«La grandeza nace de pequeños comienzos»

Bienvenido a La Hermandad, la newsletter de Fitness Real.

Una newsletter dedicada exclusivamente a ayudarte a alcanzar la persona que sabes que puedes llegar a ser.

Espero que la disfrutes, que aprendas y que luego lo pongas en práctica.
Y gracias de corazón por estar ahí una semana más.

¡Empezamos!

Esta edición de La Hermandad está patrocinada por Fit Generation y su Grado Superior en Dietética.

Fit Generation

Si lo que te apasiona es la nutrición deportiva y quieres dedicarte a ello de forma legal, lee esto porque te interesa mucho.

Hace una década me saqué el Técnico Superior en Dietética y lamentablemente no fue una experiencia demasiado positiva, porque el temario que me daban estaba completamente desactualizado, había muy poco temario específico del área de la nutrición que a mi me gustaba (la nutrición deportiva) y los profesores no trabajaban en el sector.

Fit Generation ha decidido cambiar las cosas y crear un grado que realmente te ayude a aprender y a ser el mejor profesional posible.

– Un grado superior oficial que acredita para ejercer de forma legal.
– Formación 100% online, con clases en directo pero que las puedes ver en diferido si así lo prefieres.
– Profesores que se dedican al sector de la nutrición y que son referentes en redes sociales.
– Temario actualizado y centrado en la nutrición deportiva.
– Te enseñarán a trabajar tu marca personal para crear tu propio proyecto de nutrición si así lo deseas.

¿Te interesa ser dietista de forma legal?
Pues infórmate sin compromiso aquí.

Sinceramente, si quieres dedicarte a la nutrición deportiva no se me ocurre una opción mejor. Ojalá algo así hubiera existido cuando yo me saqué el título.

El martes ocurrió algo que me hizo reflexionar un buen rato.
Estoy convencido que tú también has vivido esa situación alguna vez.

Lo que vas a leer a continuación es algo que, a pesar de ser muy cotidiano, contiene lecciones muy importantes para la vida en general. Como siempre digo, la sabiduría está en todos sitios. Todo tiene la capacidad de enseñarnos, siempre que seamos capaces de prestar atención y estar receptivos a aprender.

Espero que te guste y que te haga reflexionar.
Vamos a ello.

Estos últimos días han sido bastante agitados.

El martes llevé al hospital a mi hija pequeña para hacerle una revisión, ya que el viernes pasado tuvimos que llevarla a urgencias a las 6 de la madrugada y no llegamos a casa hasta casi la hora de cenar.

Bloqueo de los bronquios por acumulación de mocos, una parte del pulmón colapsada, inicio de infección, fiebre de casi 40, analíticas, corticoides endovenosos, placa de tórax, nebulizaciones para diluir el moco acumulado en el pulmón, antibióticos…un show.

Ahora ya está todo tranquilo y ella está bien, pero nos dio un buen susto.
Es algo que, por desgracia, ocurre con la fibrosis quística.

Por suerte el equipo médico es estupendo y nuestra hija está en buenas manos.

Cuando ocurren estas cosas doy gracias por vivir en esta época y que mi hija pueda recibir la atención, los cuidados y la medicación para que estas cosas no pongan en riesgo su vida. Hace unas décadas todo esto era muy diferente.

Pero bueno, la reflexión de hoy no va de eso, aunque nunca es un mal momento para la gratitud 😉

Cuando salí del hospital con la peque llovía a cántaros, y eso quería decir que había un auténtico caos en las calles. No sé si ocurre esto donde vives, pero al menos en Cataluña caen 4 gotas y la ciudad colapsa por completo.

El parking del hospital estaba absolutamente abarrotado. De hecho, estábamos todos bloqueados ya que solo tiene una salida y da a una pequeña calle también de un único carril que se colapsa con facilidad.

Para que te hagas una idea, tardé 25 minutos de reloj en simplemente poder salir del parking, y otros 15 para salir de la zona hospitalaria.

