«La grandeza nace de pequeños comienzos»

Bienvenido a La Hermandad, la newsletter de Fitness Real.

Una newsletter dedicada exclusivamente a ayudarte a alcanzar la persona que sabes que puedes llegar a ser.

Espero que la disfrutes, que aprendas y que luego lo pongas en práctica.
Y gracias de corazón por estar ahí una semana más.

¡Empezamos!

¿Te cuento un secreto?

Hay vida más allá del estoicismo.

Sí, sé que puede parecer una locura, porque si te pasas por Instagram un rato parece lo único que existe sea esta filosofía. Y, de hecho, parece que solo hay 2 o 3 filósofos de esta escuela.

Ya sabes que el estoicismo me parece una filosofía muy interesante.
Y, sobre todo, práctica y que no se anda por las ramas.
Soy muy fan de eso.

Pero no me considero estoico, porque no tengo ganas de ponerme más etiquetas encima de las necesarias, y si bien varias de las herramientas del estoicismo me han ayudado a mejorar mi vida drásticamente, hay algunas cosas con las que no estoy de acuerdo y otras en las que el estoicismo directamente está equivocado.

Es algo normal, ya que una filosofía que tiene más de 2000 años de antigüedad es imposible que pueda entender realmente cómo funciona el cerebro, las emociones y la psicología humana. A día de hoy tenemos mucho más conocimiento en estas áreas y algunos principios del estoicismo chirrían un poco.

Entre esto y que la mayoría de personas que llevan el estoicismo por bandera no tienen ni idea de lo que va esta filosofía…pues a mi parte más crítica le sale un buen sarpullido.

Pero bueno, esto no es una newsletter para hablar del estoicismo o criticarlo.
Es para decir que hay más vida y más filosofía fuera de él.

Por ejemplo, en oriente.
La filosofía oriental es igual de fascinante.
Y, por desgracia, igual de incomprendida.

¿Recuerdas hace un par de semanas que hablamos del Ikigai?
¿Y también hablamos de que la mayoría de personas no sabían qué significaba realmente?

Hoy quiero presentarte otro concepto japonés fascinante: el Kintsugi.

Kintsugi significa «reparar con oro», y es una técnica que los ceramistas japoneses utilizan desde hace siglos cuando una pieza se rompía para aumentar la vida de la misma y dotarla de un valor añadido.

En muchas partes del mundo cuando algo se rompe, directamente se tira.
En otras, cuando algo se rompe se intenta reparar de manera que las roturas queden disimuladas e invisibles. De lo contrario, se tira.

Los japoneses hacían todo lo contrario.
Utilizando una resina mezclada con polvo de oro reparaban el objeto resaltando las roturas, dando lugar a piezas verdaderamente llamativas, bellas, robustas y, sobre todo, únicas.

Kintsugi es un concepto precioso y que no solo sirve para reparar cerámica, ya que se puede aplicar al desarrollo personal de una forma magistral.

¿Cómo? De muchas maneras.

Por ejemplo entendiendo que, al igual que cuando una cerámica se rompe no significa el fin, nuestras heridas tampoco tienen que serlo. No son una sentencia de muerte. Son un paso más en el camino. Son una parte de nuestra historia que, en vez de ocultarlas con vergüenza, podemos elegir aceptarlas con orgullo.

Sí, son marcas del camino.
Sí, nos hemos enfrentado a desafíos importantes.
Sí, hemos presentado batalla.
Sí, hemos salido adelante.
Sí, abrazamos nuestras cicatrices.
Y NO, no las vamos a ocultar.

Es entender que cada mella ha forjado la persona que eres hoy y que sin ellas no estarías donde estás, ni serías quién eres. Y también es comprender que esas roturas, una vez sanadas debidamente, te harán una persona mucho más fuerte y resistente.

De hecho, te harán una persona resiliente.
Una persona antifrágil.

El Kintsugi, aplicado al desarrollo personal, es el arte de salir más fuerte de las tormentas, en vez de hundirte en ellas. Es el arte de aprovechar todo lo que nos ocurre para impulsarnos hacia arriba, en vez de que nos lastra hacia las profundidades.

Todos somos personas rotas. Por algún lado tenemos las costuras rasgadas. Y muchos jugamos al juego de parecer perfectos ocultando nuestros jirones, pero podemos tomar la decisión de dejar de participar en ese aburrido juego en el que interpretamos a nuestro «yo» intachable y ficticio.

Podemos, en su lugar, dejar de actuar y empezar a abrazar nuestro «yo» más auténtico e interesante. Tal vez no será tan bonito de cara a la galería, pero te aseguro que vivirás con mucha más paz interior al aceptarte tal y como eres en vez de intentar aparentar ser alguien que no existe.

Aplica el Kintsugi en tu vida.
No huyas de tus cicatrices.
Acéptalas con orgullo, ya que cada una de ellas es una historia que merece ser contada.

Las únicas personas que mueren sin cicatrices son los cobardes.
Y una vida guiada por la cobardía es una vida pequeña, irrelevante y gris.

La semana pasada os hice las siguientes preguntas: ¿Cuánto tiempo pasas a diario en redes sociales? ¿Eras consciente de que pasabas esa cantidad de tiempo o te ha sorprendido?

Muchos de vosotros me habéis respondido que no erais conscientes de la cantidad de tiempo que estáis en rrss y que debéis tomar cartas en el asunto. Al final, el primer paso para solucionar un problema es detectar que existe en primer lugar.

Ivan decía: «En Instagram estoy un promedio de 1hr 5min diario y en TikTok estoy 1hr 10min.

