lo dicho, no es un libro de un calado psicológico muy profundo, pero más que suficiente para ponerse manos a la obra, construir un mejor presente y un futuro más pleno.

Especialmente cuando recibo semanalmente muchísimas dudas sobre este tema, por lo que es algo con lo que la gente necesita ayuda.

El único problema del libro es que está en inglés y de momento no hay traducción disponible. Sin embargo, tiene un nivel muy asequible y no es una lectura compleja, por lo que si te defiendes con el idioma y te interesa el tema de aprender a soltar…yo me animaría a darle una oportunidad.

THE ART OF LETTING GO
Damon Zahariades

Shi Heng Yi es un maestro Shaolin, el actual director del templo Shaolin de Europa y un auténtico sabio. Llevo años siguiéndole la pista, escuchando sus charlas, y nunca defrauda.

En este vídeo se recopilan algunos de sus mejores aprendizajes.
Desapego, serenidad, autoconocimiento, aceptación, esfuerzo, gestión emocional…

Un gran vídeo sin lugar a dudas.
Os recomiendo que lo miréis con plena atención y toméis nota de lo que resuene más con cada uno de vosotros.

PREGUNTA:
Víctor ¿Cómo puedo reducir el uso del teléfono sin renunciar 100% a las redes sociales?

RESPUESTA:
El móvil es una gran herramienta, pero un pésimo dueño. Por lo tanto, hay que tomar las riendas del asunto y entender que, de no hacerlo, seremos sirvientes de una tecnología que está diseñada para absorbernos la atención y el tiempo.

Ahí van mis consejos para reducir el consumo del móvil de una forma realista:

1) Sé consciente: normalmente cuando decides usar el teléfono (y no tiene un propósito claro e importante) suele ser una consecuencia de evitar algo desagradable que te está pasando en ese momento. Aburrimiento, inseguridad, ansiedad, tristeza…

Sientes algo que no te gusta y, para escapar de esa sensación, decides evadirte con la fuente más próxima de placer y distracción de la que dispones. En este caso, el móvil. Solo el hecho de hacer esta conexión y ser plenamente consciente de ella hará que tu uso del teléfono se reduzca y se vuelva mucho más intencional.

2) No pongas el piloto automático: cuando vayas a usar el teléfono o el ordenador, ten un objetivo claro. Qué vas a hacer. Qué aplicaciones vas a usar. Qué páginas vas a visitar.

No apagues el cerebro y utilices estas plataformas de la manera en la que se han diseñado para ser usadas. No lo permitas.

3) Horarios: No pasa nada por mirar chorradas por Internet, pero debes tener claro el tiempo que le dedicas a ello. Pon un horario claro y respétalo. «Voy a mirar 30 minutos el móvil y, cuando acabe, me pondré a hacer otra cosa».

Y un consejo clave es tener claro lo que vas a hacer a continuación, porque si pretendes dejar de hacer algo que está diseñado para engancharte y ponerte a sopesar sobre tu vida, tus objetivos y sobre qué deberías estar haciendo ahora…vas a volver a distraerte con facilidad.

Es decir: «Voy a mirar 30 minutos el móvil y, cuando acabe, me pondré a hacer X de forma focalizada».

4) Pregúntate si estás disfrutando: Muchas veces empezamos a ver vídeos de Youtube, reels en Instagram o memes en 9gag y al principio es fantástico. Pero poco a poco empezamos a funcionar por inercia.

No disfrutamos lo que estamos haciendo (no cómo al principio, al menos) pero es más fácil estimulado que tomar conciencia y parar. Si reflexionamos nos damos cuenta que no tenemos el control de la situación. Sincérate y averigua si todavía estás disfrutando lo que has venido a hacer o ya has entrado en el bucle destructivo.

5) Consejos típicos: Hasta ahora he comentado algunas cosas que tal vez no se te habían pasado por la cabeza, pero ahora te voy a poner algunos consejos que se dan a menudo (pero que son verdaderamente útiles):

  • Desinstala las aplicaciones que quieras reducir su consumo o que te generen muchas distracciones. Instálalas cuando las quieras usar.
  • Si no quieres ser tan drástico, al menos no tengas las aplicaciones en la primera pantalla cuando desbloquees el teléfono. Crea cierta fricción entre la app y su uso.
  • Bloquea todas las notificaciones.
  • Mantén el teléfono apartado de ti cuando tengas que trabajar. Considera apagarlo.
  • Instala aplicaciones que te bloqueen ciertos usos del móvil (Cold Turkey Blocker, por ejemplo)
  • Pon el teléfono en gama de grises. Será mucho menos apetecible usarlo si no es tan visualmente atractivo.
  • Plantéate tener dos teléfonos. Uno con las aplicaciones y otro solo para llamadas. Lleva siempre el segundo y limita el uso del primero.
  • Haz limpieza de redes sociales. Sigue a gente que verdaderamente te aporte, no solo a gente que te distraiga.
  • Si tu problema es Youtube específicamente, cuando veas un vídeo ponlo en pantalla completa y saca las manos del teclado. Evitarás mirar comentarios, vídeos recomendados y entrar en la espiral de consumo sin sentido.

Espero que te haya servido, que apliques algunas de ellas y te ayuden a mejorar la relación que tienes con las redes sociales.

Esta semana quiero compartir con todos vosotros una de las mejores historias que he escuchado. Principalmente por el mensaje que contiene, ya que encuentro imprescindible interiorizarlo completamente para alcanzar la paz y el equilibrio en la vida.

