«La grandeza nace de pequeños comienzos»
Bienvenido a La Hermandad, la newsletter de Fitness Real.
Una newsletter dedicada exclusivamente a ayudarte a alcanzar la persona que sabes que puedes llegar a ser.
Espero que la disfrutes, que aprendas y que luego lo pongas en práctica.
Y gracias de corazón por estar ahí una semana más.
¡Empezamos!
La semana pasada te pregunté la última vez que habías estado en paz contigo mismo. Hoy me gustaría explicarte las dos últimas veces que me he sentido así y las lecciones que he podido extraer de ambas situaciones.
Las últimas semanas han sido bastante estresantes. Por varias razones que se han ido acumulando paulatinamente y casi sin darme cuenta, he acabado con un pico de estrés bastante elevado y con mucha niebla mental.
Tener demasiadas cosas pululando desordenadamente por mi cabeza me dispersa y me agota. Es muy probable que te sientas muy identificado con esta sensación.
Una tarde mi mujer decidió salir a merendar con las niñas mientras yo me quedaba en casa para lidiar con ciertos asuntos pendientes y apagar un par de fuegos que me estaban generando bastante frustración.
Al cabo de unas horas salí de casa, pero mi cabeza todavía seguía en mi mesa de trabajo. Seguía rumiando sobre todos esos problemas que debía gestionar y que me estaban royendo por dentro.
Llegué a la plaza donde estaba mi familia.
Mi mujer me vio y me lanzó una cálida sonrisa.
Mis hijas estaban jugando juntas y todavía no me habían visto, hasta que mi mujer les dijo que miraran en mi dirección.
Ambas se giraron y, al verme, gritaron de emoción y salieron corriendo a mi encuentro con los brazos abiertos.
Me agaché y, en el momento en el que sus pequeños cuerpos hicieron contacto con el mío y pude estrecharlos…me sentí en casa. Ése era el sitio en el que debía estar. Todo el agobio que sentía se desvaneció.
Una paz inmensa me inundó por completo.
La niebla de mi cabeza se disipó en el momento.
Pude aclararme las ideas al tener la cabeza despejada y en silencio.
Fue como echar una gota de Fairy en una sartén llena de aceite.
Ese es el poder que la paz y la tranquilidad nos ofrecen.
Y la lección que saqué (o que reforcé, porque la sé de sobra) fue que cuando detectes aquello que te aporta esa tranquilidad en el alma, lo protejas a cualquier precio.
Priorízalo en tu vida.
Búscalo.
Y encuéntrale un hueco.
Y si tienes que hacer limpieza de cosas irrelevantes, lo hagas sin compasión ni remordimiento.
Tu vida cambiará una vez lo hagas.
Te lo prometo.
Mi familia, mis chicas, son uno de mis salvavidas y cada día reservo un rato para cargar las pilas junto a ellas. Porque eso hace que mi día sea mejor. Hace que el estrés sea más manejable y tenga un propósito. Y hace que vea claramente la diferencia entre las cosas importantes y las irrelevantes.
El segundo ejemplo de lograr un estado de paz está muy vinculado a lo que te comenté hace dos semanas. ¿Recuerdas que hablamos de la importancia de dejar de tener conversaciones pendientes?
Pues justamente uno de los motivos del estrés y la angustia que sentía últimamente estaba causado por una conversación pendiente que llevaba posponiendo varios meses con un buen compañero de sector.
A veces nos obsesionamos con objetivos que no queremos, pero que nos han dicho que debemos querer.
A veces nos dejamos llevar por la corriente de los que se supone que debes hacer.
Y pocas cosas que deterioren más nuestro interior que gastar energía, tiempo y atención en pretender lograr algo que en el fondo no queremos.
Estar a la altura de lo que los demás esperan de ti.
O de lo que crees que los demás esperan de ti.
Y silenciar la voz interior que grita lo que de verdad quieres y debes hacer.
La realidad es que estaba persiguiendo unos objetivos que no eran los míos, y eso repercutía en terceras personas que no se merecían mi indecisión. Esa es la verdad.
Me sinceré conmigo mismo, determiné lo que de verdad quería (que no era lo que estaba persiguiendo hasta entonces) y me cansé de posponer lo inevitable.
El cierre de una etapa.
El pasar página o, mejor dicho, finalizar el libro.
Curiosamente la persona que estaba involucrada también estaba en esa misma situación. Notaba que tenía una conversación pendiente conmigo para dejar claras sus inquietudes, aspiraciones y objetivos profesionales, pero no acababa de dar el paso.
Cuando por fin me escribió para vernos y ambos tuvimos esa conversación pendiente que nos estaba carcomiendo por dentro, fuimos sinceros y dejamos las cosas claras, nos sentimos liberados.
Cada uno por su camino.
Sin rencor.
Sin enfado.
Con respeto por el otro.
Con paz y con tranquilidad.
La lección que saqué (y que nuevamente reforcé) es que no hay que dejar cosas pendientes. Cuando más ignoras los problemas, más grandes se hacen y cuesta más solucionarlos.
