«La grandeza nace de pequeños comienzos»

Bienvenido a La Hermandad, la newsletter de Fitness Real.

Una newsletter dedicada exclusivamente a ayudarte a alcanzar la persona que sabes que puedes llegar a ser.

Espero que la disfrutes, que aprendas y que luego lo pongas en práctica.
Y gracias de corazón por estar ahí una semana más.

¡Empezamos!

La reflexión de esta semana está inspirada en una de las preguntas que recibí el miércoles en el «Preguntas y Respuestas» que hago en mi perfil de Instagram. Y es una reflexión importante, por lo que te pido que la leas con detenimiento y atención, por favor.

Si estás leyendo este correo y estás suscrito a La Hermandad una cosa está clara: te interesa el desarrollo personal.

  • Quieres ser la mejor versión de ti mismo.
  • Intentas limar tus propias asperezas.
  • Buscas la mejora constante.
  • Aspiras a ser la persona que sabes que puedes ser.
  • Deseas vivir una buena vida.

Y para lograr todo eso, priorizas consumir contenido que te indique el camino, te oriente y te muestre los pasos a seguir.

Y eso está fenomenal, porque debes tener un marco de referencia para que todo lo que plantees hacer tenga sentido y esté contextualizado a un objetivo.

Sin embargo debes entender una cosa: consumir contenido sobre algo no es lo mismo que hacer algo al respecto.

Parece obvio si te lo digo así, pero te sorprenderías de la cantidad de gente que cae en esta trampa. Si reflexionas, probablemente detectarás alguna que otra ocasión en la que tú mismo has sido víctima de este engaño.

Leer libros, escuchar podcasts, apuntarte a newsletters, mirar vídeos en Youtube… Todo eso está genial, pero luego debes hacer algo con esa información.

Porque si no, lo único que has hecho es perder el tiempo. Y lo peor es que es muy fácil creer que has sido productivo o has hecho algo para mejorar.

No.
Sin acción, no hay crecimiento.
Ni resultados.

Esa es la razón por la que cada semana te planteo una acción a implementar relacionada con la reflexión anterior. Y si quieres aprovechar el contenido de La Hermandad es importante que no te la saltes.

Es crucial que la apliques, porque en la acción se encuentra el cambio.
Está reside el progreso.
Al final de la acción está la persona que quieres ser.

«Aprender más» es la forma favorita de procrastinación de las personas inteligentes. No caigas en la trampa.

Lee e infórmate, pero luego ponte manos a la obra.
Día tras día.
Semana tras semana.
Sin prisa, pero sin pausa.

Porque el verdadero desarrollo personal no es un contenido que consumes. No es un mapa del camino que quieres recorrer. El auténtico desarrollo personal es tú recorriendo el camino, llenándote las botas de barro, tropezándote, levantándote y siguiendo adelante.

Y cuando sabes quién quieres ser y decides actuar de forma íntegra con ese ideal en vez de quedarte en cómoda teoría del contenido que consumes…poco a poco las cosas empiezan a suceder. Las piezas se van colocando en su sitio. Y un día reflexionas y te das cuenta de lo mucho que has cambiado.

De repente un día ocurre algo que anteriormente te sacaría de tus casillas y puedes mantener la serenidad y la calma. Cometes un error por el que antes te fustigarías y ahora te hablas con respeto y empatía.

Te descubres siendo amable con un camarero que se ha equivocado con el pedido y te pide disculpas por el retraso. Le hablas con comprensión y amabilidad, y resulta que luego decide no cobrarte las bebidas.

Tu hija se enfada y te habla mal y, en vez de ponerte a su nivel porque tú también estás cansado de todo un día de trabajo, decides mantener la serenidad y ser el adulto de la situación. Decides ser el padre que a ti te habría gustado tener. Entiendes que simplemente está cansada y que no sabe expresarse de otra manera, y al mantener la calma le transmites tu energía a ella, en vez de retroalimentar su cabreo o imponerte mediante la intimidación.

Te das cuenta que sabes escuchar mejor, y que empiezas a tener la humildad suficiente como para pedir perdón cuando antes te habrías cerrado en banda, a pesar de que en el fondo sabes que no tienes razón.

Descubres que alguien habla mal de ti a tus espaldas y entiendes algunas personas son así, pero no te afecta porque hace tiempo que lo que verdaderamente buscas es tu propio aplauso. Y te tienes tanto respeto que el hecho de no gustarle a alguien no te quita ni un segundo de tu sueño.

Reflexionas y te das cuenta que llevas semanas yéndote a dormir tranquilo y en paz, porque haces lo que debes, cuando debes y haces todo lo posible para ser el cambio que quieres ver en el mundo.

Te das cuenta que cada vez hay menos distancia entre la persona que quieres ser y la persona que estás siendo.

No eres perfecto.
Sigues fallando.
Sigues probando.
Sigues intentándolo.
Pero sigues adelante.

Eso es el verdadero desarrollo personal.
Y eso no se logra solo consumiendo contenido.
Se logra decidiendo dejar la comodidad de la teoría (donde no haces nada y, por ende, estás a salvo del potencial fracaso), bajar de las gradas y ponerte manos a la obra.