Estaba en medio del atasco en el parking y me puse a pensar que en otro momento de mi vida me estaría subiendo por las paredes. Estaría frustrado por la caravana, por saber que iba a llegar tarde a casa y porque las cosas no ocurrían con la velocidad que yo deseaba.

Porque hace un tiempo siempre iba con prisas a todos sitios.
Con un petardo en el culo constante.
A veces, estresado incluso yendo a ninguna parte.
Las prisas eran mi velocidad por defecto.

Pero la realidad es que hace tiempo sé que en estas situaciones no puedo hacer nada. No solo lo entiendo racionalmente, si no que lo he integrado por completo en mí.

Los coches están parados, no hay otra salida en el parking, la lluvia está cayendo y colapsando las calles…da igual lo mucho o poco que me cabree o me frustre. Seguiré en el mismo sitio, pero más puteado, frustrado y de mal humor.

No, gracias.

La caravana no está bajo mi control, pero la actitud con la que la encaro, sí.
Por lo que hace tiempo que ya tengo integrado aceptar la situación, poner un podcast o escuchar música y esperar.

Y entonces ocurrió.
Porque siempre ocurre.

La caravana había estado en relativa calma un buen rato hasta que alguien, que ya no podía más y necesitaba desahogarse, tocó el claxon. De hecho no lo tocó. Lo machacó. Lo reventó.

Y eso hizo que otra persona, alterada por el ruido, se uniera a la fiesta.
Y luego otra.
Y otra.
Y el parking empezó a ser un auténtico infierno de ruido que reverberaba por todas partes.

¿Te ha pasado alguna vez esto?
Seguro que sí.

Tanto fue así que los trabajadores del parking tuvieron que salir a decirles a los que estaban tocando el claxon que pararan de una vez, porque eso era inaguantable.

Muchos conductores les respondieron de muy malas maneras y los trabajadores también se empezaron a cabrear con ellos en consecuencia. Gritos, enfados, insultos…

Yo estaba mirando todo ese percal y me di cuenta que lo que estaba presenciando era un ejemplo de un fenómeno muy común: el contagio de emociones.

Pensé en lo fácil que es perder el control cuando tenemos a alguien delante que lo pierde.
Lo sencillo que supone bajar al barro en una discusión, simplemente porque la otra persona nos tienta a hacerlo.
Lo difícil que es mantenerse frío cuando alguien está completamente desbocado.

¿Cuantas veces alguien te ha faltado al respeto o se ha cabreado contigo y has aprovechado para bajar a su nivel?

¿Cuantas veces has permitido que las emociones y los actos de otro permeen en tu interior y dicten la manera en la que actúas, piensas y respondes?

¿Cómo te has sentido al darte cuenta que has perdido la libertad de actuar como sabes que debes hacerlo porque no has sido capaz de controlarte a ti mismo?

Decía Epicteto que ninguna persona es verdaderamente libre si no es dueña de sí misma, y estoy muy de acuerdo con esa afirmación.

Mira, hay muy pocas cosas que podemos controlar.
No controlamos el tiempo, los atascos, lo que piensan las demás personas, como actúan, los gritos que dan o los insultos que sueltan.

Pero la manera en la que nosotros actuamos sí está en nuestra zona de influencia. Y ahí es donde tenemos la capacidad de demostrarnos que somos la persona que queremos ser, independientemente de lo que ocurra a nuestro alrededor.

Podemos darnos pruebas de que somos capaces de mantenernos firmes ante la adversidad.
Que somos dueños de nosotros mismos.

Marco Aurelio hablaba de la ciudadela interior, una fortaleza interna de la mente y el espíritu donde uno podía encontrar refugio y paz, con independencia de las circunstancias externas. Un lugar donde residía la verdadera libertad e identidad de una persona, protegida de las influencias externas y de los eventos del mundo exterior.

Por lo tanto, es importante que construyas esa ciudadela en tu mente.
Y que la fortifiques todo lo posible para que la persona que deseas ser pueda mantenerse firme en medio de la tempestad del día a día.

