«La grandeza nace de pequeños comienzos»

Bienvenido a La Hermandad, la newsletter de Fitness Real.

Una newsletter dedicada exclusivamente a ayudarte a alcanzar la persona que sabes que puedes llegar a ser.

Espero que la disfrutes, que aprendas y que luego lo pongas en práctica.
Y gracias de corazón por estar ahí una semana más.

¡Empezamos!

Uno de los temas sobre los que recibo más preguntas es sobre relaciones personales. En particular sobre como gestionar a las personas supuestamente «tóxicas».

La realidad es que catalogamos a los demás como «tóxicos» con mucha facilidad. Y muchas personas se niegan a aceptarlo. A mí mismo, sin ir más lejos, me costó mucho hacerlo en su momento.

Pero vayamos por partes.

Sabes de sobra la importancia que tiene para mí el entorno que tenemos. Lo mucho que nos influencia (tanto para bien como para mal) la gente con la que nos rodeamos y lo vital que es juntarte con personas afines.

Esas que quieren lo mejor para ti, que están a tu lado, que viven la vida respetando tus mismos valores y principios, que les puedas contar malas noticias y te escuchan y que les puedes contar buenas noticias y se alegran por ti.

Este tipo de personas son un auténtico tesoro.

Y es cierto que hay gente tóxica.
Por descontado.

Gente mala, egoísta, narcisista, egocéntrica que por alguna razón siente cierto placer o satisfacción en joderte la existencia. O en tener control sobre ti y no dejar que seas libre. Incluso su bienestar pasa por que las demás personas estén peor, y si puede ser gracias a ellos, mejor que mejor.

Estas personas existen, y tarde o temprano te cruzarás con alguna de ellas. Las buenas noticias es que son mucho menos comunes de lo que solemos creer.

Ahí va una dosis de realidad:
No todo el mundo que no te apoya de forma incondicional en absolutamente todo lo que te propones es tóxico.
No todo el mundo con el que te peleas lo es.
No todas las personas que te cuestionan algo lo son.

«Tóxico» es un adjetivo del que estamos abusando.
Y cuando todo es tóxico, nada lo es.

A veces estas personas simplemente tienen otra manera de ver la vida. Tienen otros valores, otros principios, otras prioridades y eso hace que no sean afines a nosotros. O nosotros a ellos.

Existe una corriente dentro del desarrollo personal y la psicología que te hace creer que cualquier persona que te rebata mínimamente o no esté de acuerdo con absolutamente todo lo que haces y te aplauda cada vez que pasas por delante suyo…es una persona nociva que te está frenando y está impidiendo que alcances tus sueños.

Nos permitimos el lujo de catalogar como tóxica a toda aquella persona que no actúa o piensa como nosotros creemos o exigimos que debería actuar o pensar.

El crecimiento personal es fantástico y es algo necesario si lo que queremos es dejar el mundo mejor de lo que lo hemos encontrado, pero es muy fácil subirnos a nosotros mismos a un pedestal que solo existe en nuestra cabeza.

¿Te has parado a pensar que tal vez, desde el punto de vista de la otra persona, el tóxico eres tú? ¿Te has planteado que, tal vez, tú mismo tienes comportamientos nocivos para con otras personas pero no te das cuenta de ello porque estás demasiado enamorado de la idea que tienes de ti mismo?

La reflexión de hoy simplemente es para decir que los fallos que juzgamos más severamente en los demás son los fallos que solemos tener nosotros mismos.

No debemos apresurarnos tanto a machacar a los demás cuando cometen errores, porque nosotros también erramos, y a menudo de forma muy parecida a lo que tanto criticamos.

A veces nos quejamos de que la gente no nos entiende y que estamos en un ambiente tóxico, y en realidad es que simplemente no nos hemos explicado bien, pero nuestro ego nos impide hacer el trabajo de reflexión pertinente.

A veces las personas no actúan como actúan por maldad…si no porque no saben hacerlo mejor.

Obviamente hay gente que te criticará e intentará frenarte por envidia y mediocridad, pero a menudo hay gente que te cuestionará por cariño. No por rabia.

Simplemente no ven lo que nosotros vemos y por amor querrán evitar que cometamos un error que ellos intuyen. O un error que ellos en su momento cometieron, y eso ha teñido su realidad y ha formado su opinión. O querrán avisarte de un problema que existe, pero que no eres capaz de ver.

Déjame que te ponga un ejemplo personal:

A los pocos años de empezar en el gimnasio me convertí en un auténtico obsesionado. En mi pequeña burbuja no era capaz de verlo, pero la realidad es que todo eso estaba restándome calidad de vida. A mí y a las personas que me rodeaban.

Era el motivado que ponía el despertador a las 3 de la mañana para tomarme un batido cargado de proteína, leche entera, avena y varios suplementos. Mi calidad de descanso se veía afectada severamente, pero «lo que tú llamas obsesión yo lo llamo dedicación».

Era el típico que llevaba un táper a todas partes, incluso a las cenas con amigos, o que decía no a una quedada con mi familia o amigos porque tenía que entrenar.

