«La grandeza nace de pequeños comienzos»

Bienvenido a La Hermandad, la newsletter de Fitness Real.

Una newsletter dedicada exclusivamente a ayudarte a alcanzar la persona que sabes que puedes llegar a ser.

Espero que la disfrutes, que aprendas y que luego lo pongas en práctica.
Y gracias de corazón por estar ahí una semana más.

¡Empezamos!

Esta edición de La Hermandad está patrocinada por Fit Generation.

Soy dietista de profesión. Me saqué el TSD hace casi 10 años, y por desgracia lo que me encontré fue una formación bastante desactualizada, semi-presencial, con profesores que no se dedicaban al sector y tuve serios problemas para encontrar prácticas.

Fit Generation está cambiando las cosas.
Y lo está haciendo MUY BIEN, debo añadir.

Su formación oficial (TSD) te habilitará a ejercer como dietista de forma legal, pero además es 100% online, puedes ver las clases en diferido, tiene un temario actualizado, centrado en la nutrición deportiva, los profesores están en constante formación y son referentes en el sector de la nutrición y el fitness…

Ojalá esto hubiera existido en mi época.
Si te gusta la nutrición y quieres dedicarte de forma profesional a este sector…no se me ocurre una opción mejor, de verdad.

Si te interesa, en este enlace tienes más información a tu disposición.
El 1 de noviembre empieza, por lo que en pocos días cierran plazas.

No te despistes ^^

Idealizar es un auténtica mierda.

¿Te has dado cuenta que muchas de las reflexiones que escribo en la newsletter están acompañadas de ejemplos de mi propia vida?

Es decir, te muestro mis miedos, conflictos, obstáculos, fallos y dudas.
También te muestro los aprendizajes que voy adquiriendo a lo largo del camino.

¿Por qué crees que hago todo eso?

Para demostrarte que yo también estoy en el mismo barco que tú.
También tengo que lidiar con problemas.
También lucho cada día por mejorar y por pulir asperezas.
Cada mañana miro a mis demonios a los ojos y me enfrento a mis miedos.

Lo hago para que entiendas y veas que no soy perfecto.
Mi intención siempre ha sido compartir mi viaje, mis progresos y aprendizajes.
Nunca he pretendido ser el gurú de nadie.

Las idealizaciones son un foco de problemas como pocos.
Lo creo con toda mi alma.
Ojo, tanto para el que idealiza como para el que es idealizado.

Idealizar a alguien te impide verlo tal y como es, ya que siempre cubrirás la realidad con el velo de tu fantasía. De la paja mental que te estás montando en tu cabeza.

Y, obviamente, yo he pasado por esto.
Hace tiempo idealizaba.
Demasiado.

Y en parte esto era debido a la profunda insatisfacción que sentía con mi vida y conmigo mismo. Esa era la verdadera razón por la que tenía que fabricar salvadores y mesías por todos lados.

Dime si te suena familiar: alguien de repente llega a tu vida y parece representar y personificar todo aquello que anhelas y quieres ser. Es entonces cuando en tu cabeza se forma a gran velocidad un espejismo. Un constructo de lo que tú crees que es esa persona. De lo que deseas que sea.

Y lo fascinante de todo este proceso es la habilidad que tenemos de rellenar los huecos para darle coherencia a esa idealización. No pueden haber cabos sueltos.

Me explico:
Si pones a alguien en un pedestal porque, por ejemplo, es un gran emprendedor y ha logrado mucho éxito en el ámbito al que tú aspiras destacar, automáticamente asumes que si es tan bueno en eso, también deberá tener una relación estupenda con su pareja, tendrá una gestión emocional increíble, será solidario, empático, generoso, será buen padre, tendrá todo claro en su vida…

Tu fantasía no puede tener ninguna fisura.

Y hay todavía algo más fascinante en todo este proceso, y es la materialización del dicho: «cuanto más alto subas, más dura será la caída». O, dicho de otra manera, cuanto más idealices a alguien, más te decepcionará tarde o temprano.

«No conozcas a tus héroes», dicen.
No, no los conozcas si los has idealizado en exceso, porque entonces te defraudarán seguro.

¿Pero realmente te han desilusionado ellos?
¿O simplemente es porque han hecho algo que se sale de la imagen idílica que tienes de ellos en tu cabeza?

No, no idealices.
Todo el mundo es humano.
No te fabriques héroes, ni ídolos ni gurús.
Fíjate en las personas.

Que te idealicen tampoco es plato de buen gusto.
Especialmente a largo plazo.

Las redes sociales son una vía que invita a fabricar una imagen idealizada de uno mismo, y para demasiadas personas es algo demasiado tentador. No van a dejar pasar la oportunidad de parecer perfectos.

