LA HERMANDAD – 2 de Noviembre de 2023

Bienvenido a La Hermandad, la newsletter de Fitness Real.

Una newsletter dedicada exclusivamente a ayudarte a alcanzar la persona que sabes que puedes llegar a ser.

Espero que la disfrutes, que aprendas y que luego lo pongas en práctica.
Y gracias de corazón por estar ahí una semana más.

¡Empezamos!

El sábado pasado falleció Matthew Perry, el actor que encarnó al icónico Chandler Bing en la serie Friends.

Friends es, tanto para mi mujer como para mí, una de nuestras series favoritas. De algún modo, es una serie que representa «casa». La hemos visto entera muchísimas veces y nos ha acompañado a lo largo de los 17 años que llevamos juntos.

Es como un rinconcito cálido y acogedor al que siempre podemos volver cuando lo necesitamos. Es una serie que siempre está ahí para arroparnos en los días malos o mejorar los días buenos. Cuando ponemos un capítulo de Friends el día siempre es un poquito mejor.

En la newsletter de hoy me gustaría contarte un poco la historia de Perry, ya que, a pesar de ser verdaderamente trágica se pueden sacar varias lecciones importantes para no caer en las mismas trampas en las que cayó él.

Perry creció en un hogar desestructurado.
Vivió el divorcio de sus padres cuando era muy joven, y ninguno de los dos estuvo muy presente en su desarrollo, por lo que empezó muy temprano a mostrar un comportamiento conflictivo.

A los 10 años estaba robando, fumando y metiéndose en peleas. A los 13 años empezó a beber. Aprendió a ser gracioso y sarcástico para ganarse la atención de su madre, y lo acabó incorporando a su personalidad e identidad.

Lo intentó como jugador de tenis, pero lo abandonó y trató de hacerse un hueco en el mundo de la actuación. Las cosas no acabaron de irle demasiado bien y en una entrevista reciente dijo que llegó a tal punto de desesperación que se arrodilló y le rezó a Dios por primera vez.

La plegaria que entonó decía lo siguiente: «Por favor Dios, hazme famoso. Puedes hacer lo que quieras conmigo, pero hazme famoso». Tres semanas después lo ficharon para interpretar a Chandler en el show Friends.

En esa misma entrevista continuó diciendo «… pero Dios no se olvidó de la segunda parte de mi oración».

A pesar de convertirse en uno de los actores más famosos prácticamente de la noche a la mañana, alcanzar la fama que codiciaba y poder permitirse todos los lujos que antaño ansiaba, las cosas en su interior no iban bien. Nada bien.

Había pocas sonrisas y muchas lágrimas.
Y muchísimas drogas.

El miedo al rechazo y al abandono le creó a Perry una necesidad imperiosa de ser gracioso y que la gente se riera con él. De hecho, él mismo dijo varias veces que si alguien no se reía con uno de sus chistes entraba en una verdadera crisis de ansiedad y tenía que refugiarse en el alcohol para poder gestionarlo.

Perry reconoció que hay 3 temporadas de Friends que no recuerda.
Tal era la cantidad de opioides y alcohol que consumía por esa época.

No quiero extenderme mucho más en su historia, porque es básicamente una repetición de lo mismo: drogas, excesos, inseguridad, relaciones sentimentales autosaboteadas, ingresos hospitalarios, dos semanas en coma debido a que su colon reventó por el abuso de opiodes, desintoxicaciones fallidas y un largo etcétera.

Como has podido ver, su vida fue verdaderamente trágica.
Y todo acabó como mucha gente predecía.

Te he prometido algunas lecciones de todo esto, y básicamente serían tres.
La primera:

TIENES
QUE
SOLUCIONAR
TUS
MIERDAS.

PUNTO.

Deja de creer que cosas externas a ti solucionarán tus problemas o harán que desaparezcan. No ocurrirá.

Tal y como explico en mi libro «Atrévete a ser más», un vacío existencial jamás se podrá llenar con cosas materiales. El dinero, la fama, los coches, las casas enormes, la ropa cara, los zapatos de moda, el último Iphone… Nunca serán la solución.

Jim Carrey dijo una vez lo siguiente: «Ojalá todo el mundo lograra toda la fama y el dinero que desean para que pudieran darse cuenta que esa no es la respuesta».

Es importante que entiendas que si huyes de algo que está dentro de ti, te seguirá allá donde vayas. No importa lo que corras, siempre te alcanzará. Y cuanto más lo ignores y lo trates de tapar, más grande se volverá.

Hay demasiados ejemplos de personas que se han volcado en alcanzar esas métricas de «éxito» motivados por una herida interior y lo único que han logrado es empeorar la situación hasta límites insospechados.

Perry es un ejemplo de ello.
Aprende de ellos.

La segunda lección está dedicada a todos los que somos padres.