La verdad es que no es algo de lo que esté orgulloso. De hecho, sé muy bien que es un problema, y me he dado cuenta con el paso del tiempo que, entre más tiempo paso en redes sociales «haciendo nada» o «haciendo Zapping», más insatisfecho me siento».

Julen siente exactamente lo mismo, ya que comenta: «Las semanas que paso más tiempo en redes sociales me siento más vacío y perdido. Las que paso menos tiempo me siento yo mismo al 100%».

David va por buen camino y da un consejo fantástico: «Empleo unos 30 minutos diarios en redes sociales. Pensaba que sería un poco menos de tiempo, la verdad, pero tampoco me recrimino porque sé que antes perdía más de una hora y eso significa que voy en la dirección correcta.

Una pregunta que me hago últimamente tras hacerlo es ¿Qué me ha aportado?. Esto me ha hecho reducir la exposición a RRSS y elegir mejor las cuentas que sigo».

Victoria ha tomado el toro por los cuernos: «No somos conscientes de la cantidad de tiempo que perdemos. Por esa razón me fui desinstalando poco a poco redes sociales. Primero TikTok, luego LinkedIn y actualmente solo tengo Instagram.

Cuando noto que pierdo un poco el control sobre el tiempo que paso (hay veces que incluso entro sin darme cuenta, creo que nos ha pasado a todos, y eso DA MIEDO) me las desinstalo también unas semanas. A veces me da la sensación de que la gente está cada vez mas conectada en redes y menos en la vida real.»

Las redes sociales pueden ser una gran herramienta, pero también un poderoso enemigo. Y tenemos la capacidad de decidir qué queremos que sean para nosotros.

La pregunta de esta semana, y muy relacionada con el Kintsugi, es la siguiente:

¿De qué cicatriz estás verdaderamente orgulloso porque te ha convertido en la persona que eres hoy?

Una de mis cicatrices favoritas es la traumática ruptura amorosa con mi primera pareja. Porque gracias a ella aprendí a no suplicar nunca más, a no rebajarme, a no esperar a que otra persona me completara, a que amor y obsesión son dos cosas distintas, a querer bien, y a quererme bien.

¿Cuál es la tuya?
Me encantará leer las respuestas.

Puedes enviármela contestando desde aquí.
Los leo todos.

Esta imagen me encanta y es un ejemplo extremadamente visual de una realidad que pocos quieren aceptar: la mentalidad de víctima no ayuda, y la única persona que puede salvarte eres tú.

Deja de esperar a que otros se hagan cargo de ti.
Eres tu propia responsabilidad.

Esta semana os quiero compartir un vídeo muy relacionado con el tema que hemos tratado en la reflexión de antes. En él se habla de otro concepto japonés muy interesante, especialmente para aquellas personas que le tienen miedo al cambio, necesitan tenerlo todo bajo control y son demasiado perfeccionistas.

Es el concepto del wabi-sabi, o la belleza de la imperfección.

Un vídeo muy interesante y que vale la pena dedicarle tiempo a escucharlo con plena atención. Y tomar algunas notas, incluso.

Espero que os guste.

PREGUNTA:
Víctor, ¿qué hacer cuando estás en una época de apatía total en la vida?

RESPUESTA:
Creo que es importante aceptar que hay épocas de la vida que son una mierda.
Y lo mejor que podemos hacer es aceptar que existen (en vez de intentar «pensar en positivo» siempre), agachar la cabeza y centrarnos en el siguiente paso.

En mi experiencia, quitarte el remordimiento que aparece cuando crees que está mal que te sientas mal es un gran alivio.

Dicho esto, no podemos ignorar el hecho de que muchísimas veces nuestra vida en general es la causante de que estás etapas de mierda existan y de que nuestro estado de ánimo esté a la altura de las circunstancias.

A veces nos ganamos a pulso estar apáticos porque no hay nada a nuestro alrededor por lo que mantener la ilusión. Y en muchos casos…añadir cosas está bajo nuestro control.

De hecho, no hace falta añadir. Retirar lastre puede ser suficiente. A veces hacer hueco extirpando de nuestra vida las cosas nocivas y tóxicas puede permitirnos respirar nuevamente y dejar de asfixiarnos en nuestro día a día.

Piensa en qué cosas te están hundiendo emocionalmente.
Aquellas cosas que te lastran y te empujan al abismo.
Y valora cuantas de ellas estás permitiendo que existan en tu vida.
Cuantas toleras que ocupen un hueco en tu día a día y te roben recursos y pedazos de luz.

Cada vez que me he encontrado en una situación así me he planteado estas preguntas.
Y siempre, sin excepción, he podido quitar lastre.

Otro consejo importante en estas épocas es que prestes especial atención a la belleza del mundo. Y puede parecerte una chorrada, pero créeme que no lo es.

Muchas veces vamos tan cegados por la angustia que sentimos que pasamos por alto centenares de pequeñas cosas que son dignas de admirar, de apreciar y dejar que nos contagien parte de su magia.

Hay que buscar activamente esos retazos de luz en el camino y luchar contra la inercia de regodearse en la apatía que sientes. Porque es muy tentador hacerlo. Lo sé por experiencia, pero es la peor opción que puedes tomar. También lo sé por experiencia.

Espero que te haya ayudado.

PD: Todos pasamos épocas mejores y peores. Épocas más animadas y otras más apáticas. Es normal. Pero si notas que esta sensación no mejora independientemente de lo que hagas y sientes que llevas mucho tiempo en este estado de anhedonia, puede ser interesante pedir ayuda a un profesional.

«No puedes ganar en la vida si estás perdiendo en tu propia mente».
Anónimo
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Publicado el 21 de marzo de 2024Categorías: La Hermandad0 Comentarios on LA HERMANDAD – 21 de Marzo de 2024

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Sobre el autor: La Luna marketing online

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