«La grandeza nace de pequeños comienzos»
Bienvenido a La Hermandad, la newsletter de Fitness Real.
Una newsletter dedicada exclusivamente a ayudarte a alcanzar la persona que sabes que puedes llegar a ser.
Espero que la disfrutes, que aprendas y que luego lo pongas en práctica.
Y gracias de corazón por estar ahí una semana más.
¡Empezamos!
En esta última newsletter del 2023 quiero hablarte de uno de los mayores motores del cambio que podemos experimentar en la vida.
Estoy hablando de la culpabilidad.
El problema es que mucha gente no sabe como utilizarla ni aprovecharla.
No entiende el poder que tiene la culpabilidad y quiere huir de ella a toda costa.
Como ya sabrás a estas alturas, huir no suele ser la solución.
Esto no es algo único de la culpabilidad, ya que la mayoría de personas huyen como de la peste de toda sensación desagradable, y deciden distraerse con cualquier cosa antes que enfrentarse a ellas y sacar algo de provecho.
«No quiero sentirme culpable», dicen muchos.
Déjame decirte que si quieres eso, en el fondo lo que estás pidiendo es que todo tu sistema de valores se vaya al traste, porque si te sientes culpable por algo que has hecho significa que ése algo te importa.
Nadie siente culpabilidad o remordimientos por algo que le es irrelevante.
Lo que tal vez toda esta gente desea en realidad es no quedarse atascada en esa culpabilidad. Porque esto es lo que ocurre a menudo ¿no? No logramos liberarnos de esa culpabilidad y nos machacamos en el proceso hasta límites insospechados.
Y creo que es eso lo que hace que tanta gente vea la culpabilidad con malos ojos.
La realidad es que, para salir de ese agujero, hay que decidir hacer algo con ella, no evadirla por completo y distraerse de su presencia con cualquier distracción banal.
La culpabilidad que sentimos puede ser la fuente de la que beba una nueva versión de ti mismo. El catalizador que desencadene el cambio que quieres ver en tu vida.
Déjame que te cuente uno de los episodios que más me han afectado como padre y como supuso un antes y un después en mí. Tanto como persona como padre. Y verás el rol que tuvo la culpabilidad en todo eso.
En otoño de 2020 mi familia y yo decidimos irnos de Barcelona y mudarnos a un pueblo cerca de la montaña. Eso significó un cambio muy importante para todos, pero especialmente para mi hija (en aquella época tenía dos años y aún no había nacido su hermana).
Nos cambiamos de un piso a una casa.
Nos mudamos de Barcelona a un pueblo.
Mi mujer empezó a trabajar otra vez tras dos años de excedencia laboral.
Empezó la guardería por primera vez.
Todo de golpe.
Los niños pequeños no suelen tolerar demasiado bien los cambios en su rutina, y eso fue un auténtico terremoto para ella, por lo que pasó una de las épocas más difíciles que recordamos.
Varias semanas de rabietas, cabreos constantes, lloros, enfados con su madre y dificultades importantes para dormir. Eso, por descontando, nos afectaba a nosotros también. Noches durmiendo muy poco, falta de paciencia, nervios a flor de piel, tensión…
Y una noche llegué a mi limite.
Perdí la paciencia con ella tras estar más de dos horas intentándola dormir (la historia no viene a cuento, pero fue una auténtica chorrada que no justifica para nada mi reacción) y lo único que conseguí haciendo eso fue que mi hija no quisiera saber nada de mí a la hora de ir a dormir durante meses.
Durante el día no había problema, pero durante la noche solo quería estar con su madre. No me quería ni ver. Si me iba a la cama con ella, se ponía a llorar sin parar. Y es normal, porque me había visto con un cabreo monumental.
Para mí ser padre es una de las cosas que más sentido tiene un mi vida y más propósito me da, y ver como había metido la pata de esa manera con mi hija me llenó de una culpabilidad y unos remordimientos que me ahogaron durante varios días.
Tras dejar de evadir la situación y mirarla a los ojos pude ver que, en realidad, esa culpabilidad tenía mucho que enseñarme. Y que si la aceptaba plenamente podía ayudarme a encontrar el camino que debía seguir para enmendar lo sucedido.
O al menos hacer todo lo que estuviera en mi mano.
En ese momento me hice una promesa.
Un juramento inquebrantable.
Nunca jamás perdería la paciencia de esa manera con mi hija.
Nunca más sería esa persona.
Nunca más le daría un motivo a mi hija para no querer estar conmigo.
Y al decidirlo con tal convicción, la culpabilidad se alivió.
Seguía doliendo, pero no era un nudo que me asfixiaba.
Porque sabía que no iba a romper esa promesa que había hecho.
