«La grandeza nace de pequeños comienzos»

Bienvenido a La Hermandad, la newsletter de Fitness Real.

Una newsletter dedicada exclusivamente a ayudarte a alcanzar la persona que sabes que puedes llegar a ser.

Espero que la disfrutes, que aprendas y que luego lo pongas en práctica.
Y gracias de corazón por estar ahí una semana más.

¡Empezamos!

Kobe Bryant fue uno de los mejores jugadores de baloncesto de la historia y una de mis grandes inspiraciones. Su ética de trabajo era legendaria incluso para los estándares de la NBA.

Dedicó toda su vida a Los Ángeles Lakers y en su último partido, cuando podría haberse simplemente relajado y disfrutar del fin de su legado, mantuvo el pie en el acelerador hasta el último minuto y anotó sesenta puntos él solo.

Podría escribir decenas de anécdotas increíbles sobre él y que reflejan el tipo de persona que fue, pero hay una que cuando la escuché resonó en mí de una forma muy particular.

En el año 2000 los Toronto Raptors estaban haciendo un papel increíble en la liga gracias a su estrella, Vince Carter. Todo el mundo esperaba el partido en el que Vince se las viera cara a cara con Kobe, pero, poco antes de que llegara el día, Kobe notó un dolor atroz en la espalda que le generaba espasmos severos.

Se planteó desde el equipo técnico que tal vez no sería titular para el partido contra los Raptors, y eso hizo que empezaran a correr ríos de tinta insinuando que Kobe tenía miedo a plantarle cara a Carter y que intentaba encontrar una excusa para no jugar el partido.

Eso a Kobe no le hizo ni pizca de gracia, y pensar que la gente pudiera creer que intentaba escabullirse de su deber le hizo sacar fuerzas de dónde no las tenía. Fue titular en el partido y, antes de empezar, sentado en el banquillo con la espalda dolorida, se dijo a sí mismo: «Hay muchos días en los que la espalda te puede doler y puedes descansar. Hoy no es uno de esos días».

Creo que no me equivoco al decir que todos hemos experimentado alguno de estos momentos en los que te das de bruces contra tus propias limitaciones y te das cuenta que el límite en verdad está mucho más allá.

Entiendes que todo parece muy difícil hasta que se hace.
Todo parece imposible hasta que está hecho.

La realidad es la siguiente:
A veces no tendrás la posibilidad de descansar.
A veces no podrás desentenderte.
A veces la opción de rendirte no será viable, porque otras personas dependen de ti.
A veces deberás mirar a los ojos a tus propias limitaciones y decirles: «Hoy no».

Y ese día descubrirás que tus verdaderos límites no están donde antes creías que estaban. Están mucho más allá, y verás que eres capaz de mucho más de lo que pensabas. Y a partir de ese momento tendrás un nuevo rasero con el que calibrarás el resto de tu vida.

Nunca sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción que te queda.

La vida en ocasiones te presentará estos retos, y con toda seguridad lo primero que te saldrá es maldecirla por ponerte contra las cuerdas con desafíos para los que no estás preparado o con los que no puedes. Pero ¿seguro que no puedes?

Muchas veces no podemos porque nos convencemos de ello sin haber presentado batalla siquiera.
Nos ponemos excusas y nos las creemos para evitar realizar el esfuerzo necesario, ya que es más fácil engañarse que darlo todo.

El problema es que, una vez que te pones una excusa y te la crees, sientas un precedente muy peligroso, porque cada vez te será más fácil abrir esa puerta, y más borrosa se volverá la línea entre la realidad y la historia que te explicas. Esto es en especial grave si la excusa que te pones está maquiavélicamente diseñada para justificar tu inacción buscando la compasión y simpatía de los demás a través de tu supuesta desgracia.

Séneca decía que «no hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba», y lo redondeaba declarando que «eres desafortunado porque no has sufrido adversidad. Has pasado tu vida sin un oponente, y nadie sabrá de lo que eres capaz, ni siquiera tú».

Cuando la vida te ponga un desafío digno delante, estate agradecido.
Tienes ante ti una oportunidad perfecta para saber de qué pasta estás hecho y demostrarte que incluso tú te estabas infravalorando. Qué sensación de seguridad y confianza da eso. Debes experimentarlo para entenderlo.

Y solo lo podrás hacer apretando los dientes la próxima vez que la situación te supere y diciéndote a ti mismo: «Hoy no me rindo».

¿Te ha gustado esta reflexión? Está sacada directamente de mi próximo libro, Atrévete a ser más, que en menos de una semana estará a la venta.

Estoy ilusionadísimo de poder mostrar, por fin, el resultado de casi un año de trabajo.