Cuando sabes que la persona que eres es tu responsabilidad y decides aceptarla hasta sus últimas consecuencias…empiezas a ver que el concepto que tienes de ti mismo aumenta de forma drástica.

Porque te das cuentas que eres dueño de ti mismo.
Y eso te da una sensación de bienestar y tranquilidad como pocas.

La semana pasada os hice la siguiente pregunta: ¿En qué momento vi que estaba haciendo algo que en realidad no quería hacer simplemente porque estaba siguiendo a la mayoría?

Las respuestas, una semana más, han sido fantásticas.
Gracias a todos por participar.

David ha tenido que romper creencias.

«Tras 5 años de relación con mi pareja descubrí que mantenía esa relación «porque era lo correcto». Era una gran persona, y la quiero mucho, pero no como pareja. Al final decidí romper la relación de pareja y romper también con la creencia de que estar en pareja es «lo correcto». Siendo sincero conmigo mismo, me encuentro mejor solo».

Patricia ha luchado contra la inercia.

«Hace bastante tiempo decidí dejar de ir a la máquina del café en la oficina cuando había gente, ya que las personas que se reunían ahí la utilizaban para despacharse a gusto de cualquiera (persona o situación). Me di cuenta que eso me generaba malestar e influía en mi estado de ánimo. Que conste que yo también fui parte de esas conversaciones durante mucho tiempo, pero me di cuenta que no me aportaban nada positivo. Al lo contrario».

Gemma ha resistido ante la presión.

«Dejé de beber porque todo el mundo lo hace y porque ya te relacionan con esto. Cuando iba a cenar con amigos y familia si decía que no quería tomar nada, era como que me obligaban. «¿Cómo no vas a beber?»
Ahora raramente bebo, digan lo que digan, de hecho ahora ya lo tienen asumido que no bebo y ya no presionan. Desgraciadamente este caso es demasiado común, sobre todo en jóvenes…»

Ha sido una gozada leer vuestras respuestas una semana más.
Me alegro que cada vez haya más personas usando el cerebro y pensando de forma crítica, en vez de dejarse llevar por el rebaño.

Esta semana os planteo la siguiente pregunta.
Muy corta, pero extraordinariamente importante.

¿Cuál ha sido, hasta la fecha, tu mayor logro?

Podéis responder a la pregunta simplemente contestando a este correo.
Espero con ganas vuestras reflexiones y respuestas.

Las leo todas, ya lo sabéis.

La psicóloga Kelly McGonigal nos trae una charla muy interesante sobre el estrés y lo demonizado e incomprendido que está.

Toda la charla es fantástica y os recomiendo que reservéis un cuarto de hora durante esta próxima semana para verla, pero tiene algunas frases para enmarcar:

«Cuando decides ver tu respuesta al estrés como algo positivo, estás creando la biología del coraje».
«Ve tras lo que crea significado en tu vida y después confía en ti mismo para manejar el estrés que conlleva».

Fantástica charla.

PREGUNTA:
Víctor ¿Se puede trabajar la paciencia?

RESPUESTA:
Rotundamente sí.

Históricamente he sido una persona que ha tenido lo que se llama técnicamente una paciencia de mierda. A día de hoy sigue sin ser mi punto fuerte pero he mejorado drásticamente del chaval impaciente que fui en su día.

Por lo tanto, soy el ejemplo claro de que todo se puede trabajar.
Todo se puede mejorar.
Lo que hace falta es quererlo.

Ahí van varios consejos para mejorar la paciencia:

1) DECISIÓN: Toma la decisión de ser más paciente. Mucha gente en el fondo no quiere mejorar su paciencia porque ya está muy cómodo en el rol de «yo es que soy así». Se identifican como personas impacientes y ya les está bien. Como siempre digo, la gente puede cambiar, el problema es que no quiere cambiar y mucho menos aceptar que no le da la gana de cambiar.