Mostrarse intachable.
Con la vida ideal.
Con una sonrisa perpetua de oreja a oreja.
Con optimismo y el ánimo por los cielos siempre.
La casa siempre limpia y los platos que cocinas impecables y dignos de aparecer en el Instagram de los cocineros más talentosos.

Que te idealicen, puede aumentar tu ego, pero eso dura más bien poco ya que te pone la presión constante de tener que estar siempre a la altura de lo que los demás creen y esperan de ti.

Eso es agotador.
Y, más importante aún, imposible.

Además, empezarás a identificarte demasiado con el personaje que te estás creando para buscar aprobación externa y te olvidarás de quién eres tú realmente.

Te aseguro que tarde o temprano te hartarás de estar viviendo en una piel impostada.
De ser una carcasa vacía.
De estar escondiendo tu yo verdadero por miedo a perder la admiración que recibes.

Mi recomendación es que entiendas que nadie es perfecto. Todo el mundo tiene su mochila que cargar y, en mi experiencia, los que se esfuerzan por parecer intachables son los que más tienen que ocultar.

No busques salvadores.
Busca referentes y gente que te inspire, por supuesto, pero entiende que no pasa nada si hacen/dicen cosas con las que no estás de acuerdo o que te rompen la burbuja. No tienes que estar al 100% de acuerdo con alguien para tomarlo como un maestro en un momento dado.

Aprende de las personas, quédate con lo útil y descarta lo que no te sirve.

Está semana te voy a pedir que reflexiones en dos frentes.

El primero es que pienses e interiorizes que la persona a la que tanto admiras… No es perfecta. Tiene sus malos días, sus problemas, sus inseguridades, sus miedos y sus manías.

Como decía un amigo mío: «No te olvides que esa persona también caga

Y esto es especialmente aplicable a esas personas que más se emperran en parecer que todo eso no va con ellas.

¿Sabes esa persona que dice que nunca siente envidia?
¿La que dice que nunca juzga?
¿La que dice que no le tiene miedo a nada?
¿La que repite centenares de veces que no le importa lo que piensen de él/ella?
¿La que asegura que lo tiene todo claro en su vida?
¿La que muestra que nunca flaquea?

Pues eso….

El segundo frente sobre el que te recomiendo que reflexiones es la imagen que estás dando al mundo.

¿Es realista y acorde a quien eres?
¿O intentas maquillarla o, directamente, parecer una persona completamente diferente?
De ser el caso… ¿Por qué lo haces? ¿Qué te impulsa a ello?

Dale caña, porque es importante plantearse todo eso ^^

La pregunta de la semana pasada era difícil. Lo reconozco.

«¿Cuál es tu mayor miedo?»

Muchos habéis echado mano de todo vuestro coraje y os habéis enfrentado a vuestros peores miedos. Los habéis mirado a los ojos y los habéis definido claramente.

Ese es el primer paso para conquistarlos.
Felicidades.

Juan se sinceraba: «Temo que la gente a la que quiero, que me importa, deje de quererme. Temo defraudarlos. No estar a la altura. También temo no vivir la vida que quiero. Me esfuerzo para que sea plena, pero temo llegar al final y darme cuenta de que me he equivocado y debería haber vivido de otra manera».

Miriam comenta: «Mi mayor miedo es llegar al momento de mi muerte y arrepentirme. No de haber hecho algo… si no de no haber hecho algo».

Nagore explica: «Mi mayor miedo es pensar que no me quieren, que no me lo merezco, que no soy digna de su tiempo, cariño y cuidados. Creo que se llama el síndrome del niño abandonado. Por suerte, con trabajo, con reflexiones como las tuyas, con muchos años de terapias y aprendizajes…voy disfrutando de lo que merezco y aceptando a la pedazo de mujer que voy construyendo».

Ruth comparte uno de mis mayores miedos: «Desde que soy madre temo MORIR, morir antes de ver a mis hijas realizadas y que se sepan valer por sí solas».

Gracias a todos por reflexionar, compartir y abriros.

Y a tú, que estás leyendo esto, tal vez esto te ha servido para entender que tus miedos no son únicos. No estás solo.

Todos tenemos miedos.
Muchos, de hecho, los compartimos.
Nos hace humanos.
Simplemente no hay que desfallecer ante ellos.

La pregunta de hoy es mucho más alegre, seguro que os gusta.

«¿Qué te llena el corazón y el alma de gratitud?»

La gratitud es una de las mejores cosas que podemos cultivar, por lo que te animo a hacer este ejercicio. Y si quieres compartirlo con el resto de «La Hermandad», puedes responder a esta pregunta desde aquí.

Gracias, como siempre, por participar y hacer de esto una gran comunidad ^^

LA QUIETUD ES LA CLAVE
Ryan Holiday

Últimamente estoy en una fase en la que me interesa mucho el desarrollo de la tranquilidad, de la quietud, del sosiego y de la paz.