250 páginas cargadas de reflexiones, aprendizajes y consejos para construir la persona que puedes llegar a ser. Si estás apuntado a esta newsletter y la disfrutas…te prometo que no te defraudará.

Esta semana quiero que pienses en aquella vez en la que creíste que no podías.
Aquella vez que estabas convencido que eras incapaz de hacer o lograr algo.

Y al final pudiste.
Lograse sorprenderte a ti mismo y viste que eras capaz de más.
Te diste pruebas de que tus expectativas para contigo mismo eran demasiado bajas.

Estoy convencido de que, si piensas con esmero, te acordarás de varios momentos en los que moviste tus limitaciones un poco más lejos de lo que creías posible.

¿Cómo te sentiste?
¿Qué pensaste de ti mismo?
¿Crees que es algo que solo pudo ocurrir aquella vez?
¿O es que tal vez tiendes a infravalorarte?

Ahora piensa en esa situación que tienes enfrente y con la que crees que no puedes.
Si no tienes un obstáculo ahora, recuerda todo esto la próxima vez que te digas a ti mismo que no eres capaz de enfrentarte a lo que tienes delante.

¿Estás seguro que no puedes?
¿O no quieres poder?
¿Te estás volviendo a infravalorar?
¿Cómo te sientes al hacerlo?
¿Cómo crees que te sentirías si pusieras toda la carne en el asador y movieras nuevamente tus límites un poco más lejos?

Alta Fidelidad es una película a la que le tengo mucho cariño. No entraría en el TOP 10, pero creo que todo el mundo debería verla al menos una vez.

La película va de relaciones personales y de la autorrealización, pero trata estos temas desde un punto muy cercano y entendible. Sin pretensiones, sin mucho adorno. Personas normales teniendo problemas normales y resolviéndolos como buenamente pueden.

Tiene un guión soberbio, la banda sonora es espectacular, y John Cusack está que se sale.

Pero para mí la película despunta por una escena muy particular que se da hacia el final, en el que Robb (el personaje de Cusack) y su pareja están en un bar y hablan sobre su relación, sobre la idealización que suponen las demás personas, el autosabotaje que te sueles crear y la incapacidad de apreciar lo que tienes delante hasta que lo pierdes.

Es una de las mejores escenas que he visto en una película, porque expresa a la perfección algo con lo que todos hemos tenido que lidiar (o deberemos lidiar en el futuro).

Lo dicho, no quiero hacer spoilers pero si veis la película sabréis a qué escena me estoy refiriendo. Miradla con atención, que ahí hay una lección IMPORTANTÍSIMA para la vida.

Ahora mismo la podéis encontrar en Disney +.

Me encantan las charlas de Johann Hari.

Hace tiempo os compartí una en la que hablaba de la adicción y como la mayoría de cosas que creíamos saber sobre ella estaban equivocadas.

La charla de hoy habla de la ansiedad y la depresión. De cómo se tiende a simplificar muchos sobre sus causas (y también sobre las soluciones que se ofrecen), pero que realmente están mucho más vinculadas a nuestra manera de vivir que a cualquier otra cosa. Y, por ende, hay un abanico muy amplio de soluciones a explorar para salir de ahí.

Super interesante.
Reservaos 20 minutos porque vale la pena.

PREGUNTA:
Víctor ¿Cómo puede un adulto superar el síndrome de Peter Pan?

RESPUESTA:
Tal vez hay gente que no sabe a qué se refiere la pregunta, por lo que primero de todo voy a explicar qué es este síndrome.

Básicamente es el conjunto de características que sufre una persona que no sabe o no quiere aceptar las responsabilidades propias de la edad adulta, no pudiendo desarrollar los roles que se esperan según su ciclo vital o desarrollo personal.

Vamos, las personas que actúan como si fueran críos a pesar de ya tener una edad.
Algo que, por desgracia, está a la orden del día hoy en día.

¿Qué se debe hacer para superarlo?

Pues el primer paso es darse cuenta y aceptar que te ves a ti mismo como un crío y, por ende, actúas como tal. Y el segundo paso es querer dejar de serlo. Si no eres consciente del problema y/o no quieres solucionarlo, vamos apañados. En eso estaremos de acuerdo.

Asumiendo que ambas condiciones se cumplen, el siguiente paso es entender que mucha gente se siente anclada a la etapa juvenil porque la tiene idealizada.Y, a su vez, demoniza la adultez. Los críos no deben lidiar con los problemas y la responsabilidad que conlleva la madurez, y es algo que llama mucho la atención de aquellos que se resisten a crecer.