El éxito es 1% información y 99% transpiración.
Nunca te olvides de ubicar tu energía y tiempo en lo que verdaderamente importa.

Esta semana te toca valorar si estás haciendo algo con todo el contenido que estás consumiendo.
Y no es algo fácil de hacer, porque es muy probable que acabes viendo que, en realidad, no estás haciendo nada de provecho.

La parte buena es que solo puedes solucionar un problema una vez eres consciente del mismo, y para ello debes hacer un trabajo de introspección sin cuartel.

  • ¿Cuánto contenido de desarrollo personal consumo a la semana?
  • ¿Cuánto del mismo estoy aplicando realmente a mi día a día?
  • ¿Puedo ver cambios claros en mi persona, en mis hábitos y en mi conducta en los últimos meses o estoy exactamente igual?

Si las respuestas no te satisfacen no te preocupes.
Todos hemos estado ahí, créeme.
Lo importante es que a partir de ahora tomes la decisión de solventar este problema.

Es hora de que bajes al ruedo y te atrevas a ser más.

La semana pasada os pregunté: «¿Cuál ha sido la mayor lección que has aprendido en la vida?»

Y madre mía, las respuestas que he recibido han sido increíbles.

Yolanda decía: «Sinceramente, creo que la mayor lección es aceptar que a veces las cosas son como son y no como nos gustaría que fuesen. Que conste que estoy en ello, requiere de mucho trabajo y Víctor eres una de las personas que me inspiran a trabajar en esta lección de vida, que me está llevando a ser mi mejor versión«.

Nicolás comenta: «La mayor lección que he aprendido ha sido que siempre se puede empezar de nuevo. Hay veces que nos parece que volvemos al punto de partida y no siempre es un retroceso, ya que tenemos fundamentos más sólidos en base a lo aprendido. Nunca es tarde«.

Mariví explica: «La mayor lección es que las cosas requieren de tiempo. Tengo 23 años y creo que mi generación lo queremos todo para ayer. Las cosas llevan tiempo. Adaptarse requiere tiempo. No puedes mudarte (por ejemplo) y querer estar como si no hubiese pasado nada, porque sí ha pasado. Y tiene que pasar tiempo para adaptarse. Me ha costado mucho entenderlo pero creo que iría por ahí«.

Paula afirma: «La mayor lección que he aprendido es que no eres una víctima de las cosas malas que te suceden si no lo que haces con las cosas sobre las que tienes control. Lamentarte de lo que te sucede no te lleva a ningún sitio en el que quieras estar, pero jugar tus cartas puede allanarte mucho más el camino«.

MIL GRACIAS a todos por participar.

Cada vez recibo más respuestas por vuestra parte, y es una auténtica gozada leer cada respuesta que me mandáis. Sois fuertes de la hostia, que nadie os diga lo contrario.

La pregunta de hoy es la siguiente:

¿Cuál es tu mayor miedo?

Esta pregunta es difícil, lo sé.
Pero hay que plantarle cara al miedo.
Y la mejor manera de empezar a hacerlo es describiéndolo claramente.

Puedes responder a la pregunta aquí.

PENSAR RÁPIDO, PENSAR DESPACIO
Daniel Kahneman

Un libro fascinante y que invita a entender cómo funciona nuestro cerebro, a cuestionar nuestra forma de pensar y a comprender la toma de decisiones.

La premisa sobre la que se sustenta el libro es que en nuestro cerebro hay dos sistemas que influyen en cómo pensamos: el sistema rápido y emocional y el sistema lento y lógico. Y es imperativo que sepamos elegir el sistema adecuado para cada situación.

Kahneman destaca también los sesgos cognitivos, los errores de juicio y las trampas mentales a las que todos estamos sujetos, y ofrece ideas y técnicas para mejorar nuestras habilidades para asegurarnos de tomar buenas decisiones.

Un libro extenso, pero muy interesante.
Tanto a nivel teórico como a nivel práctico.

8,5/10 – SOBRESALIENTE

Uno de mis grandes intereses es la autoestima. Creo que cuando te quieres a ti mismo… Te vuelves alguien imparable.

Sin embargo, hay una epidemia de falta de autoestima brutal. Y gran parte de mi divulgación se basa en recuperar ese amor por uno mismo que es imprescindible para alcanzar nuestra mejor versión.

Porque, como tal vez estás intuyendo, es imposible ser nuestra mejor versión si no tenemos una autoestima a prueba de balas.

Pero la autoestima, en gran parte, es una consecuencia de otros factores. Por ejemplo, el autorespeto. Y también la autoconfianza. Porque no puedes querer a alguien que no respetas y en el que no confías. Y eso te incluye a ti mismo.

Por suerte, ganarte tu respeto es algo que puedes practicar.
Y ganarte tu confianza, también.

El vídeo de hoy se centra en esta última. Ivan Joseph da algunas claves para desarrollar la habilidad de la autoconfianza. Porque sí, es una habilidad, y como tal se puede entrenar y se puede mejorar.

Espero que os guste.