Porque empiezan a permear en otros ámbitos de tu vida y los tiñen del color de la amargura, el estrés y el remordimiento.
Ten valor para encarar las conversaciones pendientes e incómodas que sabes que tienes. Nada bueno viene de posponerlas o de pretender que no existen. Y tras ellas hay una paz como no te puedes imaginar.
Sé valiente.
Esta semana tienes dos tareas:
- Reserva un rato CADA DÍA para aquello que te aporta paz y tranquilidad. No debe ser algo trascendental, pero sí que debe ser algo que mejore tu día. Algo que esté bajo tu control hacer y que con su presencia tu vida, poco o mucho, sea más llevadera.
- Ten esa conversación pendiente que sabes que requiere de un cierre por tu parte. Esa conversación que sabes que te está ocasionando ruido en la mente, y malestar en tu corazón. Esa conversación que te da miedo tener porque sabes que, al hacerlo, vas a tener que enfrentarte a tu verdad más profunda.
Hazlo, porque esa es la esencia del coraje. Enfrentarte a tus miedos. Hacer las cosas con miedo, pero hacerlas.
Mucha fuerza.
La semana pasada os pregunté acerca «del último momento en el que os sentisteis absolutamente en paz con vosotros mismos».
Juan comenta: «Hace un año me presenté al examen de una asignatura que había interiorizado que no era capaz de sacar. Tenía un muro. Durante el verano la preparé, le dedique mucho esfuerzo y madrugones. Al salir del examen, sin saber si había aprobado o no, sentí una paz enorme al haber hecho lo que tenía que hacer. Aprobé«.
Isabel está en un punto fantástico: «Ahora mismo estoy en paz. Observo y reflexiono sobre lo que tengo: un hogar con una persona con la que hago equipo, dos gatos que me dan paz y una rutina que me ayuda a sentirme bien conmigo misma. Me siento en paz conmigo misma no solo por lo que tengo, si no por ser capaz de apreciarlo, mantenerlo y seguir dándole forma«.
Iván deja claro que no hacen falta grandes cosas para sentir esa paz: «Hace unos días me desperté temprano y leí tu libro un rato antes de entrenar. Tras unos minutos, dejo todo de lado, miro hacia fuera a unos árboles, y me siento MUY conforme y una paz increíble. Me encanta poder despertarme cuando mi cuerpo lo requiere y disfrutar de mis mañanas, tanto para leer o escuchar un podcast como para entrenar tranquilamente«.
Alicia comparte una experiencia muy significativa: «Fue el día que falleció mi padre. Luchó contra el cáncer desde 1997. El camino fue muy duro, y los últimos meses de hospitales pasé la mayoría de las noches con él. El día que falleció me sentí absolutamente en paz conmigo, porque aunque fue el peor momento de mi vida me sentí en paz con él y conmigo por todos esos últimos momentos juntos«.
La pregunta de esta semana es la siguiente:
¿Qué acciones estoy realizando a diario para acercarme a mi mejor versión?
Recuerda que la acción siempre vence a la intención.
La transpiración vence a la inspiración.
Si quieres, compárteme tus reflexiones contestando a desde aquí.
Los leo todos.
Gracias a todos por participar una semana más y por hacer que «La Hermandad» sea una comunidad de la que valga la pena formar parte.
Si eres una persona interesada en la salud y lees sobre el tema no tardarás mucho en tropezarte con la idea de que la respiración es absolutamente crucial para una buena salud, tanto física como psicológica.
«¿Me vas a explicar cómo respirar? Llevo toda la vida haciéndolo».
Ya, pero mucha gente lo hace mal. Y paga el precio a diario.
Nestor, en este libro, te explica por qué, las ramificaciones que tiene y como ponerle solución. Un libro algo extenso para mi gusto, pero que el mensaje lo vale.
RESPIRA
James Nestor
Contenido de texto.
8,0/10 – SOBRESALIENTE
Korah es un doblador que tiene un canal de youtube en el que sube principalmente vídeos de comedia y para mí es uno de los mejores del sector. Sin embargo, también es psicólogo, y algunos de los mejores vídeos de su canal no son doblajes de comedia, si no pequeñas joyas reflexivas bien argumentadas y presentadas de una forma clara y elocuente.
Uno de los vídeos que más me gusta de su canal es el que os adjunto a continuación. En él, Korah habla de los introvertidos y expone varios mitos y errores que hay sobre la introversión en general.
Un vídeo en el que me veo muy MUY reflejado.
100% recomendado, de verdad.
PREGUNTA:
Víctor, ¿Cúales son los aprendizajes más valiosos desde que eres padre?
RESPUESTA:
Me encanta la pregunta, gracias por mandármela ^^
Tener hijos es un aprendizaje constante, y uno que te pone contra las cuerdas en más de una ocasión.
Las lecciones que he interiorizado a lo largo de los últimos 5 años son incontables, pero a continuación pondré los que, en mi opinión, son los más importantes. O al menos los percibo así en este momento.
NO DESCUIDES A TU PAREJA
Tener hijos es un auténtico desafío personal, pero también lo es para la unidad de pareja. Las dinámicas cambian, el estrés aumenta, la tensión está a flor de piel, la intimidad desaparece, las formas se pierden…y eso es una receta para el desastre.