Al respetar esa promesa que me hice a mí mismo (y a mi hija) empecé a desprenderme de esa parte de mí que no me servía y que llevaba arrastrando demasiados años. Esa parte que no me ayudaba en nada y solo hacía que causarme sufrimiento y problemas que luego debía enmendar.
Ese día cambié.
Cambié a mejor.
Y en gran parte fue gracias a esa culpabilidad que sentí.
Tres años después, sigo manteniendo esa promesa que le hice a mi hija.
«Un corazón que duele es un corazón que funciona».
No recuerdo dónde lo leí, pero me parece una verdad absoluta.
Acepta el dolor que llega de las consecuencias de tus actos.
No te ahogues en él.
Entiende que todo el mundo falla.
Que nadie es perfecto.
Que todos tenemos sombras.
Perdónate.
Pero comprométete a no volver a caer.
Aprende de tus fallos.
Haz algo con el dolor para salir mejor de lo que entraste.
Y una vez lo hagas, notarás como te liberas.
Si huyes de ese dolor, te perseguirá y se hará cada vez más grande.
La semana pasada os pregunté lo siguiente:
¿Qué problema has tenido en tu vida y se ha vuelto mucho peor al ignorarlo?
¿Por qué lo ignoraste?
Pablo respondía: «Estar en una relación insatisfactoria que me consumía, me atrapaba, no le veía futuro, no me dejaba crecer y me sentía ahogado e insatisfecho. Es algo que en el fondo llevaba años viendo pero me negaba a tomar consciencia de ello y cambiar…por miedo, por soledad»
Andrea comenta algo muy común: «Evitar tomar decisiones en mi vida. La falta de acción y la parálisis asociada se han convertido en obstáculos significativos que han acabado afectando a varios aspectos de mi vida, y ha llevado a que el problema crezca y se agrave, ya que otras personas terminan tomando decisiones en mi lugar. Como resultado, me encuentro en situaciones y lugares en los que no me siento cómoda».
Nicolás dice: «Las deudas. Las ignoré todo lo que pude y al final casi me comen por no aprender a manejar mis finanzas. Pero al final aprendí. El cambio se logra reconociendo el problema, planificando una solución y trabajándolo. Nunca esquivándolo«.
Esta es la última edición de la Hermandad este 2023, y la pregunta que os planteo es la siguiente:
¿Qué ha sido lo que más te ha gustado y te ha ayudado de La Hermandad?
¿Mejorarías algo?
¿Tienes alguna idea que te gustaría ver implementada en esta newsletter?
Agradezco de corazón el feedback que me puedas dar para que pueda crear la mejor newsletter de desarrollo personal que esté en mis manos. Puedes responder a esta pregunta desde aquí.
Gracias por ayudarme a ello ^^
Creo que justo antes de entrar en el nuevo año es el momento perfecto para recomendar este libro y crear con él el hábito de leer una reflexión estoica diaria a lo largo del 2024.
Seamos sinceros, no es el mejor libro de estoicismo que existe.
Tampoco lo pretende.
Es un libro de consumo rápido, que sirve para teñir un poco cada día con esta filosofía, sin tener que embarrarte hasta el fondo con una lectura profunda y densa. Y eso lo logra con creces. El año pasado mantuve el hábito de leer la reflexión diaria todas las mañanas y, sin duda, me sirvió para encarar mejor las jornadas que tenía por delante.
Lo bueno del libro es que requiere de muy poco tiempo a diario.
También es ligero y, por diseño, más práctico que la mayoría de lecturas de la temática.
Lo malo es que si no tienes una base de conocimiento sobre el estoicismo puedes no acabar de entender lo que se explica o creer que el estoicismo es algo que, en realidad no es.
Creo que vale la pena hacerse con una copia y, cada mañana tomarse 10 minutos para leer la cita y reflexión del día, pensar un poco sobre ello y después intentar aplicarlo al día que empieza.
ARMAS DE TITANES
Tim Ferriss
Contenido de texto.
8/10 – SOBRESALIENTE (si conoces las bases del estoicismo)
6/10 – SOBRESALIENTE (si no sabes nada de la filosofía estoica)
Cuentan que, en un antiguo reino, habitaba un hombre que era conocido en todas partes por su gran sabiduría.
Al comienzo solo aconsejaba a sus familiares y amigos cercanos. Sin embargo, su fama creció tanto que el propio soberano lo llamaba frecuentemente para consultarlo.
Todos los días llegaban muchas personas a recibir sus sabios consejos. Sin embargo, el sabio notó que había varios que iban todas las semanas. Lo peor es que siempre le contaban los mismos problemas y luego escuchaban el mismo consejo , pero no lo ponían en práctica.
Todo se había convertido en un círculo vicioso.