El peso que tenemos en el desarrollo de nuestros hijos es gigante. Si te paras a pensar con detenimiento en la responsabilidad que tenemos para con ellos, es normal que entre vértigo. Pero es nuestro trabajo.

Debemos estar cada día ahí para ser una roca sobre la que apoyarse para tomar impulso, no un lastre que los ahogue al más profundo de los infiernos.

Parte de la tragedia de Perry está teñida de la relación que tuvo con sus padres.

La tercera lección es que tengas el valor de pedir ayuda.
No esperes a que sea demasiado tarde.

Pedir ayuda no es fallar.
Es negarse a fallar.

Es aceptar que uno no puede con todo y decidir que no quiere perderse. Es no tirar la toalla. Es declarar que eres una persona merecedora de ayuda y apoyo. Y eso solo puede partir de un sentimiento de estima hacia uno mismo.

Resistirse a pedir ayuda cuando en el fondo sabes que lo necesitas es una de las peores estupideces que se pueden hacer en la vida. No lo hagas. No eres peor por hacerlo. Te estás dando una oportunidad a ti mismo. Y te la mereces.

Acabo ya.
Gracias por leer.
Y descansa en paz, señorita Chanandler Bong.

Esta semana quiero que reflexiones detenidamente sobre las tres lecciones que he puesto anteriormente. No lo dejes pasar, de verdad.

Hazte las siguientes preguntas:

• ¿Estás huyendo de tus problemas?
• Si eres padre/madre ¿Estás siendo la persona que tus hijos necesitan? ¿Eres el padre/madre que te habría gustado tener y que necesitabas cuando eras pequeño?
• ¿Estás negándote a pedir ayuda a pesar de que sabes que lo necesitas?

Si de alguna de estas preguntas recibes una respuesta que no te gusta… Haz algo al respecto, por favor. Te lo debes a ti mismo. Y a tus seres queridos.

La semana pasada os hice una pregunta que me hago yo a diario, especialmente por la noche cuando llevo a cabo la revisión de la jornada en mi diario.

«¿Qué te llena el corazón y el alma de gratitud?»

Juan comenta: «Siento gran gratitud y cariño hacia las personas que a lo largo de mi vida me han ayudado a crecer y me han enseñado algo, sea de forma intencionada o no, pero que de alguna forma han impactado en mí de forma positiva y me han hecho mejor».

Pablo tiene algo fantástico a agradecer: «Soy docente en la Universidad, y lo que más me llena el corazón y el alma de gratitud es poder enseñar y formar a mis alumnos; y posteriormente ver cómo se desarrollan y progresan en sus vidas».

Víctor comenta algo que yo también agradezco a diario: «Lo que más llega al alma sin duda son los despertares de mis hijas. Ver como la pequeña le da un abrazo a su hermana es algo que me llena a tope».

Y Eidertxu agradece la calma y la tranquilidad: «A mi llena el alma de gratitud estar en calma con mi familia, no discutir con mi marido y jugar disfrutando con mis hijos».

Gracias a todos por compartir con La Hermandad un pedacito de vuestra gratitud. Sin ella, no se puede tener una vida plena. Eso lo tengo clarísimo.

La pregunta de hoy creo que os dejará con un buen sabor de boca.

«Si te pido que pienses en una persona que te inspira y te hace ser mejor… ¿Quién te viene a la cabeza? ¿Y por qué?»

Pensar sobre las personas que nos dan ejemplo es una manera estupenda para que el día sea un poquito mejor. Espero que te guste reflexionar sobre ello.

Puedes contestar a esta pregunta desde aquí. Las leo TODAS.

HAZLO TAN BIEN QUE NO PUEDAN IGNORARTE
Cal Newport

En un mundo en el que el mensaje prevalente es que debes encontrar tu pasión en la vida, Cal Newport da un giro de 180º y nos plantea el siguiente argumento: la pasión es peligrosa y no deberíamos perseguirla. Al menos no como objetivo principal, y especialmente cuando se trata de mezclar la pasión y el trabajo.

Un libro bastante disruptivo y, en mi opinión, necesario. Especialmente en esta época en la que está tan de moda hablar de pasión y de propósito.

La idea de «encontrar tu pasión en la vida» suele paralizar a miles de personas, porque no saben cuál es su pasión y, al no tenerlo claro, se quedan quietos esperando a que esa supuesta pasión se les aparezca delante y les ilumine el camino.

Este libro propone lo contrario: la pasión suele aparecer a raíz del tiempo que le dedicas a una actividad y lo competente que te vuelves en ella. No esperes a tener pasión por algo y dedicarle el tiempo. Dedícale el tiempo y te volverás apasionado.

Vale mucho la pena, especialmente si estás bloqueado porque no encuentras tu supuesta pasión en la vida o si estás harto de escuchar siempre el mismo mensaje y quieres leer algo diferente.