Y, obviamente, estoy consumiendo contenido al respecto. Uno de los libros que me he leído sobre esta temática es «La quietud es la clave», el único libro de Ryan Holiday que aún no me había leído.

Y no decepciona.
No es el mejor, pero está a la altura.

Un libro que sigue la estructura clásica de Holiday. Lectura fácil, ágil y agradable. Capítulos cortos que mezclan teoría y práctica. Tres grandes secciones (en este caso, Mente, Espíritu y Cuerpo) y, sobre todo, una sensación de pasar a la acción al terminar la obra.

8/10 – SOBRESALIENTE

Las conversaciones que tenemos o que deberíamos tener son importantes, sin lugar a dudas. Y Álvaro González-Alorda lo deja clarísimo aquí.

Qué pasada de charla. Me ha encantado, y espero que le dediquéis un rato a verla. Ahí van algunas ideas que se tratan en la misma:

«Nos jugamos la vida en las conversaciones que tenemos y en las que no tenemos».
«Ocúpate de lo tuyo, de arreglar tu vida y de tener esas conversaciones incómodas y necesarias y empezarás a cambiar el mundo».
«A muchos de nuestros problemas les falta una conversación verdadera».
«Una conversación de verdad tiene más que ver con el nosotros que con el yo».
«Hay dos tipos de personas: los que te dan gasolina y los que te la quitan».

Fantástica, de verdad.

PREGUNTA:
Víctor ¿Cómo dar los primeros pasos para ser una persona disciplinada?

RESPUESTA:

Mucha gente no sabe cómo ser disciplinada, o incluso creen que ellos no son disciplinados, y es del todo normal que piensen así cuando no tienen un para qué ni un quién claro.

La disciplina es un valor que se aplica a las acciones que quieres lograr, pero que está arraigada a tu identidad y a tu motivación más profunda.

No puedes ser disciplinado en algo que, en el fondo, no te importa.
Tampoco puedes serlo si no te ves a ti mismo como una persona disciplinada.

Yo empecé a ser disciplinado cuando tuve una razón lo bastante importante que me empujó a serlo. Cuando las razones están claras, las decisiones se vuelven muy fáciles de tomar.

Cuando tomas la decisión de que la persona que quieres ser es disciplinada y refuerzas ese valor con pequeñas acciones diarias, serás disciplinado.

Todo empieza con una decisión.
Todo sigue con una acción

Por lo tanto, el primerísimo paso es tener clara la razón por la que quieres implementar la disciplina en tu vida. Y tiene que ser algo verdaderamente importante para ti, ya que es lo único que te permitirá conquistar el enemigo principal de la disciplina: la gratificación instantánea.

La vida moderna está diseñada para que nos perdamos sin cesar en las distracciones, el placer vacío y la gratificación barata a corto plazo: comida basura, redes sociales, pornografía, notificaciones, salseo, videojuegos…

Tener un «para qué» claro te permitirá arraigar la disciplina en ti, y eso a su vez te permitirá no dejarte llevar por lo que te apetece en el momento y perder de vista lo que de verdad quieres en la vida, porque los momentos pasan pero la vida sigue.

Ser capaz de posponer la gratificación instantánea para lograr algo mucho más importante en el futuro es imperativo si lo que queremos es lograr una vida plena, con sentido y propósito.

Una vez tienes claro tu «para qué», debes implementar un plan de acción.

Y con eso no me refiero a que de la noche a la mañana te vuelvas un superhumano, dejes todos tus malos hábitos, te vuelvas hiperproductivo, te leas 4 libros en media hora, medites hasta levitar, te duches en agua fría y crees un par de empresas mientras inviertes dinero para lograr la libertad financiera.

Hay que empezar pequeño.
Esta es una máxima que no puedo enfatizar suficiente.

Seguramente en tu cabeza quieres ser una persona hiperdisciplinada YA, pero eso no va a ocurrir. Del mismo modo que cuando empiezas a entrenar en el gimnasio sabes perfectamente (o deberías saber) que los cambios drásticos no existen, y que los grandes resultados requieren de tiempo…lo mismo ocurre con la disciplina.

La disciplina es como un músculo.
Cuanto más lo entrenes, más grande se volverá.

Empieza, pues, a entrenarla con lo más básico. Crea un plan de acción y empieza por el paso más pequeño, pero que en sí mismo represente una mejora y un paso significativo que te acerque a tus objetivos.

No menosprecies lo que puedes lograr empezando pequeño.
No se trata de hacer cosas extraordinarias, se trata de hacer cosas ordinarias extraordinariamente bien durante mucho tiempo.

También acepta que no siempre acertarás. A veces no serás disciplinado. A veces caerás en la pereza, en la procrastinación y la desidia.