Nunca te olvides que, antes de tener hijos, tenías una pareja. Y que requiere del mismo esfuerzo, tiempo, comprensión, cariño y empatía que tus hijos.
NO TE DESCUIDES A TI MISMO
Ser padre no significa tirar la toalla para contigo mismo. Es importante que seas un ejemplo para tus hijos, ya que aprenden por lo que te ven hacer, no por lo que te oyen decir.
Come bien, haz ejercicio, sé activo en la medida de tus posibilidades. No solo estarás sentando un ejemplo, si no que te permitirá gestionarlos mejor, jugar con ellos, estar a la altura de su energía y no morirte en el proceso.
ACEPTACIÓN
Tu vida ha cambiado. Punto.
Una de las mayores fuentes de irritación que veo en padres/madres es intentar seguir con la vida que tenían antes de tener hijos. Y, cuando no pueden hacerlo, se cabrean y acaban volcando su frustración en sus hijos. Entiende que no es justo. Y lo sabes.
Tu vida tal y como la conocías se ha ido. Acéptalo.
Y tu tarea es construir una nueva vida con algunas piezas que puedas rescatar de la anterior y con algunas nuevas que crearás sobre la marcha.
Si no puedes dormir como antes, entrenar como antes, comer como antes…no pasa nada. Deja de compararte con ese «yo» que ya no existe. Las cosas se pondrán en su sitio poco a poco. Créeme. Y lo harán antes si dejas de resistirte a tu realidad.
Haz lo que puedas, con lo que tengas.
Y estáte tranquilo con ello.
NO PROYECTES
Una de las tendencias que tenemos los padres y madres es proyectar nuestras inseguridades y traumas en nuestros hijos. Y eso es muy perjudicial para ellos, porque no han pedido ser el saco de boxeo en el que sueltes tus movidas.
Tener hijos significa ponerte un espejo delante que pone en evidencia tus fallas y tu mochila emocional, y es tu responsabilidad sanar esas heridas para romper el ciclo, en vez de desentenderte, crear una nueva víctima que deba sanarse en el futuro o ser un eslabón más que perpetúe las dinámicas tóxicas que le has instaurado.
EL INICIO CUENTA
Los primeros años son cruciales. Muchas personas deciden no estar demasiado presentes en estas primeras etapas porque creen que lo importante viene después, cuando ya son más conscientes y «adultos», pero los primeros años sirven para plantar las semillas cuyos frutos recogerás más adelante.
Si no estás presente al principio, no te sorprendas cuando no haya demasiado que recoger más adelante en el camino.
CALIDAD >>> CANTIDAD
Intenta pasar todo el tiempo que puedas con tus hijos, pero entiendo que poca gente puede pasar todo el tiempo que quiere con ellos. Por eso te recuerdo que lo más importante es que el tiempo que pases con ellos, sea mucho o poco, sea de calidad.
Sin móvil y sin distracciones.
Estate presente e involúcrate todo lo posible.
No esperes compensar la falta de tiempo de calidad con regalos u otras distracciones. No es lo mismo, te lo aseguro.
AMOR se deletrea TIEMPO en el idioma de los niños.
EXPRÉSATE
No te guardes cosas dentro, especialmente si son buenas. Diles que les quieres. Díselo mucho. Diles que estás orgulloso de ellos, felicítalos cuando hagan las cosas bien, diles que te encanta ser su padre/madre, que te gusta pasar tiempo con ellos. Abrázalos, achúchalos, bésalos, asegúrate que se sienten queridos y que lo saben sin ningún atisbo de duda.
Pide perdón si no has obrado bien. Explícales como te sientes cuando, por ejemplo, has perdido la paciencia, razona con ellos en la medida de lo posible, en vez de intentar imponerte con autoridad e intimidación.
Erradica todo lo posible las frases «Porque lo digo yo» o «Porque sí» o «Porque soy tu padre/madre».
IRRELEVANTE vs IMPORTANTE
Hay muchas cosas que te gustaría que tus hijos hicieran de otra manera (porque tú las harías distinto) pero eso puede llevar a un constante de quejas, broncas y mal humor por tu parte. Y eso, en muchos casos, es tu ego en plena acción.
Asegúrate que aquello por lo que te vas a enfadar o les vas a reprochar…lo vale.
Y muy pocas cosas lo valen, de verdad.
CHILL
En el mundillo de la paternidad es muy fácil consumir contenido que te haga sentir que eres una mierda de padre, que no lo haces suficientemente bien y que te crea remordimientos constantes.
Hablaré de eso en un futuro, porque es algo que me toca la moral, pero entiende que jamás estarás a la altura de lo que se espera de ti como padre en las redes sociales. Deja de compararte con todo lo que deberías hacer y valora todo lo que estás haciendo.
La paternidad es un viaje increíble, no vale la pena joderlo consumiendo contenido y viendo a gente que te está diciendo constantemente que no eres suficientemente bueno.
Espero que te haya servido mi respuesta ^^