«La grandeza nace de pequeños comienzos»
Bienvenido a La Hermandad, la newsletter de Fitness Real.
Una newsletter dedicada exclusivamente a ayudarte a alcanzar la persona que sabes que puedes llegar a ser.
Espero que la disfrutes, que aprendas y que luego lo pongas en práctica.
Y gracias de corazón por estar ahí una semana más.
¡Empezamos!
Antes de empezar déjame que te pregunte un par de cosas:
- ¿Sientes que tus hábitos no están en sintonía con la persona que quieres ser?
- ¿Crees que deberías mejorarlos o cambiarlos pero no sabes cómo hacerlo?
- ¿Tal vez lo has intentado con anterioridad pero no acabas de asentarlos y vuelves una vez tras otra al punto de partida?
Bueno, pues si te sientes identificado con esto tengo una buena noticia.
Mi amigo Alberto (The Macro Wizard en redes) ha creado una Masterclass de hábitos de 4 horas para ayudarte a crear hábitos que te sumen y que no abandones a las primeras de cambio.
La clase incluye un pdf con todo el temario que se trata en la clase y, además, me ha dejado aplicarle un descuento a todos los miembros de «La Hermandad». Es así de majo.
Espero que aproveches la oportunidad, porque conozco a pocas personas que sepan más de hábitos que Alberto.
El gran Leonardo da Vinci dijo una frase que resuena conmigo y que dice así: «La simplicidad es la mayor de las sofisticaciones». Pero Leonardo no ha sido el único que ha puesto en palabras la importancia de la sencillez y la simplicidad; muchos de los grandes han visto una inspiración en esos conceptos.
Tolstoi decía que «no existe grandeza donde no hay sencillez».
Confucio sentenciaba: «La vida es sencilla, pero insistimos en complicarla».
Isaac Newton recordaba que «la naturaleza se complace con la simplicidad».
Y el mismísimo Buda educaba al mundo con su famoso «No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita».
¿Qué idea subyace en todo eso? Que menos es más. La mayoría de las cosas que poseemos son por completo irrelevantes. Sobran. Carecen de un propósito definido en nuestra existencia.
Las tenemos porque parece que la vida se trata de ir coleccionando cosas, y cuantas más acumules más exitoso serás y mejor te sentirás. Muchos intentan llenar su vida con más de las que necesitan, en un intento fútil de distraerse del vacío existencial que sienten dentro.
Erich Fromm, famoso psicólogo y filósofo humanista, declaró que «si no eres feliz con todo lo que tienes, no creas que serás feliz con todo lo que te falta».
Ahí van unas cuantas verdades que he descubierto a lo largo de los años:
Cuanto más tormentoso es el interior, más cosas innecesarias decoran el exterior. Cuando más desolado es el interior, más necesidades irrelevantes parecen aflorar en el exterior. Cuanta más inseguridad hay dentro, más ruido hay por fuera.
Por el contrario, la persona que busca la sencillez es alguien que tiene su interior pleno. Se siente completo, y por esa razón puede desprenderse de todo lo que en verdad no necesita y seguir estando entero.
Entiende que esto no va de lo que tienes, va de quién eres.
En la cultura japonesa hay un concepto fascinante llamado shibumi, que significa la elegancia de lo sencillo y austero. Algo desprende shibumi cuando es lo que tiene que ser y nada más.
No necesita aparentar. Carece de pretensiones, ostentación y artificios. En la cultura japonesa es una cualidad muy valorada, y está metafóricamente escrita en el ADN de cada uno de sus habitantes.
Forrest E. Morgan, autor del fantástico libro Vivir a lo marcial, decía que «buscar shibumi es buscar la perfección, aunque su cultivo no tiene nada que ver con el hecho de añadir algo nuevo a nuestra vida ni con el de hacer algo más. El desarrollo del sentido del shibumi constituye un lento y deliberado proceso de limar asperezas».