Y a pesar de que este modus operandi pueda parecer positivo a corto plazo no significa que a largo plazo no tenga consecuencias catastróficas. Porque las tiene.

No es raro ver a este tipo de personas con severos problemas de ansiedad, depresión, inestabilidad y dependencia emocional, impulsividad, insatisfacción personal, baja autoestima o falta de realización y propósito.

Todo eso es consecuencia directa de querer permanecer en un estado de madurez en el que sabes que no perteneces.

Recuerda que negarte a asumir la responsabilidad que te toca no te exime de pagar el precio asociado a ello. Es decir, querer huir de la realidad no significa que dicha realidad deje de existir. Tarde o temprano vas a tener que enfrentarte a ella. Y siempre es mejor enfrentarte a tus miedos bajo tus propios términos, créeme.

Hoy en día podemos retrasar la madurez de forma significativa (algunos creen que para siempre), pero eso lo único que hace es retrasar y agravar lo inevitable. Por lo tanto, la elección de asumir esa responsabilidad es mucho mejor que dejar que las consecuencias de no hacerlo te arrollen y te sepulten.

La mejor manera de salir del síndrome de Peter Pan, una vez eres consciente de ello y quieres salir, es tomar la decisión de enfrentarte a tus demonios. Decide ser un adulto. Desea serlo. Y toma cartas en el asunto de inmediato. Entiende que serlo implica ciertos sacrificios, pero que entraña grandes regalos.

Y recuerda que un adulto no es aquel que tiene 18 años, va con traje, cotiza y paga impuestos. Hay cientos de críos que hacen esas cosas.

Ser un adulto, para mí, significa:

– Asumir tus responsabilidades.
– Entender que tú mismo eres una de esas responsabilidades.
– Aprender a estar bien contigo mismo y ser una persona con la que sabes que puedes contar.
– Darte cuenta que la vida no es justa. Y aceptarla y quererla igualmente.
– Aceptar que todo tiene un precio, y hay que estar dispuesto a pagarlo.
– Centrarte en lo que puedes controlar.
– No quejarte, o hacerlo muy poco. Y hacer algo al respecto siempre, no quedarse en palabras.
– Ser el ejemplo que quieres ver, y que te habría gustado tener.
– No hacerle pagar a personas inocentes las heridas que otros te hicieron.
– Rodearte de gente que te quiere. Mucho y bien.
– No tomarte casi nada demasiado en serio, ni siquiera a ti mismo.
– Hacer lo que sabes que tienes que hacer, independientemente de lo que ocurra a tu alrededor. Tú determinas quién eres, no el mundo o las circunstancias.
– Aprender a decir «basta», «no» y «estoy satisfecho».
– Saber perdonar y aprender a no guardar rencor.
– Ser consciente de la cantidad de cosas que no importan en esta vida, y dejar de perder el sueño por ellas.
– Lograr una buena gestión emocional.
– Darte cuenta que necesitas mucho menos de lo que crees.
– Conocerte en profundidad y dejar de ser un enigma para ti mismo.

Y tras todo eso solo hay una vida plena.
Hay una buena vida.
Una vida bien vivida.
Te lo aseguro.

Esta semana estreno una nueva sección en la newsletter en la que os plantearé una pregunta para que reflexionéis y, si os apetece, me enviéis vuestras respuestas. Recibo muchas preguntas, pero pocas veces os planteo yo cuestiones para darle al coco.

La primera pregunta que os hago es la siguiente:

Si tuvierais a alguien apuntándoos a la cabeza con una pistola y os dijera que nombrarais las tres cosas que más valoráis en tu vida… ¿Qué elegiríais?

Pensadlo detenidamente. No os apresuréis y sinceraos por completo con vosotros mismos. Y una vez hayáis elegido, preguntaos si las estáis priorizando debidamente en vuestra vida.

Me encantará escuchar vuestras respuestas ^^

Puedes responder a la pregunta aquí.

«El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad».
Víctor Hugo
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Publicado el 8 de septiembre de 2023Categorías: La Hermandad0 Comentarios on LA HERMANDAD – 8 de Septiembre de 2023

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Sobre el autor: Víctor

Me llamo Víctor y soy el creador de fitnessreal.es Llevo más de 12 años en el gimnasio y si de algo me he dado cuenta es que en el mundo del gimnasio y la nutrición lo que más abunda es la desinformación y los mitos absurdos. Por eso creé Fitness Real, para ayudar a la mayor cantidad de gente posible a no cometer todos los errores que yo sí he cometido y hacer más sencillo y gratificante un camino de por sí plagado obstáculos y sacrificios, pero aún así increíble y lleno de satisfacciones.

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