8/10 – SOBRESALIENTE

La fragmentación de la atención, la falta de foco, las distracciones constantes, la falta de creatividad, la niebla mental constante, el sentir que no haces absolutamente nada de provecho a lo largo del día…

Todo eso son problemas muy comunes a día de hoy. Recibo cientos de mensajes semanales preguntándome sobre esto. Yo mismo lucho contra ello constantemente.

La charla TED que os recomiendo esta semana habla de esto. De cómo la tecnología puede afectarnos negativamente, de cómo tomar las riendas de nuestra atención y creatividad y la importancia que tiene el aburrimiento, curiosamente, en todo eso.

Una de las mejores frases de la charla:
«El estado de nuestra atención determina el estado de nuestras vidas».

15 minutos fantásticos. Con subtítulos, por supuesto.

PREGUNTA:
Víctor ¿Cómo puedo superar el miedo al cambio?

RESPUESTA

El miedo al cambio es, sin lugar a dudas, uno de los temores más frecuentes. Yo mismo lo he sufrido, y he aprendido unas cuantas cosas que me han ayudado a superarlo y ver los cambios como oportunidades.

Ahí van mis 5 mejores consejos para superar el miedo al cambio.

TRABAJA LA ACEPTACIÓN: Probablemente el punto más importante. El miedo al cambio generalmente tiene su raíz en la negación del mero transcurso de la vida. Tú quieres que las cosas sean de una determinada manera (normalmente quieres que sigan como están) y la vida va por otro lado.

Las únicas certezas de la vida son el cambio y la muerte. Acepta e integra eso en lo más profundo de tu ser y habrás hecho un paso adelante gigantesco.

Si le tienes miedo al cambio…en el fondo le tienes miedo a la vida en sí.
Y no se puede vivir con miedo.
No si se quiere vivir una buena vida.
Una vida digna de ser recordada.

Y el problema principal es que tu ego se niega a aceptar las cosas tal y como son, y te emperras en intentar encajar la realidad a tus expectativas. Y a la realidad le da igual lo que tú quieras. Es la que es.

Cuanto antes hagas las paces con este hecho, bajes las defensas, aparques tu necesidad de controlarlo todo y aprendas a fluir…antes empezarás a vivir. Y sé que es más difícil de hacer que de decir. Pero hay que hacerlo.

Abraza el cambio y abrazarás la vida.

CAMBIA LA PERSPECTIVA:
Prácticamente cualquier cosa buena que tienes a día de hoy en tu vida ha llegado motivada por el cambio. Incluso algunas cosas que hoy celebras y valoras seguramente partieron de un cambio que en primera instancia parecía negativo.

Esto no te lo tienes que creer por simple fe o porque yo te lo digo.
Puedes reflexionar sobre tu propia vida y ver que esa premisa es totalmente cierta.

Tal vez ahora tienes una pareja estupenda, y la conociste porque tu anterior pareja te dejó. Tal vez te echaron de tu trabajo y gracias a eso encontraste tu verdadera vocación. A lo mejor te cambiaron de colegio y ahí conociste a ese amigo que lo consideras tu hermano.

O simplemente hoy eres quién eres porque has cambiado.
Qué triste sería que fueras siempre la misma persona, tuvieras las mismas opiniones, el mismo conocimiento y el mismo entorno ¿no crees?

Deja de pensar en lo que te quita el cambio y piensa en lo que te puede aportar.

TEN PACIENCIA: Muy vinculado con lo anterior. Entiende que no todo es inmediato, y que a veces los frutos del cambio son tardíos. No los exijas, porque se te darán cuando estén listos.

Mientras esperas a que te lleguen, céntrate en lo que puedes hacer tú en esta situación. Qué puedes controlar y qué puedes desechar. Qué lecciones puedes sacar y qué acciones puedes implementar.

Se podría justificar que este párrafo anterior metafóricamente busca abonar el campo que, más tarde, te entregará los frutos que pides y deseas. Requieren de tu trabajo primero.

EXPONTE AL CAMBIO: En mi experiencia, una de las claves para volverte más valiente a los cambios es tomar la decisión de exponerte tú mismo a ellos. En una dosis moderada y con la que no colapses, pero que sea suficientemente intensa como para que te notes incómodo y ganes resiliencia.

¿Por qué? Pues porque es muy distinto exponerte voluntariamente a algo que no te gusta y/o que te aterra a verte obligado a lidiar con ello sin que tú lo hayas decidido. Créeme, lo es.

VUÉLVETE VALIENTE EN GENERAL: El miedo al cambio, como cualquier miedo, se supera con valentía. Y aunque se puede desarrollar una valentía específica para el cambio (como en el punto anterior), no desdeñes la importancia de ser más valiente en general.

La valentía transfiere a todos los ámbitos, y si eres valiente para encarar una conversación incómoda o enfrentarte a tus propias sombras, lo serás para aceptar y abrazar el cambio, con toda la incertidumbre que eso conlleva.

Espero que te haya ayudado 😉

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