Por lo tanto, nunca olvides este concepto e intenta aplicarlo a tu día a día.
Pregúntate qué aspereza puedes limar. Qué adorno puedes retirar. Qué es innecesario y lo único que hace es aumentar el peso de la mochila que cargas por la vida.
Aplica shibumi en tu casa. Deshazte de cosas que llevas tiempo sin usar y que molestan. Solo son cosas, no te sientas vinculado con ellas.
Aplica shibumi en tus redes sociales. Deja de seguir a la gente que no te aporta. Deja de usar redes sociales que sabes que te dañan.
Aplícalo en tu entorno. Corta lazos con gente que no te suma y que no te carga de energía cuando estás con ella.
Aplícalo en ti mismo. Deshazte de todo aquello que no te sirve y que solo entorpece el florecimiento de la persona que puedes ser.
Como decían en Avatar: «Es difícil llenar una taza que ya está llena».
Por lo tanto, antes de intentar llenarte de cosas que crees que necesitas, vacíate de cosas que sabes que te lastran.
La semana pasada os pregunté los 3 valores que representaban de forma más clara la persona que queríais ser y qué acciones ibais a llevar a cabo para respetarlos.
Nicolás envía lo siguiente: «Mis tres valores que intento poner en práctica todos los días son la constancia, coherencia y paciencia. Me levanto a las 5:15, para estudiar y entrenar 6 días a la semana. Con la coherencia, siempre he querido vivir en mi pueblo y al final lo hice, no es que esté mejor o peor que en la ciudad, pero me siento muy feliz y orgulloso de la decisión. También intento ser consciente de cuando pierdo la paciencia e intento no repetir patrones».
María comenta: «Mis 3 valores son la serenidad, la disciplina y el aprendizaje. Para ello aplico la meditación, establezco un horario y objetivos realistas y aprendo algo nuevo cada día que sacie mi curiosidad».
Nago dice: «Mis 3 valores son la compasión, la calma y la empatía. Intento trabajar el diálogo interno para que sea más dulce, también respiro y pienso antes de actuar y, por último, trato de colocarme en la piel de la otra persona para intentar entenderla mejor».
Marivi explica: «Mis 3 valores son la constancia, la disciplina y el amor. Tengo mi rutina de estudio, hago lo que tengo que hacer cuando toca, cambio los placeres a corto plazo por una recompensa a largo plazo, hago mi deporte aunque el tiempo no acompañe. Con el amor, no temo al qué dirán y siempre expreso lo que siento».
Gracias a todos por participar una semana más.
IMPORTANTE: La pregunta de esta semana os pido por favor que la respondáis, porque me vais a ayudar muchísimo a entender qué tipo de contenido debo crear para ayudar todo lo posible a todos los miembros de «La Hermandad».
¿Cuáles son tus principales obstáculos para alcanzar lo que tú consideras que es una buena vida?
Lo dicho, tomaos 5 minutos para responder a este correo con vuestras respuestas 😉 Podéis responder desde aquí.
Las leo todas. Ya lo sabéis 😉
EL SUTIL ARTE DE QUE (CASI TODO) TE IMPORTE UNA MIERDA
Mark Manson
Esta semana traigo un viejo conocido, ya que hace justo un año que lo recomendé cuando esta newsletter todavía no se llamaba «La Hermandad».
Este es, sin lugar a dudas, uno de los libros que más me han impactado en los últimos años y del que ya he hablado en múltiples ocasiones por mis redes sociales:
La idea principal del libro es que tenemos una capacidad muy limitada de darle importancia a las cosas, y solemos gastarla en factores completamente intrascendentes. Por lo tanto, no nos quedan «mierdas que dar» a los asuntos que verdaderamente son cruciales y tienen un impacto real en nuestra vida.
De ahí que exista el arte de que «casi todo» te importe una mierda.
No se trata de que nada te importe. Se trata de diferenciar lo que vale la pena darle importancia y lo que no. Y el libro te enseña a hacer precisamente eso. Y de una forma magistral, debo añadir.