Un rey reunió a todos los sabios de su corte y les hizo la siguiente petición: «He mandado hacer un anillo al mejor orfebre del reino, y quiero grabar en su interior un mensaje que me ayude en los tiempos difíciles y al que pueda acudir cuando necesite consejo y guía».

Los sabios se pusieron manos a la obra y estuvieron días revisando sus grandes libros de filosofía y debatiendo entre ellos, pero estaban acostumbrados a escribir y leer grandes tratados en extensos libros, y no fueron capaces de condensar en pocas palabras todos sus pensamientos, y se dieron cuenta que no podían satisfacer los deseos del rey.

El rey, sin embargo, tenía a un sirviente muy cercano. Éste había servido a su padre con anterioridad y se había ganado su respeto y la cercanía de todos, por lo que el rey confiaba en él como un miembro más de la familia.

El sirviente le dijo que podía ofrecerle el mensaje que había pedido, ya que se lo escuchó a un invitado de su padre muchos años atrás y nunca lo olvidó, pero le pidió como única condición que no lo leyera a menos que fuera absolutamente necesario, ya que solo entonces sería capaz de comprenderlo.

El rey aceptó.

El sirviente fue al orfebre, le dictó el mensaje y este lo grabó en la cara interna del anillo. El rey se lo colocó y, respetando la promesa que había hecho, no se lo sacó en ningún momento para leer lo que había escrito.

Al cabo de un tiempo, un reino vecino invadió el territorio del rey sin previo aviso, y al no poder enfrentarse a sus ejércitos tuvo que escapar como pudo. En su huida acabó en plena montaña, con su familia y algunos pocos que habían podido huir con él.

Estaban perdidos, con hambre, frío y miedo.

El rey estaba desesperado y paralizado por la situación, y fue en ese momento que se acordó del anillo. Lo sacó y por fin leyó el mensaje que había permanecido oculto hasta entonces.

En el anillo se encontraban las siguientes tres palabras: ESTO TAMBIÉN PASARÁ.

En ese momento, un silencio se apoderó de él. Una extraña calma y sosiego se asentaron en su interior. La noche parecía menos oscura. El frío, menos inmisericorde. El hambre, más llevadera.

Esa misma noche, un grupo de soldados de un reino aliado encontraron al pequeño grupo del rey y lo escoltaron hasta la capital, donde se recuperaron, se reagruparon y planearon la reconquista de su hogar.

A los pocos meses la guerra terminó. Habían expulsado a los invasores y recuperado su reino. El rey mandó organizar un banquete inmenso, con comida a raudales, flores, música y baile. Estaba eufórico y orgulloso de lo que había logrado, y mientras miraba la celebración, el viejo sirviente se le acercó y le dijo «Por favor majestad, lea otra vez el anillo».

ESTO TAMBIÉN PASARÁ.

El rey comprendió que había pedido un mensaje que lo ayudara en los tiempos difíciles, pero el sirviente le había ofrecido algo mucho más valioso que eso. Entendió que aferrarse a las situaciones negativas no era lo indicado, pero tampoco lo era hacerlo a las positivas.

Porque todo pasa. Todo.
Tanto lo bueno, como lo malo.

Los problemas se solventan y suavizan.
Las buenas rachas terminan.
La salud se deteriora.
Los dolores se calman.
La euforia desaparece.
La desesperación se aligera.
La alegría llega y luego se va.
La tristeza aparece, y luego se diluye.

Si nos agarramos demasiado a algo nos veremos arrastrados por la corriente de la vida. Sufriremos innecesariamente. Sufriremos intentando mantenernos anclados a algo que ya se fue, pero que nos negamos a aceptarlo.

La clave para lograr la paz y el equilibrio es aceptar con plenitud que todo existe, y todo pasa.
La clave reside en que nada nos venga de improvisto, porque entendemos la esencia de la vida misma.
La clave está en reducir la brecha entre lo que queremos que pase y lo que está pasando en realidad.

Cuando estés en un mal momento, sé consciente de él. Transita las emociones que experimentarás, pero no te regodees en ello, ya que cuando el sol salga tal vez te lo perderás si estás mirando al suelo sintiendo pena por ti mismo.

Cuando estés en un buen momento, disfrútalo pero no pierdas el control ni te creas invencible, porque tal vez estarás con la mirada tan alta que no prestarás atención a las piedras del camino.

Recuerda: Esto también pasará.

Y está bien, porque la vida es eso.
La vida es cambio.
Es la única constante, y no podemos resistirnos a él si lo que queremos es vivir en armonía y plenitud.

«Aquél que planta árboles sabiendo que jamás se sentará en su sombra ha empezado a entender el verdadero significado de la vida»

Rabindranath Tagore

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Publicado el 15 de junio de 2023Categorías: La Hermandad0 Comentarios on LA HERMANDAD – 15 de junio de 2023

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Sobre el autor: Víctor

Me llamo Víctor y soy el creador de fitnessreal.es Llevo más de 12 años en el gimnasio y si de algo me he dado cuenta es que en el mundo del gimnasio y la nutrición lo que más abunda es la desinformación y los mitos absurdos. Por eso creé Fitness Real, para ayudar a la mayor cantidad de gente posible a no cometer todos los errores que yo sí he cometido y hacer más sencillo y gratificante un camino de por sí plagado obstáculos y sacrificios, pero aún así increíble y lleno de satisfacciones.

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