No pasa nada.
El problema no es fallar.
El verdadero problema es no levantarse y seguir intentándolo.

Y por último, vigila como te hablas.
Si te dices constantemente que «eres pésimo con la disciplina» o cosas así…tu cerebro lo interpretará como una verdad, y te costará mucho más hacer lo que tienes que hacer.

Como te hablas te define.
E interpretarás el mundo a través de esa imagen que te has creado de ti mismo.

De verdad, las palabras que usas tienen una influencia increíble en la manera en la que te entiendes y como te relacionas con el mundo.

Espero que te haya ayudado.

Lectura recomendada: «Atrévete a ser más«.

¿Estás cansado de no ver resultados en el gimnasio a pesar de estar yendo constantemente al gimnasio? Tal vez el problema es que te estás olvidando de una de las bases de la hipertrofia.

Grábate a fuego que la intensidad no se negocia.
Punto.

Muchas personas se ofuscan a la hora de decidir la cantidad de días que tienen que ir al gimnasio.
O cuántos ejercicios tienen que hacer.
O cuántas series deben realizar.
O el rango de repeticiones «óptimo».

Se centran en la cantidad, y se olvidan de la calidad.

Todo eso que he mencionado anteriormente es importante, por descontado, pero no es lo prioritario.

De hecho, al no tener las prioridades claras no es raro ver a gente yendo día tras día al gimnasio, pero prácticamente ningún día yendo a entrenar.

Porque sí, entrenar e ir al gimnasio son dos actividades completamente distintas. Y los resultados que puedes esperar, también.

Antes de obsesionarte con la cantidad de trabajo que tienes que hacer asegúrate que el trabajo que realizas sea de calidad y significativo. En el caso del gimnasio, eso significa que cada una de tus series tenga el suficiente grado de esfuerzo como para que sea considerada efectiva.

Es decir, que sea una serie cerca del fallo muscular,

En líneas generales, una serie se puede considerar efectiva y contribuyente a la hipertrofia muscular cuando te quedan entre 0 y 3 repeticiones en recámara.

Las repeticiones en recámara son la cantidad de repeticiones que podrías haber realizado antes de llegar al verdadero fallo muscular, pero que te has dejado sin hacer de forma deliberada.

Trabajar demasiado lejos del fallo es completamente inútil para ese objetivo, ya que no será un estímulo suficiente como para que el cuerpo entienda que debe crecer y adaptarse a soportar esa tensión.

Y créeme cuando te digo que este es uno de los problemas más frecuentes que tanto yo como mi equipo vemos en personas que no logran resultados. Porque es más fácil hacer 10 ejercicios a medio gas que dejarte la piel y el alma haciendo 2.

Cuando te centras en la calidad en vez de en la cantidad, normalmente tienes que hacer menos cantidad para ver mejores resultados. Vuelve a leer esto.

Para un ejemplo, nuestro cliente Kevyn.

El caso de Kevyn es un ejemplo de que el factor clave que cambió por completo su físico es la intensidad de los entrenamientos.

Cuando empezamos a trabajar juntos le pedimos que nos mandase los vídeos para ver cómo entrenaba y poder corregir la técnica de los ejercicios si fuera necesario. Nos dimos cuenta que su problema no era técnico, si no que la intensidad estaba a años luz de lo que podía y debía ser.

Semana tras semana le fuimos aumentando los kilos a la barra. De esa manera se fue acercando más al fallo y entendió que el entrenamiento es duro, pero así debe ser. También entendió que los límites que él creía que tenía en realidad estaban mucho más lejos.

Recuerda: CALIDAD >>> CANTIDAD

¿Quieres ver resultados de una vez por todas?
Estaremos encantados de ayudarte a alcanzar tus objetivos.

«Hasta que lo insconsciente no se haga consciente, el subconsciente seguirá dirigiendo tu vida y tú le llamarás destino».
Carl Gustav Jung
Libro Conquista Tu Físico

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EL LIBRO QUE TE ENSEÑARÁ TODO LO QUE NECESITAS SABER PARA LOGRAR TU MEJOR VERSIÓN FÍSICA.

Publicado el 26 de octubre de 2023Categorías: La Hermandad0 Comentarios on LA HERMANDAD – 26 de Octubre de 2023

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Sobre el autor: Víctor

Me llamo Víctor y soy el creador de fitnessreal.es Llevo más de 12 años en el gimnasio y si de algo me he dado cuenta es que en el mundo del gimnasio y la nutrición lo que más abunda es la desinformación y los mitos absurdos. Por eso creé Fitness Real, para ayudar a la mayor cantidad de gente posible a no cometer todos los errores que yo sí he cometido y hacer más sencillo y gratificante un camino de por sí plagado obstáculos y sacrificios, pero aún así increíble y lleno de satisfacciones.

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