Era el que entrenaba 7 días a la semana, 2 horas y media, porque si no lo hacía en el fondo no me sentía bien conmigo mismo. Sin ser consciente de ello, utilizaba el gimnasio para tapar ciertos demonios de mi día a día.

Era el que estaba todo el día pensando que tenía que comer 20 gramos de proteína cada dos horas o perdería músculo.

Y al final a mi padre se le hincharon las pelotas.
Con razón.

En medio de un viaje familiar, en un pueblo de Cerdeña, me pilló por banda (tras llevar un rato dando la brasa porque tenía que comer algo con proteína) y me dijo que estaba harto de mis tonterías.

Las formas no fueron las adecuadas, pero el mensaje era correcto.

Y lo primero que pensé es que era un incomprendido, que mi padre era un «hater» y que cómo se atrevía a frenar mis objetivos.

Al cabo de unos días reflexioné, pude «despertar» de alguna manera y entendí era yo el único que no había sido capaz de ver en la vorágine obsesiva en la que me había ido metiendo sin darme cuenta.

Todo el mundo lo veía, menos yo.
Y tenía el valor de creer que todo el mundo estaba equivocado, menos yo.
El mensaje es que hay gente tóxica. Por supuesto.
Hay haters, hay mediocres y hay gente mala.

Pero no siempre asumas que todo el mundo que te cuestiona lo es.
Especialmente si es alguien cercano que sabes que desea lo mejor para ti.

Supongo que todo esto se resume en tres palabras:

AUTOCONCIENCIA, HUMILDAD Y EMPATÍA

Esta semana quiero que pienses en aquella persona que llamas «tóxica», aquél conflicto que has tenido con ella y valores realmente si el conflicto que ha ocurrido se ha gestado por culpa de ambas partes. Si «tóxico» es un adjetivo para decir «no vemos la vida de la misma manera». Son cosas completamente distintas.

Nadie es tan malo como nos creemos, y ninguno de nosotros es tan bueno como nos queremos creer.
Pies en el suelo. Ego bajo control. Vanidad apagada y pregúntate lo siguiente:

¿He hecho algo para potenciar o crear este conflicto?
¿Alguna de mis acciones se puede haber malinterpretado desde el punto de vista de la otra persona?
¿Si alguien actuara como yo lo hago…creería que es buena persona?
¿O la catalogaría cómo tóxica?
¿Puedo hacer algo para solventar el conflicto o reducirlo?

Si es así, te recomiendo que lo hagas. Poner de tu parte para entender a los demás, empatizar con ellos y tomar la iniciativa para solucionar rencillas innecesarias…eso sí que es crecimiento personal y lo demás son tonterías.

La semana pasada os pregunté: «¿Qué mentira os estáis contando por miedo a enfrentaros a la verdad?»

Las respuestas han sido increíbles.

Alex contestaba: «Tras 7 años encerrado en los barrotes de la bulimia, entiendo que mi mayor mentira fue creerme que un físico más delgado me llevaría a una mayor aceptación de mi mismo. Tanto me mentí que casi compro boleto al otro barrio«.

Miriam se sincera: «Me quiero convencer de que mi ex-pareja, que ahora quiere volver, está cambiando… Cuando todas las señales me indican que sigue exactamente en el mismo punto en el que estaba cuando me dejó…»

Delia explica algo con lo que muchos podemos sentirnos identificados: «Me engaño desde un mecanismo de olvido de aquello que me duele o me da miedo afrontar. Eso hace que no solucione el problema. Lo aparto de mi día a día hasta que emerge de nuevo, a veces engrandecido y alimentado desde mi descuido, y debo afrontarlo de manera urgente o aplicarle algún parche que me permita taparlo de nuevo.»

Nicolás reconoce una gran verdad: «La mentira que me explico día a día es que no tengo tiempo. He descubierto año tras año que con voluntad siempre hay un modo. Si uno tiene en claro un objetivo, encuentra el tiempo«.

No puedo estar más de acuerdo.

Las preguntas de esta semana son las siguientes:
¿Con quién tienes una conversación importante pendiente?
¿Por qué no la has tenido todavía?

Ármate de valor y reflexiona sobre ello.
Si quieres, compárteme tus reflexiones contestando a estas preguntas aquí.

Os leo a todos.

Gracias a todos por participar una semana más y por hacer que «La Hermandad» sea una comunidad de la que valga la pena formar parte.

La semana pasada, Claudio Nieto me invitó a su podcast y salió una charla super interesante. Hablamos de muchos puntos importantes para mejorar nuestro día a día.

Os recomiendo mucho que le echéis un vistazo ^^

Imagina un estudio que dura más de 80 años y que se centra en seguir la vida de varios centenares de personas, recabar miles de datos sobre ellas e intentar descubrir qué nos mantiene sanos y felices a lo largo de la vida.

Pues este estudio existe.

Y responder a esa pregunta es exactamente el objetivo del estudio de Harvard sobre el desarrollo de los adultos, que sigue vigente desde 1938.