PREGUNTA:
Víctor, ¿cómo puedo diferenciar la aceptación de la resignación?

RESPUESTA:
Muy buena pregunta.

La aceptación es una de las herramientas que más paz y tranquilidad me ha aportado en la vida. Sin lugar a dudas. Y eso se debe a que es el antídoto para una de las principales fuentes de frustración que existen: la diferencia que existe entre cómo imaginamos que debería ser nuestra vida y cómo es en realidad.

La aceptación es la habilidad de ver y aceptar la realidad tal como es, no como nos gustaría que fuera. Si somos coherentes y aceptamos nuestra realidad con plenitud, no nos afectará de forma (tan) negativa cuando las cosas no vayan cómo creíamos que deberían ir.

Debes entender que a la realidad le importa poco si estás de acuerdo con ella o no.

Si la aceptas o no.
Si te gusta o no.
Simplemente es.

El problema es que cabrearse y luchar contra lo que no podemos controlar es como sentarse en una mecedora. Te da algo que hacer, pero no te lleva a ninguna parte.

Negarse a aceptar esa realidad lo único que hace es aumentar la frustración, el cabreo y la angustia. La vida a veces son malas noticias. Son contratiempos. Son problemas que se amontonan con independencia de lo que hagas, y es muy tentador pensar que alguien te la tiene jurada o victimizarte porque crees que no te lo mereces.

Por supuesto que hay cosas que puedes controlar para intentar que la vida se adapte mejor a la idea que tienes de ella, pero hay cosas que no puedes controlar, y luchar contra ellas es una receta perfecta para sufrir de una forma casi masoquista.

Recuerda la plegaria de la serenidad: «Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, valor y fortaleza para cambiar lo que puedo cambiar y sabiduría para entender la diferencia«.

Cuanto antes aceptes la vida en su totalidad y estés preparado para todas sus ramificaciones, antes te dejarás de ver como alguien que se ahoga en medio de las olas de su existencia y empezarás a verte como un surfista que las utiliza a su favor.

Es aceptar al destino tal como es.
Es lo que los estoicos llamaban «amor fati».

Pero aquí hay que hacer una anotación importante: aceptación no es lo mismo que resignación. No las confundas y creas que estoy diciendo que somos unas víctimas de nuestra vida, que las cosas van a ir mal y tenemos que quedarnos hechos un ovillo y llorar en un rincón autocompadeciéndonos de lo desgraciados que somos.

NO.

La resignación victimiza.
La aceptación empodera.
La resignación debilita.
La aceptación fortalece.
La resignación es pasiva.
La aceptación es activa.

La resignación es creer que todo lo malo te ocurre a ti. Que no te mereces nada de lo que te pasa. Que el mundo y el universo están en tu contra. Que no tienes voz ni voto y que eres una veleta que gira con el viento de un destino aciago que te la tiene jurada por el hecho de ser tú.

La aceptación te arma de coraje para no huir de la realidad. Te permite mirarla a los ojos de tú a tú, decirte a ti mismo «Esta es la situación, sin tapujos, adornos ni engaños», recordarte que eres suficientemente fuerte para aceptarla tal como es, preguntarte «¿Qué puedo hacer?» y de inmediato ponerte manos a la obra.

Porque al final ese es el objetivo. Crecer a partir de lo que te ocurre, al margen de que no sea justo. Salir más fuerte de lo que estabas antes de encontrarte de cara con el obstáculo que ha destrozado tu percepción de la realidad.

Es igual lo que ocurre, lo importante es cómo reaccionas y las lecciones y aprendizajes que extraes de la experiencia.

Las víctimas que se resignan ante su existencia tienen las mejillas rojas y la nariz llena de mocos de tanto llorar.
Los valientes que aceptan su destino tienen las manos llenas de callos de tanto actuar.

Extraído de mi libro «Atrévete a ser más«.

Este vídeo ya lo compartí hace casi un año, pero hay muchas personas nuevas en esta newsletter desde entonces, y eso significa que muchos de vosotros no lo habéis visto. Vamos a solucionarlo.

Imagina que alguien coge el odioso sonido de la alarma del Iphone y decide componer una preciosa melodía basándose en ella.

No imagines más.
Es increíble. Espero que la disfrutes.

«Los seis mejores doctores del mundo son la luz del sol, el agua, el descanso, la comida de calidad, el aire limpio y el ejercicio».
Wayne Fields
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Publicado el 19 de octubre de 2023Categorías: La Hermandad0 Comentarios on LA HERMANDAD – 19 de Octubre de 2023

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Sobre el autor: Víctor

Me llamo Víctor y soy el creador de fitnessreal.es Llevo más de 12 años en el gimnasio y si de algo me he dado cuenta es que en el mundo del gimnasio y la nutrición lo que más abunda es la desinformación y los mitos absurdos. Por eso creé Fitness Real, para ayudar a la mayor cantidad de gente posible a no cometer todos los errores que yo sí he cometido y hacer más sencillo y gratificante un camino de por sí plagado obstáculos y sacrificios, pero aún así increíble y lleno de satisfacciones.

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