Un día, el sabio reunió a todos esos consultantes frecuentes. Luego les contó un chiste tan divertido, que llevó a que casi todos se desternillaran de la risa. Después esperó un rato y volvió a contar el mismo chiste. Siguió contándolo por tres horas. Al final, todos estaban desesperados.
Entonces el sabio es dijo: “¿por qué no podéis reíros varias veces del mismo chiste , pero sí podéis llorar mil veces por el mismo problema? ”.
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Esta pequeña fábula ejemplifica perfectamente la fase que llevo diciendo años y que la repetiré una vez más: «Si te quejas sin parar y nunca haces nada…en el fondo lo que estás buscando es atención».
Como ya sabrás, soy muy fan de las charlas TED.
Hoy te voy a compartir una charla que, para mi, supuso un antes y un después.
Se trata de «Cómo un tweet puede arruinarte la vida», de Jon Ronson.
Ronson ha dedicado parte de su carrera a hablar sin tapujos de la creciente toxicidad que se puede encontrar en internet y de como un mal tweet, un comentario desafortunado o una foto errónea puede ser razón suficiente para que una turba anónima y sedienta de sangre destruya tu vida a través de las redes sociales.
Leí una vez un comentario que decía algo así: «seguimos teniendo horcas y antorchas, lo que pasa es que ahora se cargan por USB».
Vi esta charla por primera vez en 2017 y me caló hondo. Tanto que, desde entonces, he intentado divulgar sobre los potenciales peligros de las redes sociales siempre que he tenido oportunidad. Sin duda, esta charla fue el catalizador para todo ese trabajo posterior.
La sigo viendo a día de hoy y se me sigue haciendo un nudo en la garganta.
Bloquea 18 minutos de tu tiempo y mira la charla. Vale muchísimo la pena. El mensaje que da es terrorífico, pero no por eso deja de ser cierto y lo podemos ver cada vez con más frecuencia.
PD: Acuérdate que tienes subtítulos disponibles en castellano si no entiendes bien el inglés.
Este año he estado escuchando bastante música country, ya que he descubierto que es un estilo que me pone de muy buen humor. Me alegra los días.
Y esta canción en particular es una de mis favoritas. No importa cómo esté, si escucho Wagon Wheel estoy un poco mejor. Siempre.
Espero que os guste ^^
PREGUNTA:
Víctor, ¿tienes algún consejo para asegurarte de vivir una buena vida? Gracias por todo el trabajo que haces.
RESPUESTA:
Me alegro mucho de que te ayude.
Ahí van 20 consejos que me habría gustado escuchar cuando era más joven y que he tenido que aprender por mi cuenta. A veces, a las malas.
Espero que te sirvan:
- Ten claros siempre tus valores y tus principios. Y respétalos. Eso te dará paz mental y una conciencia tranquila.
- Aprende a estar solo y a estar bien contigo mismo. De esta manera, cuando estés con alguien será por elección, no porque no puedes estar solo.
- La vida no es justa. Acéptalo lo antes posible.
- Hay cosas que están bajo tu control. Otras que no. Céntrate en las primeras.
- Las expectativas tienen la capacidad de joder relaciones.
- No esperes que nadie te venga a salvar. Eres tu propia responsabilidad.
- No sientas lástima por ti mismo y no te veas como una víctima. No te faltes al respeto de esta manera.
- Pide disculpas siempre que la cagues. No pasa nada por intentar algo y fallar. Hay una diferencia importante entre fracasar y sentirte un fracasado.
- Lo que haces hoy determinará la persona que serás mañana. El día de hoy importa.
- Es completamente normal que te sientas perdido y con dudas. La vida se trata de no saber, y aún así hacer algo al respecto.
- Rodéate de buena gente. Gente que te haga mejor, que te cargue las pilas y que te inspire.
- Llena tu vida de cosas por las que valga la pena vivir en el presente.
- Tienes permiso para cambiar de opinión siempre que lo estimes necesario.
- Piensa a largo plazo, planea a medio plazo y actúa a corto plazo.
- Antes de perseguir el «éxito» asegúrate que definirlo correctamente.
- Nunca te disculpes por actuar como la persona que sabes que puedes llegar a ser.
- Sé agradecido por todo lo que tienes. No lo des por sentado.
- Aprende a gestionar tus emociones. Las emociones son como un niño pequeño en un coche. No puedes dejar que conduzca, pero tampoco lo puedes encerrar en el maletero.
- Eres lo más importante de tu vida. Actúa en consecuencia.
- Sufrimos mucho más en nuestra imaginación que en la realidad.
Una última cosa importante. Por mucho que intentes aprender de los consejos de otros, jamás vas a poder evitar cometer errores. Tus errores.
No tengas miedo y ponte a andar.