El actual director, Robert Waldinger (el cuarto, ya que han fallecido los 3 anteriores a pesar de que el estudio sigue adelante) explica en esta charla de poco más de 10 minutos de qué trata el estudio y qué conclusiones inequívocas han encontrado tras miles de datos recopilados y analizados.

Aviso de spoiler: la felicidad no se logra con ser famoso. O tener dinero. O cualquier otra métrica materialista con la que la gran mayoría (especialmente los más jóvenes) se obsesiona y la equipara a un supuesto «éxito».

Este vídeo ya lo compartí hace un año, pero la newsletter ha crecido mucho desde entonces y somos varios miles más que por aquél entonces, y además es un vídeo que tiene un mensaje tan importante que vale la pena recordarlo de vez en cuando.

PREGUNTA:
Víctor ¿Cómo puedo disfrutar de las pequeñas cosas de la vida y estar más en el presente?

RESPUESTA:
Muchísima gente lucha a diario por vivir una vida más arraigada en el presente, porque sienten que el día a día se les escapa. Los momentos pasan de largo y ellos mantienen la vista en un futuro incierto y en un pasado que les bloquea.

Hay una imagen que me fascina y que explica por qué los perros son más felices que los seres humanos. Y. aunque sea una imagen graciosa, no deja de tener su parte de verdad.

Los perros viven en el ahora.
Disfrutan de lo que están haciendo por el mero hecho de hacerlo.

Y eso, en mi experiencia, aplica por igual a las personas. La gente más feliz que conozco es la gente que está arraigada en el presente.

¿Cómo potenciamos eso?
Podemos hacer varias cosas, pero ahí tienes mis 5 mejores consejos.

1) CONSTRUYE UN BUEN PRESENTE: La mejor manera de vivir más en el presente es asegurarte que llenas dicho presente con cosas por las que vale la pena estar presente. Si tu vida es una consecución de miserias y desgracias (especialmente creadas por ti mismo) lo último que querrás hacer es pasar tiempo en tu realidad presente.

Detecta qué cosas te hunden y haz todo lo posible por erradicarlas de tu existencia.
Busca las cosas que te inyectan vida e intenta incluirlas todo lo posible en tu día a día.

Empieza pequeño, pero empieza ya.

2) DICOTOMÍA DE CONTROL: Uno de los principales factores que hacen que estemos rumiando todo el rato y vivamos desconectados del momento es obsesionarnos por todo aquello que no podemos controlar.

He hablado muchas veces de este principio, pero si lo hago es porque creo que es una de las claves indiscutibles para una buena vida. Céntrate en lo que puedes controlar y verás como tu vida se apacigua y puedes aterrizar en el ahora.

3) ACTUAR CORRECTAMENTE: Otro punto que nos impide vivir en el momento son los fantasmas del pasado. Es un enemigo muy poderoso, y la única manera que conozco de lidiar con esto es actuar con virtud y con integridad.

Porque al hacerlo estás tranquilo con tus acciones. Y a pesar de que hayan problemas derivados de las mismas, siempre sabrás que obraste lo mejor que pudiste. Y eso te aporta calma y serenidad.

4) TOMA LA DECISIÓN: Empezar a disfrutar de las pequeñas cosas es una decisión que todos podemos tomar en cualquier momento. Eso sí que está bajo nuestro control.

Ser disciplinado, agradecido, honesto, íntegro, presente, fuerte…todo empieza por una decisión.

¿Quieres disfrutar de las pequeñas cosas de la vida? Pues comprométete contigo mismo a hacerlo. Y luego actúa para honrar esa decisión. Párate con frecuencia y busca la belleza y la plenitud del momento en el que estás.

Es decir, practica el Mindfulness.

Si estás lavando los platos, por ejemplo, deja de pensar en mil cosas y céntrate en lavar los platos. Siente el agua caliente en tus manos, en el jabón, las burbujas, los recovecos de los utensilios, como los secas minuciosamente…

Haz del ahora una pequeña celebración por el mero hecho de ser lo que es.

5) CULTIVA LA GRATITUD: Presencia y gratitud son dos cosas que van de la mano. No tengo la menor duda al respecto. Llevar un diario de gratitud o reconocer de forma consciente aquellas cosas que agradeces es necesario para que las puedas detectar en tu día a día con mucha más facilidad.

Espero que te haya ayudado y pongas en práctica estos consejos ^^

«El infierno es el sitio en el que la persona que eres se encuentra con la persona que podrías haber sido».
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Publicado el 16 de noviembre de 2023Categorías: La Hermandad0 Comentarios on LA HERMANDAD – 16 de Noviembre de 2023

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Sobre el autor: Víctor

Me llamo Víctor y soy el creador de fitnessreal.es Llevo más de 12 años en el gimnasio y si de algo me he dado cuenta es que en el mundo del gimnasio y la nutrición lo que más abunda es la desinformación y los mitos absurdos. Por eso creé Fitness Real, para ayudar a la mayor cantidad de gente posible a no cometer todos los errores que yo sí he cometido y hacer más sencillo y gratificante un camino de por sí plagado obstáculos y sacrificios, pero aún así increíble y lleno de satisfacciones.

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