Te dejo unas cuantas frases del mismo.
Si resuenan contigo, léelo.
De verdad, es una obra que no deja indiferente.
«Si te encuentras constantemente dándole importancia a cada trivialidad que te pasa, existe la alta probabilidad de que en tu vida no esté pasando nada que merezca darle importancia. Ese es el verdadero problema.»
«Si el sufrimiento es inevitable y los problemas en la vida son ineludibles, entonces la pregunta que nos deberíamos hacer no es «¿Como dejo de sufrir? si no ¿Con qué propósito estoy sufriendo?.»
«Mucha gente se obsesiona tanto con hacerlo todo correctamente en su vida que acaba por no vivirla. La vida se trata de no saber, y después hacer algo de todas formas.»
9,5/10 – LEGENDARIO
Cada semana recibo decenas de preguntas sobre relaciones de pareja. Cada vez me estoy dando más cuenta que este es uno de los temas que generan más conflicto en las personas.
Hoy os voy a dejar un vídeo del psicólogo Walter Riso en el que detalla 6 de los pilares fundamentales que él, a lo largo de las décadas, ha observado de forma constante en todas las parejas que funcionan y que se mantienen unidas.
Muy interesante..
PREGUNTA:
Víctor, siempre se puede ayudar más, esforzarse más y sufrir más. ¿Dónde hay que poner el límite?
RESPUESTA:
Ayudar a los demás, esforzarte para lograr tus objetivos y ser capaz de soportar el sufrimiento o el dolor que te impone la vida sin romperse en el proceso son habilidades o características positivas que deben ser cultivadas, pero obviamente hay un límite en el que se vuelven negativas y que pueden acabar destruyéndote en el proceso.
Debe existir un equilibrio.
Debe haber un límite.
Y cada uno debe marcar el suyo propio.
Y creo que eso se logra siendo objetivos y sinceros para con nosotros mismos y determinando en qué momento seguir haciendo lo que estamos haciendo tiene más ramificaciones negativas que positivas. Ya sea para ti o para los otros.
Veamos un ejemplo: la pareja.
Siempre puedes sufrir más y aguantar más, y obviamente una pareja necesita trabajo para que funcione. Hay problemas, obstáculos y momentos malos. Nunca va a ser todo de color de rosa y van a haber arcoiris a nuestro alrededor, y ser capaz de no tirar la toalla y arrimar el hombro cuando las cosas no van como la seda es algo imperativo para que se forje una relación fuerte y duradera.
Pero sufrir innecesariamente cuando sabes que no tiene solución es masoquismo. Es haber integrado en tu identidad el sufrimiento, por lo que dejar de sufrir amenaza con dejar de ser quien eres, y muchas personas prefieren ese sufrimiento a construirse de nuevo.
Para ser capaz de dejar de sufrir en este caso hay que tener claros los propios límites personales y, además, una buena autoestima que te permita tener ese instinto de autopreservación que mucha gente olvida.
Otro ejemplo: la ayuda.
Ayudar es fantástico y necesario, pero a veces la ayuda que ofrecemos impide que las demás personas desarrollen la confianza, la resiliencia y las habilidades necesarias para desenvolverse adecuadamente en sus propias vidas.
Eso se llama el síndrome del salvador y muchos padres y madres pecan de eso. Se vuelvan demasiado en sus hijos porque necesitan sentirse necesitados, quieren resolver todos sus problemas y acaban creando una relación disfuncional y un hijo completamente dependiente.
Eso no ocurre solo con padres y madres, ya que esta necesidad de asumir la responsabilidad de los problemas de los demás y querer ayudarles en exceso (incluso anteponiéndolos a las necesidades propias) es un problema que sufren muchas personas.
Pero volvemos a lo mismo, los problemas que genera ese modus operandi son mayores que los beneficios, por lo que ahí es donde se debe establecer el límite y dejar de ayudar.
Espero que te haya servido 😉