2) ACEPTACIÓN: Volvemos al ejemplo del parking del hospital. Gran parte de la impaciencia ocurre por un choque entre la velocidad a la que creemos que deberían ocurrir las cosas y la velocidad a la que verdaderamente ocurren. Baja expectativas, olvídate de lo que está fuera de tu control y acepta las cosas tal y como son si no puedes hacer nada para cambiarlas.

3) HIPERESTIMULACIÓN: Todo nuestro entorno va a 1000 revoluciones por segundo. Estamos constantemente estimulados e hiperactivos, y eso afecta a nuestra capacidad de tomarnos el tiempo necesario para cualquier cosa. A veces la impaciencia es una consecuencia del estilo de vida tan ajetreado en el que vivimos. Baja revoluciones en general y verás como la paciencia aumenta.

4) REALISMO: Estamos muy poco habituados al fallo. De hecho, lo tenemos completamente estigmatizado. Creemos que las cosas deben salir a la primera y, si no lo hacen, nos frustramos y no tenemos la paciencia para repetirlo. Debemos entender que el proceso normal de la mayoría de cosas es más largo del que creemos o nos han hecho creer. Y no pasa nada.

5) CONCIENCIA: Esfuérzate en ser consciente de las situaciones en las que sueles perder la paciencia con mayor facilidad. Cuando eres plenamente consciente de ellas puedes ir más mentalizado, o incluso ver indicadores previos que te indican que la paciencia se está agotando, pudiendo tomar cartas en el asunto antes de que sea demasiado tarde.

6) CALMA: Trabajar la meditación y el mindfulness son herramientas muy interesantes para tener una energía mucho más arraigada y estable. La respiración es algo importante para calmarte y estar más presente.

7) EXPONTE: Ponte voluntariamente en situaciones en las que tengas que esperar y que no vayan al ritmo que tú crees adecuado. Crea una dosis hormética de estrés, enfocado a que desarrolles herramientas para gestionar la paciencia en un ambiente que tú has decidido estar. Es como ir al gimnasio para tu paciencia. Por ejemplo, ponte en la fila más larga del supermercado a propósito.

Espero que te haya ayudado.

Esta semana quiero recomendarnos MUCHO una serie que me está flipando.
Se llama Shōgun, y es de lo mejorcito que he visto últimamente. Ya sabéis que me encanta el Japón feudal, y esta serie no decepciona.

Al contrario, es una oda a una cultura tan diferente a la nuestra que a muchos nos fascina.

La historia sigue a un navegante inglés que llega a Japón y como su destino se entrelaza con el de un señor feudal al que unos rivales políticos desean asesinar.

Una serie con unos personajes increíbles, una historia compleja y bien elaborada, que te muestra situaciones muy crudas, que te plantea preguntas incómodas y que es una delicia a nivel visual.

Voy a ser sincero: aún no la he terminado (me quedan dos episodios).
Pero me está gustando tanto que solo por lo que he visto hasta ahora ya merece la pena verla.

Está en Disney+
100% recomendada.

Y Hiroyuki Sanada está extraordinario, como siempre.

«Si tienes un problema conmigo, llámame. Si no tienes mi número, no me conoces lo suficiente como para tener un problema conmigo».
Christian Bale
Libro Conquista Tu Físico

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Publicado el 16 de mayo de 2024Categorías: La Hermandad0 Comentarios on LA HERMANDAD – 16 de mayo de 2024

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Sobre el autor: Víctor

Me llamo Víctor y soy el creador de fitnessreal.es Llevo más de 12 años en el gimnasio y si de algo me he dado cuenta es que en el mundo del gimnasio y la nutrición lo que más abunda es la desinformación y los mitos absurdos. Por eso creé Fitness Real, para ayudar a la mayor cantidad de gente posible a no cometer todos los errores que yo sí he cometido y hacer más sencillo y gratificante un camino de por sí plagado obstáculos y sacrificios, pero aún así increíble y lleno de satisfacciones.

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